Cuando una consulta especialista en temas ambientales como lo es Claudia Hernández Barrios, de la oficina regional de la Agencia de Cooperación Alemana, afirma que los gobiernos, el federal y local en la ciudad de México, carecen de coordinación en materia ambiental, rompe con la declaratonitis de frases como “esfuerzos conjuntos… trabajo interinstitucional” y todas esas que juran entendimiento y conexión en la búsqueda de un bien común o colectivo. No hay tal.

En el reciente Congreso Internacional de Transporte organizado por la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), la octava edición de hecho, la consultora participó en la mesa de trabajo sobre el transporte y su influencia en el cambio climático.

Distintas conclusiones de este octavo foro de hecho fueron dedicadas a la urgencia de modificar los esquemas de la movilidad hacia transportes particulares, públicos y colectivos más sustentables, con el fin de que México logre reducir hasta en un 22 por ciento la emisión de gases de efecto invernadero durante las próximas tres décadas, al grado de proponer la creación de un marco jurídico que regule y abone dicho tema.

Durante su participación en la mesa de trabajo la consultora Hernández Barrios reveló cómo las distintas dependencias actúan y se limitan conforme a sus atribuciones, pero no existe articulación y coordinación para atender de fondo el problemade la contaminación ambiental”; es decir, la Federación no le pregunta ni consulta con el gobierno local sobre el problema real y la forma de solucionarlo.

Mientras que en la intervención del Presidente y Director General de Felipe Ochoa y Asociados, S. C., Reyes Juárez del Ángel, explicó que la situación que se vive en la Ciudad de México sobre la contaminación no es un tema nuevo. 

En los últimos veinte años, se facilitó el uso del automóvil y ahora, la densidad poblacional de la Ciudad de México ha aumentado; anteriormente la población era de 16 millones de habitantes de la zona Metropolitana, pero ahora son más de 21 millones. Antes se circulaba a 40 km/h y ahora la velocidad es de 15km/h.

Los congestionamientos viales se han incrementado en cuatro veces en el mismo periodo, con los daños colaterales que ello implica: salud, economía, etcétera. Aunado a ello, está el agregado de la migración que continúa siendo alta hacia la capital del país.

Las conclusiones y problemáticas expuestas en el foro, preocupan mucho: el actual sistema de transporte ha superado la demanda estimada, pues sólo en la línea 1, se atendían aproximadamente 13 mil pasajeros en horas pico y específicamente en el caso de la estación Insurgentes, donde se traslada el 45 por ciento de los usuarios del Metrobús, se atedió a más de un millón doscientas mil personas tras las medidas de contingencia implementadas por el gobierno capitalino.

La crisis que enfrenta la ciudad de México en materia ambiental, es una problemática que debería ser tomada por el resto de las entidades federativas –unas con más urgencia que otras-, como uno de esos ejemplos a no seguir. Puede pensarse que es una de esas situaciones que “no pasará”.

Así lo creyeron las autoridades hace algunas décadas; de hecho intentaron algunos esfuerzos, mínimos, en vano. Pero lamentablemente, pudo más la indiferencia y hoy pagan caro la osadía.