Y no bebidas de origen vegetal

Un grupo de investigadores del Hospital Universitario la Fe de Valencia, España, aseguran que las bebidas de origen vegetal no deben utilizarse para reemplazar el consumo de leche materna o de fórmula en los bebés. Llegaron a esa conclusión, tras detectar un caso de escorbuto en un menor quien desde los dos meses fue alimentado con leche de almendra.

El caso, publicado en la revista Pediatrics, evidenciaba que el bebé desarrolló fracturas y presentaba problemas de crecimiento a los 11 meses como consecuencia de esta enfermedad causada por la falta de vitamina C en la dieta, la cual afectaba a los marineros que pasaban mucho tiempo en altamar.

El bebé, según narra Isidro Vitoria, autor del artículo, nació a las 40 semanas y fue alimentado a base de leche de fórmula hasta los dos meses y medio de vida. Además, había recibido todas las vacunas que establece la cartilla de vacunación.

Sin embargo, tras detectarle una inflamación de la piel, un médico recomendó a sus padres alimentarlo diariamente con un preparado líquido que incluía leche y harina de almendra, polvo de amaranto, fibra de arroz integral y diferentes probióticos.

A los seis meses, su madre comenzó a alimentarlo con purés de verduras y frutas pero el menor no los comía. Y a los 11 meses observaron que el menor se encontraba cansado, fácilmente irritable, había dejado de crecer y se negaba a apoyar las piernas sobre una superficie sólida, llorando incluso cuando un adulto trataba de mover sus piernas.

Los estudios de sangre revelaron que tenía niveles atípicos de zinc, vitamina C y D, y la hormona del tiroides, y una radiografía mostró que el menor presentaba fracturas en las piernas y la espalda, y una pérdida generalizada de su masa ósea.

La fórmula con leche de almendra se interrumpió y se fue reemplazando con lácteos, cereales, carne, frutas y verduras, al tiempo que se introdujeron suplementos de vitamina C y D. Apenas un mes más tarde, las radiografías evidenciaron una mejoría y los niveles de ambas vitaminas lograron normalizarse. Y dos meses después de cambiar de alimentación, el bebé comenzó a caminar.

En el primer año de vida, los expertos recomiendan que los bebés consuman entre 50 y 60 miligramos diarios de vitamina C, teniendo en cuenta que cada 240 mililitros de leche materna contiene unos 11 miligramos de vitamina C y las leches de fórmula contienen de 10 a 30 miligramos por cada 100 calorías.

Del mismo modo, las recomendaciones internacionales establecen intentar que la alimentación durante los primeros seis meses de vida se base exclusivamente en la lactancia materna para posteriormente ir introduciendo otros alimentos, empezando por las verduras y las frutas, ya que muchas son ricas en vitamina C.

Los autores recuerdan que cuando las bebidas de origen vegetal se procesan, algunas vitaminas pierden su actividad biológica y, aunque muchas son luego suplementadas con vitaminas y otros nutrientes, pueden presentar deficiencias.

“Los pediatras y los padres deben ser conscientes de que estas bebidas no son un alimento completo y no podrán sustituir la lactancia materna o la leche de fórmula”, aseguran los autores.