El país de las cosas al revés

Usualmente las noticias dan cuenta de actos deleznables que suceden en diversas regiones de nuestro país: la actitud denigrante de Javier Duarte en Veracruz, ahí donde matan periodistas y escamotean recursos públicos a la Universidad Veracruzana.

En Michoacán los anteriores gobiernos estatales dejaron la entidad en la bancarrota, nadie ha pagado por ello, los estragos se padecen porque las deudas son latentes, la actual administración aún debe el pago de aguinaldos a gente que laboró el año anterior en las estructuras oficiales.

En Oaxaca ya no se sabe qué ideología tienen los aspirantes a gobernar esa entidad que viera nacer a Benito Juárez y Porfirio Díaz, todo se reduce a un pleito entre exporros y expriistas.

En Michoacán flota en el ambiente la historia de José Manuel Mireles Valverde, quien junto a muchos de sus paisanos se levantaron contra el crimen organizado porque los gobiernos no lo hicieron en su momento, dejaron crecer una bola de nieve que aplastó a muchas familias en la Tierra Caliente que fue un territorio ingobernable.

Los rastros de impunidad son latentes, regularmente los ricos nunca pisan una cárcel o salen casi al instante de haber ingresado, los pobres y enemigos políticos del régimen ellos sí pasan tiempo prolongado en las sombras. Como se decía antaño: “a los enemigos justicia a secas, a los amigos justicia y gracia”, ello pervive.

Mireles continúa preso, así lo determinó en su momento Alfredo Castillo Cervantes, quien continuó esa inveterada costumbre centralista que nunca se fue, el actual titular de la Comisión Nacional del Deporte en su papel como comisionado especial enviado por la federación dejó un rastro autoritario en Michoacán, fue un gobernador de facto.

Tal ha sido el pago del gobierno a un hombre que con otros de la región de la Tierra Caliente michoacana decidieron levantarse contra el crimen organizado porque el sector oficial decidió no intervenir. Ellos, los autodefensas, tuvieron las agallas de las que carecieron los gobiernos omisos.

Mireles continúa desterrado de su tierra, encarcelado en Sonora, el ex comisionado Alfredo Castillo da tumbos en la Comisión Nacional del Deporte y las injusticias se cuentan interminables: desaparecidos, ejecutados, corrupción a granel en diversas administraciones gubernamentales.

El abogado de Mireles, Ignacio Mendoza, ha señalado que es posible que el exvocero de los grupos de autodefensas pueda recuperar su libertad, al excomisionado Castillo parece caerle la noche. Lo cierto es que el caso del médico de Tepalcatepec es un retrato de la injusticia en un país brutal en el que las cosas están al revés. Quienes deben estar presos están libres, se pasean acompañados de su cinismo. Los que debieran estar en libertad pagan el precio de su osadía. La justicia parece una ínsula llamada utopía.