Las recientes elecciones legislativas celebradas el pasado 26 de febrero, significaron un  importante retroceso para las corrientes más conservadoras dentro del espectro político iraní, y un triunfo para la línea negociadora y pragmática encabezada por el actual presidente Hassan Rohaní.

Los llamados “principalistas”, es decir, los políticos y partidarios que se autoadjudican ser herederos y defensores de los ideales fundacionales de la República Islámica de Irán y del pensamiento revolucionario más autóctono del Ayatollah Khomeini, perdieron una buena cantidad de asientos en los dos cuerpos legislativos por los cuales se compitió: el parlamento (Majlis) y la Asamblea de Expertos.

Una característica central del sistema electoral iraní, es que los individuos que se postulan a elección popular, primeramente tienen que ser aprobados por el Consejo de Guardianes, estructura que está compuesta por 12 juristas que se encargan además de velar por la correspondencia entre las leyes y la filosofía islámica.

Este Consejo concentra un enorme poder al decidir quién puede ser candidato o no, y a pesar de que siempre posibilita que el electorado escoja dentro de un espectro de alternativas, es el órgano más criticado por considerarse que es el principal obstáculo para el desarrollo de un ejercicio democrático pleno.

En esta ocasión, el Consejo de Guardianes, impidió la participación electoral de decenas de reformistas, e incluso de figuras con un altísimo prestigio dentro de la política iraní, como lo son el expresidente Mohammed Khatamí y Hassan Khomeini, nieto del fundador de la República Islámica.

Con tal decisión totalmente rechazable, el Consejo de Guardianes muestra, una vez más, que el problema central de su labor, no queda circunscrito a valoraciones filosóficas, ni a las credenciales islámicas de tal o cual candidato, sino que es una estructura clave en los rejuegos de la política interna y del poder en Irán.

Tanto Mohammed Khatamí como símbolo máximo de la reforma del sistema, como Hashemi Rafsanjaní (expresidente de corte pragmático) y el actual presidente Hassan Rohaní (también considerado como pragmático y muy cercano al pensamiento de reforma), exhortaron a la población a votar por candidatos reformistas y moderados.

Hay que tener en cuenta, que aunque en general se hacen referencia a la política iraní como un enfrentamiento general entre dos grandes campos: conservadores y reformistas, y que ello tiene un cierto sentido práctico al abordar el tema, un estudio algo más profundo demostrará inmediatamente la complejidad y la enorme cantidad de matices que existen dentro del faccionalismo político iraní.

Así podremos encontrar, tendencias prosistémicas, antisistémicas, independientes, reformistas, liberales, pragmáticas, moderadas, conservadoras, ultraconservadoras, y otras más, en dependencia del proceso analítico que desarrollemos.

Mucho depende del tema específico que esté en discusión, pues una misma figura política puede tener enfoques múltiples, y por ejemplo, ser más pragmático o liberal en materia económica, pero conservador en cuanto a costumbres sociales y participación política.

Las combinaciones pueden ser infinitas y los campos no están perfectamente definidos. Las figuras cambian de alineamiento en dependencia del tema, pero también del momento histórico específico.

A esta complejidad se une otra característica del sistema político, que es la conformación de coaliciones específicamente para participar en las elecciones y que contienen grupos y políticos de diversa tendencia. Algunas mantendrán sus filiaciones en otras etapas posteriores, pero otras se diluyen al pasar las votaciones.

En estas elecciones, algunas de las coaliciones que parecieron predominar fueron: Coalición Generalizada Reformista (agrupa a diversos Frentes, Consejos, Uniones, Partidos, Asociaciones, favorables a la reforma, pero también incluye a una fracción de principalistas que encabeza Ali Larijani, presidente del actual parlamento); la Coalición de Principalistas (reúne a organizaciones conservadoras); y la Coalición “Voz del Pueblo” (mezcla de políticos conservadores y reformistas).

En la elección parlamentaria quedaron definidos 226 asientos de un total de 290 en disputa. Otros 64 puestos quedaron pendientes para una segunda ronda electoral, pues es imprescindible que el candidato ganador obtenga al menos el 25% de los votos. Hasta ahora, el campo en favor de la reforma obtuvo 83 escaños, los conservadores 78 y los considerados como independientes 60, por lo cual será muy interesante ver cómo se comporta el parlamento en cuanto a sus discusiones y arreglos internos en aras de poder aprobar o no, nuevas leyes.

Respecto a la Asamblea de Expertos con sus 88 asientos, los reformistas y moderados obtuvieron una mayoría de un 59% con 52 escaños ganados, frente a 36 para los conservadores. La Asamblea —electa para los próximos seis años— muy probablemente tendrá que encargarse de elegir al nuevo Líder Supremo de la República Islámica, ante un Ali Khamenei que con 76 años ha tenido que enfrentar problemas de salud. De esta forma, la Asamblea de Expertos tendrá una altísima responsabilidad en discutir y decidir respecto al rumbo que tomará Irán en el futuro cercano.

Al explicarse los resultados de la votación, podemos pensar que una parte de la sociedad parece sentir un claro agotamiento con el sistema y está convencida de que se requieren cambios profundos; mientras otras tendencias parecen optar por una cierta continuidad sistémica, aunque con cambios, negando decididamente la exclusividad “revolucionaria” de los principalistas.

En el Irán de hoy, existen diversas formas de interpretar el proceso de continuidad y cambio, la defensa de la nación, la soberanía, las prioridades económicas, sociales y estratégicas, las relaciones exteriores del país, la participación democrática, los derechos individuales, e incluso hasta el propio islam. Nadie tiene el monopolio de las voluntades populares.

En estas elecciones legislativas, se ha dado un notable apoyo a las políticas desarrolladas por la actual administración del presidente Rohaní, votando en favor de un Irán que debe transformarse.

Enormes oportunidades financieras, comerciales, tecnológicas y de crecimiento económico se le presentan hoy, luego de haber logrado el acuerdo nuclear y el levantamiento de las sanciones internacionales. Las urnas mostraron que la sociedad iraní en general, está plenamente consciente de ello.

*Catedrático del Colmex.