Entrevista a Jean François Prud´homme | Profesor e investigador de El Colmex | Exclusiva Siempre!
La izquierda mexicana no avanza y ha dejado de ser una alternativa para la solución de los grandes problemas de México.
En general el problema de la izquierda mexicana ha sido de renovación de su propia cultura política. La dificultad de entender que puede haber diversidad sin que esa diversidad dé lugar a corrientes o grupos cerrados, la dificultad para entender que más allá de las personalidades fuertes es posible construir opciones de unidad por la vía institucional, la dificultad de entender que, si bien hay que ser pragmático en la política, el pragmatismo tiene que estar envuelto en un aura de utopía, de idealismo, de defensa de ideales; la dificultad también de entender que hay que apostar al futuro, hay que apostar a la modernidad.
Una de las dificultades de la izquierda es que frecuentemente se ha quedado en la defensa de temas, banderas, causas, que podían parecer progresistas hace 30 o 40 años, pero que a lo mejor ya no lo son, o ya no lo son como tal, una cierta visión del Estado, del nacionalismo, del papel del Estado en la sociedad y en la economía, entonces a veces uno tiene la impresión de que hay grandes dificultades para pensar esos temas de manera distinta, afirma Jean François Prud’homme, profesor e investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México.
Para el académico es muy complicado responder a la pregunta ¿por qué no tenemos una izquierda de avanzada? ¿Por qué no moderniza su discurso, sus propuestas?, para que realmente sea una alternativa en el país que responda a los problemas actuales y a las necesidades que hoy tiene la sociedad mexicana. “Es muy complicado porque hay distintas maneras de entender la modernización, lo que hemos visto, las tensiones que hemos visto en el PRD, entre Morena y, sobre todo, Nueva Izquierda, son tensiones que representan dos maneras de entender la modernidad política”.
Por un lado, Nueva Izquierda representa una opción o un intento por lo menos de consolidar un alternativa social demócrata moderna, aun si con frecuencia, y ése es el problema de ese sector del PRD, los representantes de esa alternativa política no logran encarnar muy bien lo que representa una visión de izquierda moderna, desde que sus prácticas están asociadas a la vieja política tradicional mexicana, entonces hay una contradicción fuerte.
Mientras que, “si bien Andrés Manuel López Obrador, por su personalidad, por su discurso y, diría yo, por sus prácticas personalistas, no representa una opción muy moderna, muchos electores que apoyan Morena podrían pretender defender una opción mucho más moderna de la política que va más allá de las organizaciones partidistas tradicionales y que buscan la renovación de la clase política”.
La unidad, punto central
El problema —afirma— es que por el momento “no hay capacidad de integración entre esos dos proyectos y, por las razones que acabo de mencionar, las dos opciones tienen grandes imperfecciones que hacen que para sectores distintos del electorado en lugar de ver en ellas opciones de futuro y de modernidad, ven una opción paseísta que no logra proyectar bien un proyecto de futuro”.
Con estudios de licenciatura y una maestría en Ciencia Política por la Universidad de Montreal, Canadá, además de obtener un diploma de estudios especializados en Relaciones Internacionales en el Instituto de Estudios Políticos de París y un doctorado en Ciencia Política por la Universidad de York, Canadá, Jean François Prud’homme contextualiza para Siempre! sobre los principales problemas por los que la izquierda mexicana no avanza y ha dejado de ser una alternativa para la solución de los grandes problemas de México.
En general, uno de los problemas fuertes de la izquierda mexicana, y desde hace muchos años, es la unidad. Es algo que en algún momento con el proceso de cambio político en México, que comienza a finales de los años setenta, pero que se dio con mayor fuerza en el momento de la elección presidencial de 1988 y que culmina con la creación del PRD, hay un momento en que se encuentra una forma de unir la izquierda con la creación del PRD después de las elecciones de 1988 y del movimiento de protesta en contra de los resultados de la elección.
De cierta manera —apunta— la creación del PRD marca una continuidad con algo que se empezó a dar a finales de los años setenta con la creación del PSUM —Partido Socialista Unificado de México—, entonces hay una tendencia y hay un movimiento de unión de esas fuerzas de la izquierda.
Sin embargo, y eso es importante, si bien se crea un partido político, el PRD, que de cierta manera sirve de paraguas para permitir la confluencia de distintos movimientos y agrupaciones políticas, al mismos tiempo hay en el seno de ese partido una tensión permanente entre el intento de integración dentro de la misma organización política y el mantenimiento de las particularidades de los distintos grupos y movimientos que se integran al partido.
Esa tensión se puede observar por lo menos en dos cosas: “En los debates que han marcado la historia de ese partido, que fueron muy importantes a principios de los años noventa, pero que siguieron estando presente a lo largo de su historia, que es esa tensión entre esa idea de partido movimiento y de partido organización mucho más estructurado, buscando replicar un modelo de partido social demócrata del estilo de los partidos socialistas europeos”.
Luego, el segundo tipo es la tensión entre la tendencia a la personalización del poder, a la unión que se da en torno a grandes figuras políticas. En el pasado hay dos figuras políticas que fueron importantes en el seno de la izquierda mexicana, en el PRD, Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, y frente a eso, hay otra tendencia que busca una institucionalización un poco más formal y esa institucionalización, sin embargo se da a través del reconocimiento en los estatutos del partido de la existencia de corrientes.
Por lo tanto, asegura el analista político que ahí hay también una tensión fuerte entre esa tendencia informal personalizada del poder que de cierta manera en varios momentos de la historia de la organización ha permitido la cohesión y la unidad de la organización, y el otro que es un modelo de corrientes que en principio podría funcionar bien, exitoso, pero que en la realidad no ha logrado permitir una integración, por más que hayan evolucionado, hayan cambiado, a lo largo de la historia del partido.
“Esas corrientes, esas reagrupaciones de políticos, finalmente en lugar de ser un factor de gran integración han terminado siendo un factor de bloqueo, a veces de mantenimiento de cuotas”.
Una familia ideológica
En este marco de referencia, Jean François Prud´homme señala que “hasta hace muy poco las tensiones y los conflictos, que hubo muchos, se dieron en el seno casi del mismo organismo político, ése era el PRD; claro hay otros partidos que también se reclamaban de la izquierda, pienso en el Partido del Trabajo, en Movimiento Ciudadano, pero en general esas tensiones se daban en el seno de la misma organización política y en general bien que mal cuando llegaba el momento de la elección presidencial todas esas corrientes y facciones tendían a unirse detrás de la candidatura del hombre fuerte o del candidato presidencial que durante tres elecciones fue Cuauhtémoc Cárdenas y en 2006, 2012 fue Andrés Manuel López Obrador que de cierta manera pasó a asumir el papel que Cuauhtémoc Cárdenas había tenido en elecciones anteriores”.
Desde su análisis precisa que, “lo que es más complicado ahora es el hecho de que nos encontramos en una situación en donde esas tensiones, esa competencia, esas luchas, que se daban dentro del mismo organismo político, ahora se están dando entre por lo menos dos organizaciones partidistas reconocidas —PRD y Morena—, eso complica las cosas porque significa que esas tendencias terminan compitiendo por cargos de elección popular, divide el voto y acentúa la fragmentación de la izquierda”.
En este sentido, de la división entre grupos que se hizo en el interior del Sol Azteca y que culmina con la salida del partido de Andrés Manuel López Obrador y la creación de su propio partido, Morena, organización política que en opinión de Jean François Prud’homme “lo que representa es la dificultad o la imposibilidad de resolver esa tensión, a la cual hice alusión hace algunos instantes, entre, por un lado, esa tendencia a la personalización de las opciones de izquierda en la vida interna del PRD, y la otra tendencia que es la de las distintas corrientes”.
Lo que sucedió —señala— es algo que se veía venir desde después de la elección presidencial de 2006, y a pesar del hecho en que hubo una unidad política, por lo menos detrás del movimiento de protesta de Andrés Manuel López Obrador, a partir de ese momento empezaron a verse tensiones cada vez más grandes entre esas dos tendencias en el PRD y lo que pasó en este caso y en este momento o en su momento, después de la elección de 2012, es que de repente ya no hubo manera de conciliar esas dos opciones políticas.
No obstante, “hay algo que quiero agregar y que en este momento parece imposible, quién sabe si cambiará antes de las elecciones de 2018, es que finalmente la izquierda siempre ha funcionado un poco como lo que en ciencia política llamamos una familia ideológica; esto es, que siempre finalmente los candidatos de izquierda a la Presidencia de la República fueron candidatos de coalición, coaliciones amplias, que reunían a distintos partidos políticos y también a movimientos sociales, entonces ha sido una manera en que la izquierda ha logrado presentar un frente único, un frente común, en el momento en que importa más, que es el momento de las elecciones presidenciales”.
El especialista en sistema político mexicano continúa con su análisis explicando que detrás de esas coaliciones que representan la familia ideológica de izquierda siempre hubo un espacio para la diversidad: diversidad de intereses, diversidad a nivel de organizaciones, y frecuentemente también diversidad en cuanto a las grandes orientaciones políticas y a la actitud a adoptar frente al gobierno y frente a las demás organizaciones políticas.
Siendo de esta manera, podemos pensar todavía —dice el analista político—, a l mejor es una expresión muy optimista, que conforme se acerca la fecha de las elecciones presidenciales habrá contactos y habrá negociaciones entre las distintas fuerzas de izquierda. Habrá que ver qué pasará; desde luego, será una situación de negociación mucho más complicada que la que se dio en épocas anteriores en el seno del PRD, en la misma formación política, pero habrá que ver si el realismo y la voluntad de afirmar bien posiciones de izquierda permite en algún momento que haya una reunificación de la familia ideológica de izquierda detrás de una candidatura, porque es lo que ha sucedido en el pasado, y lo digo sabiendo que las condiciones ahora son mucho más difíciles que en el pasado.
Aunque Jean François Prud’homme considera que hay poco tiempo para que la izquierda busque esa unidad y se fortalezca, “hay poco tiempo, poco tiempo porque son dos años, que en realidad no lo son, digamos en el fondo estamos hablando de pocos meses, de un año y medio, y no veo por el momento si hay pequeñas señales por aquí, por ahí, que se trata de tender puentes entre por lo menos Morena y el PRD; por el momento no veo un movimiento vigoroso que se esté dando en ese sentido”.
Como proyecto a largo plazo “es una cuestión fuerte de cambio de cultura política y supongo que de oportunidades, es decir, no quiero decir que no se puede dar, pero a veces son cosas que se dan cuando hay ciclos políticos que tienen que llegar a su fin para que puedan resurgir otras opciones, no es imposible, ahí tenemos el caso de países del sur de Europa, España, Grecia, en donde de repente surgen nuevas opciones, pero esas opciones en general son respuestas a situaciones de crisis”.
PRD, sin candidatos fuertes
Entonces, “está muy complicada la situación, la única esperanza es esa cosa que siempre se ha dado en el pasado, esa tradición que tienen que de repente antes de la elección encuentran la manera de unirse. Vi que en las últimas elecciones internas del PRD hubo un intento de abrir, tender puentes, espacios, en el Comité Ejecutivo Nacional hay personas que lo quieren, pero al mismos tiempo ahora toda esa negociación para las coaliciones a nivel estatal con el PAN de nuevo ha logrado producir exactamente el mismo efecto que la participación del PRD en el Pacto por México hace algunos años. Es decir, que de repente de nuevo se abre la brecha entre el PRD y Morena, pero también hay que ver qué pasará en las elecciones a gobernador en los distintos estados, cómo le irá a Morena, y creo que no le irá muy bien, tampoco le irá muy bien al PRD, hay que esperar una serie de momentos que pueden servir para cambiar el escenario. Lo que es muy difícil es que AMLO renuncie a ser candidato, por lo tanto tendría que ceder muchísimo pero muchísimo al PRD para que éste apoye su candidatura”.
Mientras que subraya que del lado del Sol Azteca, “no se ven candidatos fuertes, no hay ni siquiera una situación como la que había en 2012 en donde mal que bien Marcelo Ebrard era una alternativa, no tan buena ni tan popular como AMLO, pero había un personaje, que no tenía tampoco mucho reconocimiento fuera del DF, pero que sí tenía una cierta base, mientras que ahora no se está dando eso”.