Entrevista a Ricardo Pascoe | Exembajador en la Isla | Exclusiva Siempre!
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, realizará una visita oficial a Cuba entre el 20 y el 22 de marzo próximos. Esta “reunión tiene una peculiaridad que la distingue de otras. Se realiza en el contexto del proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el cual crea un marco político, diplomático y económico inesperado e, incluso, sorpresivo para muchos. Es una situación que desafía las tradicionales posiciones ideológicas frente a la revolución cubana”, señala Ricardo Pascoe Pierce, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Esta visita de Obama a la isla caribeña es importante, hay que ignorar todas las protestas que salen de Miami sobre el asunto, de editorialistas que consideran que es una frivolidad. Hay mucho de simbólico en las relaciones, es muy importante que hayan izado la bandera americana en la embajada en Cuba al igual que haber izado la bandera cubana en Washington. Estas cosas simbólicas van consolidando, son gestos que van creando acontecimientos políticos, los cuales están hechos de gestos también, no solamente de acciones y de decisiones parlamentarias.
“Es positivo, es importante que acuda Obama a territorio cubano —dice Ricardo Pascoe—, aunque no podemos esperar milagros, eso ya ha quedado claro para todos. Es un proceso lento, es mucho más sencillo para los norteamericanos que para los cubanos. Estados Unidos para cambiar las cosas tiene que tomar dos decisiones legislativas: una, levantar el embargo económico y dos, entregar la base militar de Guantánamo, difíciles sin duda, pero son decisiones legislativas.”
Mientras que Cuba está obligada a “cambiar su régimen económico, la estructura política y, de alguna manera, aceptar modificaciones en la sociedad; para ellos es mucho más difícil la transición que se le está pidiendo que para Estado Unidos, al que no se le está pidiendo ninguna transición política ni un cambio económico de su modelo, esa es la diferencia y eso lo hace muy complicado”.
No esperemos milagros
Por eso, dice el excanciller, “aun cuando no es nada fácil este proceso para Cuba, se seguirá avanzando en el acercamiento, y reitero, no hay que esperar milagros, pero el simbolismo de la presencia de Obama en Cuba no puede minimizarse, el significado de que esté ahí, que esté dialogando con todas las fuerzas, porque hablará con disidencias al igual que con el gobierno, y eso fortalecerá el hecho de que el proceso de acercamiento sea continuo, que no muera con Obama y con el cambio de gobierno que habrá en Estados Unidos”.
Esta visita de Estado a la isla caribeña se inserta en el proceso iniciado el 17 de diciembre de 2014, cuando el presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, y el presidente Barack Obama anunciaron simultáneamente la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas, rotas por Estados Unidos casi 54 años antes.
Frente a este escenario de restablecimiento de la relación entre Estados Unidos y Cuba, Ricardo Pascoe, embajador de México en Cuba (2000-2002) durante el sexenio de Vicente Fox, señala a Siempre! que este acontecimiento “ha desconcertado completamente a la izquierda latinoamericana, la cual no sabe qué hacer con este asunto porque Cuba siempre era el referente antiestadounidense y de repente ahí tienes a Raúl Castro hablando bien de Obama en Panamá en la reunión de las Américas y esto ha sido muy desconcertante”.
Además de que también viene “en función de un ciclo y en este ciclo el liderazgo cubano tiene mucha sensibilidad, porque todo este proceso coincide con el ciclo declinante del proyecto bolivariano, y no solamente me refiero a Venezuela, me refiero a Argentina, a Brasil, a Bolivia y de alguna manera a Ecuador, y el aislamiento de Nicaragua hace que el gobierno sandinista también esté haciendo grandes alianzas económicas con Estados Unidos; entonces, el proyecto del bolivarianismo sudamericano está extinguiéndose y Cuba sabe esto, Cuba ve esto, ve que hay un nuevo ciclo económico donde no están incluidos estos países y de ahí la tremenda crisis financiera y económica de casi todos los integrantes del bloque bolivariano”.
En ese contexto, “Cuba da un viraje, muy discretamente, con mucha cautela, e incluso con bastante retórica izquierdista, pero en el fondo es retórica; el viraje es claramente siguiendo el camino de los vietnamitas que se incorporan al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, también conocido como TPP (por sus siglas en inglés), que es el proyecto de Obama para crear un bloque comercial antichino en el mundo, y Vietnam se suma a ese proyecto con mucho entusiasmo”.
Cuba se suma con cautela
“Cuba —agrega Pascoe— de alguna manera está viendo este nuevo viraje en las expresiones de la globalidad económica, y se está sumando también a su manera, con la cautela del caso, a esta nueva dinámica que se está observando y a un nuevo tipo de hegemonía estadounidense que tiene muchos matices, que tiene muchas limitaciones, pero no deja de ser una nueva expresión de hegemonía estadounidense en la economía global. En ese contexto Cuba se ha sumado con Estados Unidos, aun manteniendo su propio modelo, pero están moviéndose hacia este bloque e, insisto, esto ha desconcertado a venezolanos, a brasileños, a argentinos…, pero al mismo tiempo sus gobiernos están sumidos en unas crisis, en algunos casos terminales, como son los casos venezolano y argentino”.
En cuanto a México, el diplomático afirma que nuestro país queda “completamente fuera del ciclo de cambios con Cuba, producto de la lamentable dupla Fox-Castañeda, que lo único que logró en relación con América Latina fue aislar a México, y lograron que éste perdiera credibilidad en la región y por eso no somos parte de las negociaciones y del proceso”.
“México —dice— no ha encontrado aún la manera de reinsertarse en el proceso de reingeniería de las alianzas en América Latina; al mismo tiempo tiene que reconocer la realidad de la globalidad, pero debiera aceptar y buscar también su manera particular de incorporarse a este proceso sin perder sus propias características y su autonomía relativa. Sin embargo, México en gran medida simplemente está siendo arrastrado por la corriente de la globalidad como una hoja en el río, sin mayor voluntad propia. Esto se perdió, en relación con Cuba, desde la decisión de Fox y Jorge Castañeda de plantear la política de Washington hacia Cuba, que era una política de Guerra Fría y que, hoy por hoy, con la nueva visión de Obama, obviamente demuestra que no hay ninguna viabilidad en ese proyecto”.
Así como tampoco observa un proyecto diplomático que restablezca o fortalezca nuevamente la relación México-Cuba, “porque lo que estoy viendo simplemente como un síntoma en nuestra pasividad y nuestro reconocimiento de que no tenemos nada que hacer en Cuba es el hecho de que se ha asumido que la embajada de México en Cuba es un lugar para embajadores en retiro, lo tomamos como una casa de retiro, no como un lugar para relanzar una política diplomática con iniciativas políticas interesantes hacia el Caribe, y hacia Cuba en particular”.
Sin opciones económicas
Ricardo Pascoe explica que en el proceso de restablecimiento de la relación Estados Unidos-Cuba “hay decisiones de ambos lados de la esfera, decisiones de parte de Estados Unidos y decisiones de parte de Cuba. En la parte cubana, el hecho ya de haberse abierto a este proceso tiene que ver con el hecho de que Cuba ya no tiene opciones de desarrollo económico bajo el modelo que ha seguido hasta ahora. No tiene aliados internacionales significativos, obviamente Venezuela está en un proceso de involución; por otro lado, Rusia y China no son aliados que den el ancho para resolver los problemas que tiene la isla”.
Considera que Cuba tomó una decisión política de fondo pues “para que pueda sobrevivir el sistema político tienen que modificar aspectos importantes del modelo económico, y esta decisión ha ido presidida de experiencias como la china y la vietnamita. En ese sentido, la decisión que ha tomado el presidente Raúl Castro va en la dirección de consolidar el proceso de desarrollo de su país en lo económico, ligándose a la economía estadounidense, pero buscando mantener en lo fundamental el sistema político actual. En lo fundamental querrá decir que pueden abrir el sistema; hay ciertas expresiones políticas: abrir la sociedad más a internet, por ejemplo, pero sin que el partido comunista cubano pierda la hegemonía sobre el gobierno y el sistema político”.
En este marco de acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, Raúl Castro anunció, hace unas semanas, su decisión de convocar próximamente a elecciones en Cuba, sobre lo que el académico de la UNAM comenta que sí, efectivamente, “Raúl Castro lo planteó, ya que éste es su último periodo presidencial y que no se reelegirá, están buscando ya una transición en el poder. Algo que es, creo, el gran fracaso de Fidel Castro, que no lo hizo él, que él debió haber iniciado en serio la transferencia del poder y, en vez de eso, se aferró al poder, y se aferró y se aferró hasta que se enfermó y ya no pudo hacer nada, y ahora Raúl ha purgado a todo el fidelismo del gobierno cubano, llevó a cabo literalmente una purga de todos los elementos leales a Fidel”.
Raúl ha instaurado todo un nuevo grupo en el poder en Cuba y sin embargo, “él al parecer sí está en la idea de que tiene que dejar el poder y tiene que aceptar la transición, está llevando las cosas en esa dirección; no sé si está pensando dejar a si hijo Alejandro como presidente de Cuba, pero pudiera ser, lo más probable es que de todas maneras el centro del poder político en Cuba durante algún tiempo no se alejará mucho de la familia Castro”.
El embargo seguirá
En cuanto a la parte económica, Pascoe Pierce asegura que el embargo económico estadounidense sobre la isla que aún persiste no será levantado en el corto plazo, “esto no sucederá pronto y eso lo sabe Raúl y lo sabe Obama; no hay condiciones porque tendrán que transitar primero por las elecciones, y ése es un elemento condicionante muy importante para la dirección política en Cuba. Ellos saben que no pueden en este momento ceder mucho, qué tal si llega un republicano, por decir algo, a la Casa Blanca y endurece el proceso con Cuba o decide no seguir en la misma dirección que han seguido hasta ahora las negociaciones”.
Cuba está pidiendo dos cosas: uno, el levantamiento del embargo, y dos, la entrega de Guantánamo, y son condiciones maximalistas que están planteando en este momento para poder tener su propia dinámica de reclamos frente a los posicionamientos de Washington o de algunos de los republicanos que están pidiendo la apertura del sistema político en Cuba, entonces es un jaloneo, y el jaloneo seguirá.
Lo que sí ha expresado el presidente norteamericano, apunta el politólogo mexicano, “es su disposición a avanzar lo más que pueda en este proceso para tratar de hacerlo irreversible, sabiendo que ya le tocará al siguiente gobierno levantar el embargo; ésa es la estrategia del presidente Obama, pero lo cierto es que están en un forcejeo con un futuro incierto, precisamente por las elecciones. Si Obama hubiera hecho esto al inicio de su gestión quizá ya habría avanzado mucho más, porque tengo claro que una parte mayoritaria del Congreso estadounidense está a favor de levantar el embargo a Cuba, pero hoy por hoy no se han atrevido a decirlo precisamente por la contienda electoral, por el forcejeo que hay en la contienda y la radicalización que ha habido de las cosas”.
No obstante, con este acercamiento entre ambos países, Barack Obama está pensando también en su legado, “así como Richard Nixon abrió la relación con China y ese hecho sigue siendo de alguna manera el sello notable de la gestión de Nixon como presidente de Estados Unidos, más allá de su desenlace final, catastrófico, que tuvo. En el caso de Obama, él está queriendo dejar esto como un legado, de que él abrió las cosas con Cuba, que él dio el vuelco que había que darle, y que eso lo ha logrado”.