Dónde están las voces universitarias

 

No confundas la paciencia, coraje de la virtud, con la

estúpida indolencia del que se da por vencido.

Mariano Aguiló

 

 

La semana pasada, en las páginas de Siempre! se abordó el tema de la ocupación del Auditorio Justo Sierra de la UNAM por un grupo de personas que lo llamaron “Che Guevara” como cortina ideológica para disfrazar las actividades ilegales, muchas francamente delictivas que ahí realizan los grupos que ya llevan 17 años detentando ese patrimonio universitario.

El tono de lo escrito en algunos de los artículos pareció compartir la, digamos, prudencia del rector de la UNAM quien no quiere la intervención policiaca para expulsar a quienes han tomado un espacio de la UNAM como si fuera de su propiedad.

Otros artículos consideran que las autoridades federales y locales han sido indolentes al tolerar las actividades ilegales que en el auditorio Justo Sierra realizan muchos de los que han hecho de ese espacio su permanente cuartel general.

Estoy en desacuerdo. Me explico.

¿Cuántos estudiantes acuden diariamente al campus de Ciudad Universitaria y son testigos de lo que ocurre en el Justo Sierra?

Se supone que todos ellos comparten el orgullo de ser universitario, la convicción de que sigue vigente el lema universitario: “Por mi raza, hablará el espíritu”.

¿Por qué trasladar a las autoridades la responsabilidad de recuperar el auditorio?

Hasta hoy, no se escuchan las voces de los cientos de miles de estudiantes de la UNAM, ni de los miles de académicos y catedráticos, ni de los trabajadores que exijan, que demanden a las autoridades su intervención.

Recordemos que en 1999 fue toda la comunidad universitaria la que clamó por dar por terminada la ocupación del campus por el grupo de activistas que declararon una huelga. La huelga se prolongó por meses y se agotó la paciencia de la comunidad universitaria.

Por eso, en lugar de protestas y marchas hubo una sensación de alivio y hasta júbilo cuando la intervención de policías federales, en una operación relámpago, desalojó a los huelguistas y recuperó el campus para la UNAM.

Insisto, hoy no se escuchan las voces universitarias que exijan la recuperación del Auditorio Justo Sierra. Tendrán sus razones, pero para quien esto escribe, el auditorio ha sido ocupado durante 17 años por la indolencia de todos, de toda la comunidad de la UNAM.

jfonseca@cafepolitico.com