“Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”. Hipócrates.

Uno de los principales retos de la humanidad es la producción constante y suficiente de alimentos a fin de cubrir, quizás, la necesidad más importante de más de siete mil millones de habitantes de la tierra.

Asimismo otro reto es la distribución, ya que en algunas regiones el abasto es insuficiente y más de la tercera parte de su población infantil muestra condiciones de bajo peso, como ocurre en Timor, India, Yemen, Níger, Bangladesh, Madagascar, Eritrea, Afganistán, Pakistán, Sudán del Sur, Somalia o Nigeria, entre otros.

Sin embargo, en otras latitudes del planeta se desperdicia una gran cantidad de productos comestibles, lo que implica una pérdida de recursos como agua, tierras, energía, trabajo o transportación, lo que tiene un costo social y natural; además de ser una causa contaminante al aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero.

El derroche del hambre

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un tercio de todos los alimentos se deteriora o se desaprovecha antes de ser consumido por las personas, cifra equivalente a 1,300 millones de toneladas, cantidad que de acuerdo a dicha instancia, podría alimentar a la mitad de la población mundial.

En contraste con este derroche, aproximadamente mil millones de personas padecen de hambre en todo el orbe. Estos datos demuestran la desigualdad en el acceso a la alimentación entre diferentes regiones.

Cabe destacar que no sólo los alimentos sólidos son desperdiciados. De acuerdo con la FAO el agua utilizada en los alimentos no consumidos equivale tres veces a la extensión del lago de Ginebra o la descarga anual del río Volga. Además, el volumen de los productos no utilizados equivalen a la tercera parte de la superficie terrestre destinada a la agricultura, es decir, 1.4 millones de hectáreas.

Este derroche también perjudica al medio ambiente, ya que la necesidad de contar con mayores producciones agrícolas en conjunto con una mayor demanda por el crecimiento poblacional destruye ecosistemas y pone en peligro de extinción a diferentes especies de flora y fauna.

40% del agro se desperdicia

La FAO advierte que, por tipo de productos, las mayores mermas se dan en productos agrícolas perecederos como raíces, frutas, hortalizas y semillas oleaginosas —entre 40% y 50% de lo recolectado— seguido de pescados y mariscos (35%), cereales (30%), y carne con derivados lácteos (20%).

En el caso de América Latina y el Caribe la situación no es muy diferente, ya que la FAO alerta que una de cada 16 toneladas de alimentos desperdiciados en todo el mundo (6%) ocurre en esta región.

Asimismo, los pobladores de esta zona desperdician 15% de sus comestibles disponibles, al tiempo de que 47 millones de personas padecen hambre. Según los cálculos de la organización, los víveres que se pierden en cinco países (Colombia, Bahamas, Belice, Jamaica y Trinidad y Tobago) alcanzarían para subsanar la necesidad de su población que se encuentra en pobreza alimentaria.

En el caso de México, el Grupo Técnico de Pérdidas y Mermas de alimentos de la Cruzada Nacional contra el hambre estima que alrededor del 37% de la producción agrícola del país se desperdician entre la cosecha hasta la comercialización, al tiempo de estimar en 7.4 millones los mexicanos en situación de pobreza y con carencia en alimentación.

Curiosamente, dos continentes que han sido de los más afectados por hambrunas son los que en promedio desperdician más alimento; el Banco Mundial informó que en Asia y África se desperdician dos terceras partes (67%) de todo el derroche alimentario a escala internacional, lo que contrasta con la proporción de habitantes de estas regiones que viven por debajo de la línea de pobreza extrema.

Es decir, no es un problema exclusivo de los países con más altos ingresos y que de forma general se pueden brindar diferentes soluciones que permitirían una mejor distribución, tanto de acceso alimentario como de optimización de recursos.

El esfuerzo para una aprovechar mejor la producción de alimentos también ha sido retomado por organizaciones de la sociedad civil, Estados Parte, centros de investigación, entre otros.

En ese sentido, el Banco Mundial alertó de que la pérdida y el desperdicio de estos productos son un obstáculo para la reducción de la pobreza; además de enfatizar que un mejor cuidado permitiría fortalecer la seguridad alimentaria de todos los países. Dicho organismo refirió que existen grandes inventarios de buenas cosechas, por lo que ha bajado el costo de los alimentos en recientes periodos analizados.

Por otra parte, El Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC) refiere que en esta región se desperdicia 89 toneladas de comestibles anualmente; además de promover diferentes soluciones como cambiar la cultura en la población, redistribuir los alimentos en buen estado, incluir un doble etiquetado en el fechado de los productos (límite de exhibición al consumidor y fecha de caducidad), entre otros.

La optimización del uso de alimentos es uno de los principales retos de la humanidad, así como de hacer posible un desarrollo sustentable al tratar de ser más cuidadosos con los elementos y el cuidado del medio ambiente.

*Doctor en Humanidades, ULA.