El gobierno de Enrique Peña Nieto está involucrado en una red de protección diplomática y jurídica al servicio del ex gobernador de Coahuila y ex presidente nacional del PRI, Humberto Moreira, detenido en enero pasado en el aeropuerto Adolfo Suárez, en Madrid, por los supuestos delitos de blanqueo de capitales, malversación de dinero, cohecho y presuntos vínculos con el grupo delictivo de Los Zetas.

El secretario de Gobernación,  HYPERLINK “http://elpais.com/tag/miguel_angel_osorio_chong/a/” \t “_blank” Miguel Ángel Osorio Chong, negó cualquier gestión para contribuir en la liberación de Humberto Moreira, sin embargo, el diario español El País realizó un reportaje donde documentó cómo el Gobierno mexicano desplegó todos sus esfuerzos diplomáticos y legales, desde su embajada en España, para ayudar a Moreira después de su detención.

Apenas cinco años atrás, el 4 de marzo de 2011, Humberto Moreira asumía entre vítores y glorias la presidencia nacional de su partido, el PRI, en un momento clave: sería el responsable de comandar a su partido en la elección presidencial del año siguiente. En diciembre del mismo año, tras una serie de auditorías que daban cuenta de un aumento desmesurado de la deuda pública de su entidad durante su mandato como gobernador, renunciaba a la presidencia del PRI para, según él, “no dañar la imagen de su candidato”, el hoy Presidente Peña Nieto.

Humberto Moreira residía en Madrid desde 2013 porque se había matriculado en un máster en la Universidad Autónoma y vivía con su familia en un chalet por el que pagaba 3,000 euros al mes. Sus condiciones de vida eran privilegiadas, lo que despertó el interés de la autoridad judicial española y se abrió una investigación que determinó elementos suficientes para emitir una orden de detención en su contra.

Una vez detenido el político mexicano, los funcionarios de la embajada, así como autoridades de la PGR desde México, quisieron conocer detalles de la aprehensión suponiendo que allá como aquí, sería sencillo filtrar información de un proceso legal en curso, se toparon con pared y hermetismo, lo que sin duda debe haber molestado a más de un funcionario mexicano.

Resulta claro que el gobierno encabezado por Peña Nieto no permitiría que un ex presidente de su partido fuera acusado de tener vínculos con un grupo de narcotraficantes y mucho menos que estuviera en prisión en el extranjero. Las lealtades políticas son fuertes. No obstante que hace cinco años prefirieron hacer a un lado al mismo personaje que hoy rescatan, la imagen de un gobierno que no apoya a uno de los suyos, me refiero a la clase política priísta, resultaba inviable. Había que utilizar todo a su alcance para sacarlo de la cárcel y lo lograron.

Humberto Moreira salió libre siete días después de su detención, luego de que sus abogados acreditaran la procedencia legal de los 200 mil euros que habían sido transferidos a él. La fiscalía española no apeló la decisión del juez. Todo quedará en la anécdota de un mal momento para el político priísta y una pésima actuación del cuerpo diplomático al servicio de un personaje con una fama pública más que cuestionable.

Hace unas semanas, el vicepresidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Joe Biden, manifestó la preocupación de su gobierno por lo que llamó “la preocupante impunidad en México”. Ahora podemos agregar que dicha impunidad trasciende las fronteras mexicanas y protege a políticos como Humberto Moreira aun del “otro lado del charco”. No cabe duda que la imagen de México, en esta materia, está más que dañada y no se aprecia mejoría alguna. Lamentable.

*VICEPRESIDENTE DEL SENADO DE LA REPÚBLICA

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