Con sólo dos obras, el libro de cuentos El llano en llamas y la novela Pedro Páramo, Juan Rulfo se convirtió en uno de los grandes escritores en lengua hispana del siglo XX, que marcó un hito en la literatura mexicana, por lo que es uno de los autores nacionales más leídos en el país y el extranjero.
Nacido el 16 de mayo de 1917 en Apulco, Jalisco, Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, mejor conocido como Juan Rulfo fue, también es considerado como un prodigio literario, creador de una prosa poética perfecta en la que utilizo el lenguaje del pueblo.
A 30 años de su fallecimiento, ocurrido el 7 de enero de 1986, en la Ciudad de México, diversas generaciones de lectores y escritores no dejan de acercarse a los libros de Juan Rulfo, lo cual se refleja en la continuidad de las diversas publicaciones en español y en otros idiomas.
Rulfo fue huérfano de padre a los siete años, cuatro años después falleció su madre. En 1929, se trasladó a San Gabriel y vivió con su abuela y posteriormente en el orfanatorio Luis Silva —actualmente Instituto Luis Silva— en la ciudad de Guadalajara. En 1924 inició sus estudios de primaria. En 1933 intentó ingresar a la Universidad de Guadalajara, pero al estar en huelga, optó por trasladarse a la Ciudad de México. Asistió de oyente al Colegio de San Ildefonso.
A partir de 1938 viajó por algunas regiones del país en comisiones de servicio de la Secretaría de Gobernación y comenzó a publicar sus cuentos más relevantes en revistas literarias.
De acuerdo con información de la Fundación Juan Rulfo, fue en la década de los cuarenta cuando realizó la escritura de sus primeros textos literarios, algunos de ellos publicados en la revista América de la Ciudad de México en 1945, y en Pan, editada en Guadalajara.
A estos cuentos se sumaron ocho para la edición de 1953 como resultado de su beca en el Centro Mexicano de Escritores. En 1955 publicó dos más en un suplemento cultural, incorporándolos a la colección de El llano en llamas en 1970, que actualmente consta de 17 cuentos.
Las dos últimas décadas de su vida, Juan Rulfo las dedicó a su trabajo en el Instituto Nacional Indigenista, donde se encargó de la edición de una de las colecciones más importantes de antropología contemporánea y antigua de México.
En cuanto a su labor como fotógrafo, Rulfo publicó por primera vez sus imágenes en 1949 en la revista América y en 1960 expuso en Guadalajara una pequeña colección. Fue en 1980 con una exposición en el Palacio de Bellas Artes cuando un público más amplio tuvo un acercamiento a esta parte de su creación.
Después de su fallecimiento, en 2001 se publicó el libro-catálogo México: Juan Rulfo fotógrafo y en 2002 se lanzó Juan Rulfo, letras e imágenes, con textos suyos sobre la historia y la arquitectura de México y una selección de sus fotografías de edificios mexicanos de diversas épocas.
A principios de 2006 se presentó el libro de pequeño formato Juan Rulfo, fotógrafo, con una selección de imágenes y estudio preliminar de Andrew Dempsey. En 2007 se dio a conocer Tríptico para Juan Rulfo: poesía, fotografía, crítica, coordinado por Víctor Jiménez, Alberto Vital y Jorge Zepeda, con ensayos sobre la fotografía de Rulfo por Carlos González Boixo, Daniele de Luigi y Lon Pearson.
En 2009 se lanzó otro libro de pequeño formato, Juan Rulfo: Oaxaca, con 50 imágenes tomadas en la década de los cincuenta en este estado del país y en 2010 apareció el libro 100 fotografías de Juan Rulfo.
Con la finalidad de cuidar y difundir el legado artístico de Juan Rulfo, en 1996 fue constituida la Fundación Juan Rulfo, la cual tiene bajo su custodia los manuscritos y fotografías originales del autor, cuyo estudio, preservación y clasificación lleva a cabo de manera permanente para permitir su mejor consulta y difusión.