Demócratas y Republicanos se disputan el territorio de los Estados Unidos, como solía hacerse en la época de los grandes colonizadores. En temporada de caza electoral, echan mano de todo tipo de estrategias para hacerse de votantes; es el momento en el que recuerdan a aquellos que han dejado en el olvido. Incluso, que han difamado y señalado como fuente de los grandes malestares nacionales. Los hispanos que radican en el vecino del norte, son los preferidos para la cacería de brujas. Pero su utilidad no termina ahí; son también un amplio grupo de votantes que, a final de cuentas, representan un suculento manjar de sufragios.
The Border Group (TBG) ha lanzado una campaña para que los mexicanos radicados en EE.UU sean nacionalizados y con ello, puedan votar. El objetivo, es que aquellos opositores del empresario y candidato Republicano Donald Trump, representen una fuerza electoral que haga contrapeso a la popularidad y apoyo con el que cuenta. Una de las promesas de su campaña: deportar a los 11 millones de ilegales que radican en el país.
¿Quién es esta asociación? ¿Qué hay detrás de ella? Se trata de una consultora de negocios transfronteriza, con sede en San Diego, California, cuya misión es promover, mejorar y apalancar las ventajas únicas de la frontera México-EE.UU. El CEO de la consultora es Mario C. López, miembro de la Asociación de Empresarios Mexicanos (AEM). Recientemente, López ha fungido como Director de Asuntos Binacionales para la ciudad de San Diego, y fue responsable del desarrollo e implementación de las políticas del alcalde en los asuntos pertenecientes a la agenda San Diego- México.
López asegura que alrededor de 2.7 millones de mexicanos, residen legalmente en el país. Son ellos quienes podrían naturalizarse para votar por primera vez, y tener voz en un proceso cuyas resoluciones les afecta directa e indirectamente. Más allá de esto, la urgencia por tener la posibilidad de votar se deriva de los mensajes xenofóbicos lanzados por Trump en contra de la comunidad latina. La acusa de estar conformada por meros violadores y criminales.
A pesar de ello, el CEO de TBG asegura que una gran cantidad de latinos de origen mexicano (alrededor de 35 millones), son indiferentes ante los deleznables mensajes emanados del candidato. ¿A qué se debe? A una fractura que existe en la comunidad latina, y en específico mexicana. Tan sólo una parte se encuentra registrada para ejercer el voto, además de que el reaccionar, las acciones llevadas a cabo por la comunidad latina organizada, ha sido lento, casi inexistente.
Para López, existe indiferencia ante los mensajes del empresario. Sin embargo, también existen conscientes partidarios del candidato Republicano; connacionales que piensan como el sector conservador de los EE.UU., o al menos, lo apoyan. Tal es el caso del mexicano Luis Velázquez, quien ha vivido en el país durante 39 años, y se dedica a las bienes raíces en Las Vegas, Nevada. Cabe mencionar que Velázquez heredó de su madre —quien radicó en San Diego— la ciudadanía estadounidense; no tuvo que padecer el vía crucis como muchos otros.
El motivo por el cual el ex partidario Demócrata durante 20 años apoya al candidato, no tiene relación alguna con el motivo por el cual es repudiado. Para sus opositores, el tema de la inmigración es lo principal. El mexicano decidió hacer a un lado ese tema, el cual asegura se ha intentado resolver durante 100 años sin obtener resultados palpables, y tomar en cuenta el tema económico. Claro, siendo un magnate, Trump debe ser bueno en la materia.
Una de las propuestas que le resultan más atractivas a Velázquez, es el beneficio de no pagar impuestos del cual gozarían aquellas personas solteras con un ingreso anual menor a los 25 mil dólares, al igual que las parejas con un ingreso anual menor a los 50 mil dólares. A su parecer, “mucha gente dice que Estados Unidos es la corporación más grande del mundo. Yo estoy de acuerdo. Entonces, ¿qué negocio tiene un abogado como para dirigir una corporación? Ninguno. El presidente tiene que ser una persona de negocios“.
La nacionalización de mexicanos para ejercer su voto, será un proceso que habrá de seguirse minuciosamente.
Su representatividad en los comicios electorales, puede definir la estancia del partido Republicano en el poder durante los próximos cuatro años. Es necesario hacer hincapié en que los votantes tienen intereses personales, con base en los cuales elegirán al candidato que mejor los represente, y en mayor medida, pueda materializarlos.
Esto debe ser una lección para candidatos y partidos. Al parecer el electorado se guía no tanto por su imagen e ideales, los cuales pueden mantenerse intactos; lo que le importa son las propuestas que lancen (y evidentemente cumplan) en el corto y mediano plazo. Los intereses de la ciudadanía son diversos y cambiantes, derivado del siempre dinámico contexto. Esa dinamicidad es la que deben aprehender y poner en práctica.
Por último, resulta pertinente cuestionarse si la campaña de TBG tiene un genuino interés en la participación de los connacionales en la política que les afecta, o se trata de una estrategia con fachada de interés en la participación ciudadana, que esconde fines meramente utilitarios, los cuales podrían verse realizados al contar con una oposición sustanciosa.