Momento del cambio

Personaje apegado al colosismo (el real, no el oportunista), Quirino Ordaz Coppel, diputado federal por el PRI, es un hombre que, a juzgar por su hoja de vuelo, posee el perfil idóneo para que el próximo 5 de junio el tricolor recupere la gubernatura del estado de Sinaloa, una entidad que, a juicio de ser sinceros, con el aliancista Mario López Valdez ha transcurrido un lustro de verdadera intrascendencia en todos los sentidos.

Ordaz Coppel, de acuerdo con el CEN priista, que encabezan el sonorense Manlio Fabio Beltrones Rivera y la mexiquense Carolina Monroy del Mazo, el político que cuenta, dentro de las filas del PRI, con la trayectoria más reconocida y consolidada de todos los que en su momento conformaban la baraja de precandidatos tricolores a la gubernatura sinaloense, razón por la que se entiende perfectamente que se haya impuesto a Aarón Irizar López, Alfredo Villegas Arreola, Daniel Amador Gaxiola, David López Gutiérrez, Diva Hadamira Gastélum Bajo, Gerardo Vargas Landeros, Heribertto Galindo Quiñones, Óscar Lara Aréchiga y Sergio Torres Félix, quienes decidieron apoyar a Quirino en el marco del Acuerdo de unidad por el Futuro de Sinaloa y de aquí al día de la elección, solidarios, operarán en todo el territorio sinaloense para impulsar y consolidar la candidatura de su gallo.

¿Qué escenario le espera a Ordaz Coppel una vez que su candidatura se oficialice? Para buena suerte del PRI y para mala suerte de sus opositores, el momento actual que vive Sinaloa, gracias a la incompetencia de Malovita, un político que casi toda su vida fue priista pero que por azares del destino (y del chaquerismo) llegó a la gubernatura cobijado por una malsana alianza entre el PAN y el PRD), es propicio para proponer verdaderos cambios encaminados a dinamizar el estado. Repito, han sido cinco años de nulidad total en los que prácticamente los avances significativos han brillado por su ausencia y los sinaloenses ya están hartos de esa situación. Para Quirino y su equipo hay tiempo suficiente de construir una campaña en la que se priorice el trabajo a favor de la gente y que las promesas hechas efectivamente se hagan válidas desde el día uno del regreso del PRI a la gubernatura.

Si Quirino Ordaz promete sólo cosas que pueda cumplir, fácilmente le habrá ganado la partida a su antecesor, a quien de tanto prometer se le olvidó que tenía que ponerse a trabajar para justificar y legitimar su gestión.

De acuerdo con comentarios del CEN priista, Quirino Ordaz tiene muchas posibilidades de adjudicarse el triunfo en las urnas el próximo 5 de junio porque es un hombre capaz de sumar voluntades y representa a una estirpe de políticos que toda su vida, tanto en el sector público como en el privado, han sabido conducirse con transparencia y honestidad.

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