Si la guerrilla en Colombia se tuviera que resumir en una frase, sería: Cinco décadas de dolor y más de ocho millones de víctimas.

Y de acompañamiento agregaría los miles de millones de pesos perdidos, las trágicas jornadas de lucha, una guerrilla infectada por presuntos vínculos con el narcotráfico y por los tintes políticos que más de uno han impregnado a lo largo de esos poco más de cincuenta años.

Histórico es ese largo periodo que vive el pueblo colombiano desde que en la década de los 60´s se registraran las primeras apariciones de los grupos armados y es también histórica la recta final que, al parecer, protagoniza éste que es considerado el movimiento más sangriento en la historia de América Latina.

Latinoamérica es así: recia, rebelde, inconforme. A lo largo de la historia, miles de hombres y mujeres han demostrado su alcance de miras, sus deseos del cambio y su convicción por lograrlo, así tengan que trazar ríos de sangre y dolor.

En Colombia hay dos corrientes guerrilleras que han marcado la vida de sus habitantes, y si bien el primer movimiento de este tipo nació en Cuba, cuando en 1956 una tropa liderada por Fidel Castro, procedente de México, inició su lucha contra el al dictador Fulgencio Batista, el de Colombia es el caso de mayor impacto a nivel internacional.

Ambos movimientos nacieron casi al mismo tiempo; el Ejército de Liberación Nacional se gestó con una ideología que combinaba el marxismo, con el cristianismo y un nacionalismo que supera lo radical. Esa misma ideología los llevó a justificar su uso desmedido de la violencia y la delincuencia, principalmente a través de extorsiones y de secuestros, para poder costear su causa.

En los últimos años, las autoridades colombianas han documentado incluso presuntos vínculos de esa guerrilla con el narcotráfico y sus antecedentes parecieran confirmarlo.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, es un movimiento que se autoproclama como el Ejército del Pueblo, que se rige por la mentalidad marxista-leninista y en su nombre, ha protagonizado sangrientas jornadas.

Cinco décadas han pasado desde que ambos movimientos asaltaron Colombia y robaron la paz y la tranquilidad de sus habitantes en el nombre de su malentendida democracia. Al menos ocho presidentes han intentado, en vano, alcanzar algún avance en el proceso de pacificación.

Ahora se ha confirmado que el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional acordaron iniciar ese proceso de paz y que el acuerdo podría alcanzar a las FARC. Se necesita primero que se cumpla la gran demanda al ELN, como es la liberación de todas las personas que mantiene secuestradas.

El proceso ha sido largo y lento; pareciera a ratos que por cada paso que avanzan, dan dos más en reversa. Abona el interés internacional de países hermanados por su ubicación geográfica; la interacción de Venezuela, Chile, Brasil y Cuba, con destacadas tareas en el proceso de pacificación.

Latinoamérica reza porque por fin se concreten los acuerdos y se firmen los históricos legados que permitan la pacificación de este país; si cae ese muro, cualquier otro lastre se puede romper.