“La vas a pasar bien”. La frase del viejo Pánfilo ha marcado la ruta de Barak Hussein Obama por tierras cubanas con sus bemoles y sus sinsabores, muy normales y esperados. La gruesa capa de hielo está fracturada y podría venirse abajo de un momento a otro y mucho tiene que ver el espíritu libre de ese pueblo nacido para luchar.
Los cubanos trazan a su vez su propia ruta, una que puede seguir con facilidad el presidente que ya de por sí, pasará a la historia de los Estados Unidos de América por ser el primer mandatario de color en asumir las riendas y el control de la Casa Blanca.
Hoy, Barak Obama vuelve a marcar un precedente en su lucha por abatir el antiamericanismo profundamente arraigado en naciones como Cuba, más allá de los aspectos formativos y dogmáticos, rebasados por la alegría con que cientos de cubanos han recibido al jefe de estado por lo que la sola presencia del presidente norteamericano representa y que comenzó con el restablecimiento del servicio postal directo con la isla, una forma muy simbólica de hablar de diálogo, de conciliación y posibilidades, reflejado por igual en la carta que le respondió de puño y letra a su amiga cubana, la del “cafecito”.
Ahora fue el episodio donde un Barak Obama, más serio que de costumbre en este tipo de participaciones, “actúa” al teléfono en una llamada directa con Pánfilo, uno de los artistas más consentidos de la isla, despertó expectativas pero también, aflojó la tensión.
Para Obama romper con la inercia y recomponer esa relación, en un hecho que se antojaba casi imposible, le abre las puertas para reestablecer su política exterior con el bloque latinoamericano.
La izquierda latina ha sido el hueso más duro de roer para el presidente de color; quien enfrentó a líderes importantes de este continente que, evidentemente, lo despreciaron en lo público y en lo privado, ampliando y generando nuevos rompimientos difíciles de digerir.
Hoy la cosa cambia, como bien le dijo Pánfilo. “La vas a pasar bien”. El espíritu solidario y de cálido anfitrión colado en las frases del cubano y el libreto preparado para un presidente dispuesto a seguir la broma, haciendo propias las frases locales, intentando exponer cómo la diferencia del lenguaje, se puede correr de último para dejar lo verdaderamente importante: el que se estaban comunicando.
“No es fácil”, dijo el norteamericano. “Tampoco es difícil”, reviró Pánfilo, actor principal del programa de humor “Vivir del Cuento”, al primer presidente gringo que recorre las calles de la isla en los últimos 88 años.
Pánfilo, quien es interpretado por el actor Luis Silva, equivoca su llamada telefónica dirigida al Instituto Meteorológico de La Habana para saber si habrá lluvia y termina hablando a la Casa Blanca y, para colmo, es el propio Obama quien le responde la llamada.
El cubano brinca de júbilo cuando el presidente norteamericano lo reconoce y entran de lleno a un diálogo, sencillo, sobre la visita presidencia.
Pánfilo, en reciprocidad, le ofrece un vehículo para recogerlo cuando llegue al aeropuerto y le da mil recomendaciones al mandatario, y hasta le brinda su propia cama por si Obama no encuentra alojamiento.
El video, corto video, muestra a un Obama un tanto cuanto serio, al que se le escapan algunas sonrisas conforme avanza el diálogo, consciente de lo que representa pasarse un poquito en sus expresiones. Al final, la frase de Barak quedó a la distancia: “el pueblo cubano y el estadounidense son amigos”. Quizá.