En el mismo predio de la calle Guatemala —en el centro histórico de la Ciudad de México—, donde en 2010 se localizó el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, deidad mexica del viento, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) detectaron restos del costado norte de la principal cancha de Juego de Pelota de la antigua Tenochtitlan.
El descubrimiento dado a conocer públicamente en la pasada Primera Mesa Redonda de Tenochtitlan, organizada por el INAH, fue registrado como parte de los trabajos de salvamento del Programa de Arqueología Urbana (PAU), bajo la coordinación del arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez.
Durante las excavaciones efectuadas en 2014, un equipo de especialistas junto con la arqueóloga Lorena Vázquez Vallín, jefa de campo, dejó al descubierto los vestigios de una plataforma orientada de este a oeste y cuya longitud aún se desconoce.
Dicha sección de la estructura prehispánica, que mide 9 metros de ancho y se encuentra a 6.45 metros al sur del Templo de Ehécatl, presenta tres etapas constructivas correspondientes a las fases V, VI y VII del Templo Mayor, y abarca el periodo comprendido entre 1481 y 1521. La fase VI, edificada hacia 1486-1502, es la mejor conservada.
En el costado norte de la plataforma que delimita al Juego de Pelota, se localizaron remetidas dos escalinatas superpuestas de cuatro peldaños, con sus respectivas banquetas que comunicaban con el Templo de Ehécatl. En el otro extremo (lado sur), se identificó la superposición de los restos de tres muros estucados en forma de talud de aproximadamente 1.95 metros de altura.
Bajo uno de los pisos de la escalinata norte del juego de pelota, los expertos además encontraron una ofrenda única por sus características, respecto con otras localizadas en estructuras del Recinto Sagrado de Tenochtitlan. Ésta la conformaban varios grupos de cervicales humanas (entre dos y seis vértebras en cada conjunto) que aún guardaban su posición anatómica y presentan buen estado de conservación.
Tras realizar un estudio antropofísico se determinó que correspondía a una treintena de individuos, cuyas edades oscilaban desde los infantiles (0-6 años) hasta los juveniles, que eran más numerosos.
Los especialistas explicaron que en el cotejo con fuentes históricas, caso particular de los códices, se observa una clara relación entre el Juego de Pelota, la decapitación y la fertilidad. El hueso, seco, molido, podría representar una semilla, al igual que la sangre, un elemento esencial dentro de un sistema de regeneración de vida.


