En las últimas décadas Paraguay experimentó cambios sociales para dejar atrás la dictadura de Alfredo Stroessner (1989) y pasar a un gobierno emanado por golpe de Estado que convocaría a elecciones en ese año.

Con Juan Carlos Wasmosy (1993-1998), el país tuvo su primer gobierno civil en cuatro décadas pero con graves problemas políticos y económicos que se agudizaron en 1999 con el asesinato del Vicepresidente Luis María Argaña y la destitución del Presidente Raúl Cubas.

Ya en el siglo XXI, este país sudamericano tuvo el primer presidente emanado de la oposición en más de 60 años con el triunfo electoral del ex obispo Fernando Lugo, quien derrotó en las urnas al Partido Colorado, pero no pudo terminar su periodo al ser destitutido en 2012. Finalmente, en 2013 este partido regresó al gobierno con el triunfo de Horacio Cartes.

Sin embargo, otros actores han aparecido en la lucha del poder mediante la vía armada como la presencia del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y la Asociación Campesina Armada (ACA).

Estos grupos armados han aparecido cerca de la frontera con Brasil, y si bien no son una amenaza para ciudades importantes como Asunción, la capital, Ciudad del Este o Coronel Oviedo, si han sido motivo de alerta de viaje por diferentes cancillerías a fin de prevenir a sus nacionales sobre este riesgo.

Preocupación del gobierno

Las fuerzas armadas paraguayas recibieron alrededor de 1.65% del Producto Interno Bruto anual para su presupuesto en 2015. Este porcentaje es bajo si se compara con otros países de la región como Colombia (3.28%), Ecuador (2.83%), Chile (2.04%) o Uruguay (1.95%). No obstante, registra indicadores más altos que sus vecinos Bolivia (1.47%), Brasil (1.47%) o Argentina (0.91%).

Si bien las guerrillas alrededor del mundo representan una amenaza para el orden existente y un reto para las fuerzas armadas oficiales cuentan con el encuadre de los jóvenes que realizan su servicio militar a los 18 años, además de una trayectoria que va desde la vida independiente hasta nuestro días.

El EPP y las FARC

El EPP opera por medio de células y de pequeños grupos que conforman un equipo estimado de 500 integrantes. El EPP es una de las bandas revolucionarias de más reciente creación en el mundo y también ha sido influenciado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), lo que ha dado origen a diferentes sospechas como una posible participación de éstas en el conflicto paraguayo, o incluso que funcionarios consideren al EPP como una mala copia de la guerrilla colombiana.

Cabe mencionar que el periódico paraguayo La Nación informó que de 2014 a inicios de 2016 el Estado gastó cerca de 550 mil dólares estadunidenses mensuales en la lucha contra el EPP y la ACA.

El EPP defiende una ideología propia y si bien no ha generado una preocupación mayor al gobierno paraguayo sigue siendo una amenaza para la estabilidad como el narcotráfico o la corrupción.

En febrero de 2016 el EPP mostró un video donde sus simpatizantes realizaban prácticas militares así como la expulsión de uno de sus líderes, por lo que si bien generan alerta, aún no destaca en un combate frontal contra las fuerzas armadas paraguayas o un atentado a gran magnitud, aunque el EPP ha sido acusado de realizar secuestros y escaramuzas.

ACA, guerrilla económica

Por su parte, la ACA es una organización integrada por disidentes del EPP en 2014, y han sido acusados de realizar siembra y comercio de drogas, ataques con armas de fuego, enfrentamiento con militares, reclutamiento de menores y secuestros.

Su interés es más económico que político y sus miembros son mucho menos en número que el EPP probablemente de pocas decenas de simpatizantes. ACA ha venido a menos en los últimos meses después de que las fuerzas del orden abatieran a su líder, Albino Jara Larrea, en enero de 2015.

En los últimos meses el gobierno paraguayo ha informado de la detención de una veintena de presuntos integrantes del ACA, por lo que algunas voces han comentado de la posible extinción de este grupo armado.

Aunque cabe la posibilidad de una reagrupación de los miembros que estén en libertad y que en el norte de Paraguay aún existe la alerta, el gobierno ha reconocido los avances obtenidos en su combate y es ya una preocupación menor para la seguridad nacional.

Estos movimientos clandestinos nos recuerdan el escenario latinoamericano de la lucha armada e ideológica de la segunda mitad del siglo XX, y que  aún existen movimientos en vigencia que desarrollan actividades ilegales en contra del orden constitucional de los países sudamericanos.

*Doctor en Humanidades, ULA.