México es un país de gordos y de estresados. Estudios internacionales de organizaciones dedicadas a la salud y la medicina preventiva, incluida la OMS, ubican a la nación azteca como la segunda a nivel mundial con mayor estrés de tipo laboral (aunque el porcentaje debería de ser mayor por ciudadanos alterados por la crítica situación económica que se vive).

hasta el año pasado no había sido incluido en el catálogo de enfermedades discapacitantes, como tal (aunque sí otros problemas de salud derivados del estrés), en el Instituto Mexicano del Seguro Social, pese a que entre el 65 y el 70 por ciento de la clase trabajadora mexicana vive estresada.

En la actualidad, las enfermedades psicosociales causan grandes afectaciones a las pequeñas y medianas empresas, limitadas en su capacidad para identificar, prevenir o atender los problemas de salud, derivadas del estrés como la ansiedad, la fatiga y la depresión, tan comunes hoy en día.

A pesar de su incidencia, estos padecimientos quedaron fuera del Informe sobre Accidentes y Enfermedades de Trabajo Nacional 2005-2014, que presentó el año pasado la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.

En dicho documento, que está basado en estadísticas del Instituto Mexicano del Seguro Social, donde Coahuila, la ciudad de México, Chihuahua y Jalisco, acumulan los mayores porcentajes de enfermedades del trabajo, los padecimientos laborales, según naturaleza de la lesión y sexo, son: hipoacusias, neumoconiosis, dorsopatías, enfermedades del ojo y sus anexos, entesopatías, síndrome del túnel carpiano Lesiones del Hombro, intoxicaciones, afecciones respiratorias debidas a inhalación de gases, humos, vapores y sustancias químicas; dermatitis de contacto por irritantes.

Están, sí, las hipoacusias, que es la reducción de la capacidad auditiva de la persona, por ejemplo, se presenta en el 32.2% de la población trabajadora, debido a que una exposición a ruidos en el ámbito laboral o las neumocomiosis, presentes en el 16 por ciento de las incidencias (conjunto de enfermedades pulmonares producidas por la inhalación de polvos, ambientales o químicos).

Pero fuera de este estudio quedaron las enfermedades gastrointestinales, en algunos casos asociadas al estrés laboral y la falta de actividad física, como la gastritis y la colitis y otras que en los últimos años han cobrado un particular interés por su incremento notable: la violencia (violencia física, acoso físico o psicológico) y el mobbing, que son las agresiones perpetradaspor un grupo o persona identificable, de manera deliberada y concertada; sistemática, recurrente y prolongada en el tiempo, la cual tiene por objeto anular, aislar o expulsar a un compañero de trabajo.

De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, uno de cada diez trabajadores es víctima de acoso laboral; y el 75 por ciento, son mujeres acosadas. 

De ahí que en el 2014, el senado de la República aprobó modificaciones al Código Penal Federal a fin de sancionar con hasta 40 días de salario mínimo, a quien incurra en el delito de acoso laboral, llamado también mobbing.

Al final, una larga, muy larga lista de padecimientos asociados al estrés que más tarde o más pronto deberán ser incluidas en el catálogo de enfermedades discapacitantes.