Entrevista a Alfredo Jalife-Rahme | Profesor de la FCPyS-UNAM

 

Hasta ahora dos capitales europeas, París y Bruselas, han sido mayormente abatidas por el terrorismo. Atacada por musulmanes suicidas el 13 de noviembre de 2015, París se convirtió en el foco de atención al develar que el yihadismo del Estado Islámico no tenía imposibles y que los terroristas no eran necesariamente árabes sino que podían ser los mismos europeos. Esa noche —el viernes del terror— murieron 137 personas y 415 resultaron heridas.

En el marco de la investigación policial de los atentados en París, surge la persecución global de los autores intelectuales que condujo al arresto de Salah Abdesalam en el distrito belga de Molenbeek —la llamada cuna de terroristas—, en Bruselas, el pasado 17 de marzo, hecho que detonó dos bombas en el aeropuerto y en el metro de Bruselas dejando un saldo de 35 muertos y 340 heridos el pasado 22 de marzo.

Este segundo ataque en suelo europeo fue sorpresivo pero de alguna manera esperado, lo que no es de ninguna manera previsible es el lugar ni la fecha del próximo ataque porque el terrorismo islámico ha demostrado albergar células dormidas a escala global.

“Yo escribí sobre eso el 27 de enero de 2013, que los ataques eran una crónica anunciada. No solamente en París sino en Malí, en el Sahel, en África también. Esto forma parte de un entramado geopolítico. Precisamente me basé en declaraciones de un experto militar del Pentágono que había sido asistente del secretario del Pentágono Donald Rumsfeld, Michael Maloof, en donde él apuntaba que Francia y su presidente iban a ser blancos de ataque por los yihadistas”, aclaró Alfredo Jalife-Rahme, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México en entrevista exclusiva para Siempre!

Jalife-Rahme es un destacado analista mexicano, de origen libanés, especialista en relaciones internacionales, globalización y geopolítica; su más reciente libro se intitula: Las guerras globales del agua: privatización y fracking 2015.

El negocio mundial de la guerra

Para el analista, la lucha internacional contra el terrorismo islámico favorece al complejo militar industrial estadunidense.

“Tres días después de aquellos atentados en París del viernes 13 de noviembre, cuando abre la bolsa de valores el lunes, las acciones que se dispararon fueron las cuatro grandes transnacionales de Estados Unidos que venden armas. Estamos hablando de Raytheon, Northrop Grumman, General Electric y Boeing”, aclara el entrevistado.

En un lapso de dos a tres días, continúa Jalife-Rahme, estas empresas ganaron la cuantiosa suma de 30 mil millones de dólares. Y esos mismos días también, Estados Unidos vendió 1320 millones de dólares a Arabia Saudí.

Cabe señalar que Arabia Saudí es el segundo mayor importador de armas del mundo, según un estudio del Instituto de Investigaciones sobre la Paz, de Estocolmo, del 22 de febrero de 2016.

El mismo estudio señala que “una coalición de países árabes está usando armas avanzadas, principalmente provenientes de Estados Unidos y de Europa en Yemen. A pesar de los bajos precios del petróleo, hay programadas grandes entregas de armas en Oriente Medio para dar continuidad a los contratos firmados en los últimos cinco años”.

Ante esto, dice el entrevistado, la gran interrogante es cómo puede ser que todas las armas que vende occidente a los países de Oriente Medio acaban mayormente en las manos de los yihadistas.

Siria, entramado geopolítico

Jalife-Rahme señala que justo cuando surgen los atentados en París, también se estaba elucidando la travesía de los gasoductos y oleoductos en Siria, ya que este país cuenta con grandes reservas de gas en la costa.

Ante la reducción de la producción petrolera, el gas natural apunta a ser el próximo recurso que alimentará al mundo. Proyectos rusos abanderados por Gazprom de 1995 en contrapartida con el proyecto de origen europeo y estadunidense del gasoducto Nabbuco de 2008 hacen de Siria un territorio geoestratégico para la salida y entrada de gas natural entre el Mediterráneo y Oriente Medio.

“Esto también forma parte —dice el profesor entrevistado— de un reflejo en la tensión internacional que se vive entre Estados Unidos y Rusia que se ha aliado con China. También tiene mucho que ver con lo que pasó con los muyahidines, que son la matriz que dio luz a los yihadistas; estamos hablando de hace 35 años”.

Los muyahidines son musulmanes que hacen un esfuerzo espiritual —yihad— para lograr un objetivo, pero en el contexto militar del yihadismo, los muyahidines fueron catalogados como fundamentalistas islámicos y terroristas.

Según el entrevistado, los muyahidines dieron grandes dividendos al gobierno de Washington y fueron apoyados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), según una confesión expresa del consejero internacional del presidente estadunidense Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, en una entrevista al periódico Nouvelle Observateu.

“A partir de allí —estamos hablando de hace 35 años— se derrumba el muro de Berlín, y dos años más tarde se disuelve la Unión Soviética. Es decir, quien maneja a los yihadistas, los viejos muyahidines, pues son ellos mismos, son sus padres o abuelos, ya que hoy los yihadistas son sus hijos o nietos obviamente con una edad menor. Esto es el reflejo de la misma lucha geopolítica”, aclara Jalife-Rahme.

El entrevistado destaca que hay otros elementos que hacen comprensible la incursión de Rusia y China en la guerra contra los yihadistas porque tienen poblaciones islámicas muy importantes en su seno.

En recuento del analista, Rusia tiene el 20% de musulmanes del mundo en el Caúcaso. Y China alberga a 10 millones de musulmanes conocidos como uigures en la provincia de Xinjiang.

“Estos musulmanes están participando en la guerra de Siria. Incluso los servicios de inteligencia de Alemania han exhibido que el 95% de los mercenarios en Siria, no son sirios, sino que provienen del Caúcaso, de la parte de Chechenia, y son también uigures. En las fotos de las noticias aparecen como gente alta, delgada, blanca, no tienen nada que ver con los semitas árabes”, puntualiza el analista.

Surge un nuevo orden internacional

En una de las más recientes colaboraciones del entrevistado para el periódico mexicano La Jornada, del 16 de marzo de 2016, señala que ante la retirada de Rusia en Siria “Putin le deja el camino libre a Estados Unidos para conseguir su pequeña guerra victoriosa contra los yihadistas”.

En un juego de alianzas y de guerras regionales, Jalife-Rahme también sugiere, en el citado artículo, que Rusia mejor peleará en el frente del Ártico, donde se conecta con China.

“Además Rusia ha resucitado entre los muertos —destaca Jalife-Rahme— porque ya regresó y ha demostrado su dictadura militar en los teatros de Crimea y de Siria; aunque ya lo había demostrado en 2008 en Osetia del Sur y en Abjasia, en el Caúcaso. Y China también emerge como una potencia ascendente a escala mundial”.

Ante la próxima salida del presidente estadunidense Barack Obama seguramente va a dejar que la situación en Siria se pudra sin llegar a una tercera guerra mundial y va a dejarle el paquete a su sucesor o sucesora.

El panorama mundial no parece tener pies ni cabeza ante la guerra mundial contra el terrorismo, las crisis financieras en Europa y en Estados Unidos, la crisis migratoria y la crisis del petróleo.

“Mi muy humilde hipótesis es que el mundo está ahora en un caos global. Es un reflejo también del desorden global. El mundo se encuentra ahora en una bifurcación: o es la tercera guerra mundial que sería nuclear, que a mi juicio se aniquilarían mutuamente Estados Unidos y Rusia, nadie saldría vencedor y sería el fin del género humano, o tendrían que aceptar la nueva realidad, a mi juicio, del nuevo orden tripolar, que estaría integrado por Estados Unidos, Rusia y China. Ése sería, a mi juicio, el reordenamiento del mundo, con estas tres superpotencias, para darle configuración precisamente a una situación que combata el yihadismo global”, finaliza Jalife-Rahme.

@AlfredoJalifeRB

@ophelyas