Continúa la especulación y volatilidad
La decisión de la FED de incrementar las tasas de referencia ampliamente y con mucha ansia esperada por los mercados y las autoridades monetarias de todo el mundo. La espera provocó especulación y volatilidad, situación que no ha terminado, ya que ahora la incertidumbre se centra en si las tasas seguirán subiendo hasta regularizase a los niveles previos a la crisis, como en principio está planteado por la propia FED, o si cada decisión dependerá de si las condiciones de la economía norteamericana muestran una firme recuperación.
Cabe resaltar que el Banco de México dio un puntual seguimiento a las decisiones de la FED, tomando una posición reactiva. Mucho se especuló de si el Banco debería actuar antes, pero su postura se tradujo en esperar a que la FED diera el primer paso. Una vez dado, el Banxico respondió con igual tesitura elevando su tasa de referencia en la misma proporción que su contraparte norteamericana. Ahora bien, en nuestro país la decisión ha provocado que muchos analistas especulen sobre los efectos de corto y mediano plazo para la economía nacional; vale la pena ser claros y a la vez cautelosos al hacer dicho análisis.
El incremento de 0.25 % a la tasa objetivo del BANXICO manda señales claras: la autoridad monetaria se compromete a mantener la estabilidad macroeconómica del país. No obstante, a un nivel microeconómico, las decisiones de las empresas, consumidores y gobierno también se ven afectadas en tanto se da el proceso de normalización de esta variable. Por ello, es importante aclarar algunos mitos y realidades de tal decisión.
En primer lugar, es cierto que habrá aumentos en la estructura de tasas de interés del mercado; sin embargo, el impacto será gradual y más sensible en las tasas de corto que de largo plazo. Éste es el caso de la deuda pública federal y estatal, que en gran parte están pactadas a largo plazo. No obstante, el alza de tasas sí afectará el costo de financiamiento de la nueva deuda, cuyo pago de intereses tendrá un crecimiento monótono conforme las tasas de interés continúen incrementando.
Por otro lado, el efecto se verá reflejado de forma inmediata en créditos a tasa variable, pero no en los que están pactados a tasa fija, como los créditos hipotecarios, automotrices o el rendimiento de los bonos, cuyo pago de interés no debería cambiar de forma sensible. En el caso de las tasas de las tarjetas de crédito, que se calcula con base en cotizaciones de la TIIE, sí implicará el aumento del costo del crédito, pero la variación será parcialmente comprimida por la competencia entre bancos por atraer y retener cuentahabientes.
Finalmente, no consideramos que durante 2016 el proceso de normalización de tasas de interés afecte de forma importante en el crecimiento del PIB de México, por las siguientes dos razones: 1) el proceso de normalización será gradual, lo que a su vez implica un ordenamiento lento de los mercados monetarios y de bienes y servicios de la economía y 2) a diferencia de otros países, en México existe una baja profundidad crediticia y una articulación débil del sistema de intermediación financiera con el sector productivo de la economía, por lo que sólo un porcentaje de empresas y personas físicas que habitualmente reciben préstamos de la banca comercial, podrían disminuir su inversión y consumo.


