Patricia Gutiérrez-Otero

En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad humana, ninguna tiranía podrá dominarle.
Mahatma Gandhi

Es propio del ser humano tener inclinaciones e intereses diversos así como priorizar unos sobre otros lo que con frecuencia obstaculiza la unión, desde la familiar, la de comunidades diversas, la social. Esta tendencia se acentúa en la megasociedade cultural, económica e ideológicamente plural.

Con la Caravana de la Esperanza vivimos un momento de unión en la diversidad: campesinos, clases medias, intelectuales, artistas, trabajadores, estudiantes… Desgraciadamente el toque de campana fue el dolor ocasionado por muchos factores, entre ellos, la mal planeada guerra contra el narcotráfico; la corrupción, negligencia e impunidad de las autoridades; la desastrosa situación moral y económica provocada por el neoliberalismo, el abandono del campo y el pésimo Tratado de Libre Comercio así como la indiferencia de las clases altas hacia la situación de más de cuarenta millones de mexicanos y mexicanas en situaciones de alta pobreza. Una tragedia más aglutinó todos los factores anteriores. La muerte de Juan Sicilia Ortega.

La pena de Javier Sicilia Zardain no se distingue de la de todos aquellos y aquellas que han perdido de manera sangrienta y brutal a un ser querido. El sufrimiento no puede medirse, pero sí compartirse. Lo que provocó la muerte de Juan, chico de 24 años de edad, y de tres amigos más con los que convivió desde su infancia, fue la puesta en marcha de su padre que, en un momento de kairos (el momento justo) supo hacer del dolor un motor y gritar “Estamos hasta la madre”. Lo que diferencia a Javier de otros padres y madres que también se han movilizado es lo que ha logrado a través de años: ser un escritor reconocido, pero también el haberse interesado en la cosa pública desde muy joven. Su primera elección de carrera fue la de Ciencias Políticas, aunque posteriormente decidió seguir el dictado de su corazón y estudiar Letras Francesas en la unam, entrando cuando podía a materias de política y filosofía. La cuestión social nunca le fue indiferente lo que lo llevó al encuentro de un pensamiento que coincidía con el suyo incluso en su arraigamiento en lo espiritual, el de Mohandas Karamchand Gandhi. Junto con un grupo de amigos, que incluía a Pietro Ameglio, por una parte rezaba el rosario semanalmente y por otra, en 1987, fundaba serpaj: Servicio Paz y Justicia, movimiento latinoamericano de promoción y defensa de los derechos humanos y no-violencia. Poeta, novelista, ensayista, se apegó más a la reflexión política cuando se volvió analista de la revista Proceso, trabajo realizado desde su punto de vista ético. Javier estaba en circunstancia de asumir activamente una movilización que, sin embargo, a pesar de su larga preparación intelectual y ética, le cayó encima. El apoyo de sus amigos, cercanos a él en pensamiento y corazón, muchos de ellos intelectuales que lucharon a brazo partido por salvar el Casino de la Selva, le hizo asumir su responsabilidad social y lanzarse a mar abierto. La premura del momento no permitió construir totalmente bien la balsa. Como dice Serrat: “se hace camino al andar”, lo que a veces ha llevado a roces, a búsquedas nuevas. Es conveniente señalar que el principio gandhiano de “búsqueda de la verdad” hizo decir a este gran hindú, parafraseo de memoria: “cada momento busco la verdad, si me doy cuenta de que la vocecita interior me dice algo diferente a lo que escuché antes, cambiaré el rumbo, pero, en esencia, no me ha ocurrido. Juntos, todos, buscando la más profunda verdad, podemos construir ya no una balsa, sino un barco que sea un arca”.

Esperamos que los diferentes actores que se han congregado en torno al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, logremos ir más allá de nuestros puntos de vista particulares, mantengamos unas demandas mínimas y alcanzables para afianzar el Movimiento, aceptemos que la base de la paz es el diálogo transparente con todos. La unión hace la fuerza, la división en este momento, no logrará construir nada. No perdamos esta oportunidad de actuar como sociedad civil para hacer un cambio de fondo y a fondo.

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Además, opinamos que se respeten los Acuerdos de San Andrés, se libere a los prisioneros políticos, se limite a las transnacionales en México, se investiguen los crímenes impunes, se detenga la guerra de baja intensidad contra indígenas, se frenen las campañas televisivas del miedo, se salve a Wirikuta y que nos activemos como sociedad civil.

pgutierrezotero@gmail.com