Retos y oportunidades

Como hemos mencionado en números anteriores, en el entorno económico de México en 2016 confluyen fenómenos de orden externo e interno que impactan el crecimiento; sin embargo, entre las fortalezas con las que contamos para salir adelante está el desarrollo de algunos de sus sectores estratégicos; tal es el caso del sector energético que, bajo la coyuntura actual, tiene importantes retos y oportunidades.

Sólo por recordar, en términos externos, la economía mundial continúa sin mostrar claras señales de recuperación; los países emergentes —entre ellos los BRICS—, que después de la crisis de 2008 apoyaron el crecimiento mundial, comienzan a desacelerar su ritmo de crecimiento; las naciones avanzadas en Europa no logran salir de la recesión, mientras que Estados Unidos presenta problemas para acelerar su actividad industrial. Asimismo, los precios de algunas materias primas, como el petróleo, no han aumentado, causando estragos en los ingresos públicos de los países productores, así como en la estabilidad financiera de las compañías petroleras. Mientras tanto, los tipos de cambio continúan con comportamientos dispares con respecto al dólar, con consecuencias inflacionarias para algunas naciones, debido al traspaso de la inflación externa.

En el ámbito interno, buena parte de la fuente de incertidumbre económica proviene de la fuerte dependencia que existe del presupuesto en los precios del petróleo. Prueba de ello es que, durante 2015 y para el presupuesto de 2016, se llevaron a cabo reducciones de gasto que se han centrado en los presupuestos asignados a la SCT, CFE y Pemex. El recorte más reciente se anunció en el mes de febrero, cuando se redujeron 132 mil millones de pesos en el gasto público de Pemex y de algunas otras dependencias de la administración pública federal.

En cuanto a las oportunidades, la mayor parte de ellas se derivan de los objetivos expresados en la Reforma Energética, la cual busca, entre otras cosas: mejorar la economía de las familias mediante la disminución de los precios y tarifas, aumentar la inversión y empleos, producir energía con base en tecnologías limpias y fortalecer la rectoría del Estado y reforzar Pemex y CFE.

De hecho, esta reforma ya ha mostrado algunos avances, los cuales han contribuido a mantener la estabilidad macroeconómica. Los menores costos de los insumos energéticos están elevando la competitividad del país y se están traduciendo en una inflación históricamente baja, que incrementa los salarios reales. Hoy en día, el precio de las gasolinas se mantiene estable y se liberará a precios de mercado en 2018, con lo que todavía podrían disminuir más. La apertura del mercado mexicano a la libre importación de gasolinas generará mayores inversiones en infraestructura logística y de almacenamiento y mayor competencia en la distribución. En el sector eléctrico, a partir de 2014 hemos visto la reducción de las tarifas en el orden del 2% anual, así como una mayor generación de energías limpias (La CRE indica que se han otorgado aproximadamente 421 permisos para la generación de electricidad con energías limpias).

Pte. Consultores Internacionales, S.C.