[gdlr_text_align class=”right” ][gdlr_heading tag=”h5″ size=”26px” font_weight=”bold” color=”#ffffff” background=”#FA5858″ icon=” icon-quote-left” ]Que las redes de la delincuencia organizada están vinculadas con empresas legales como hoteles, agencias de viajes o salones de belleza.[/gdlr_heading][/gdlr_text_align]

Filón de oro

La agencia de policía europea Europol acaba de publicar un estudio en el que señala que según sus estimaciones, la trata de personas, en su modalidad de migración clandestina, reporta a la delincuencia organizada entre cinco mil y seis mil millones de dólares. Por supuesto que el estudio se inscribe en el dramático panorama que han estado viviendo los migrantes que pretenden llegar a los países europeos, y cuyo número se ha incrementado hasta alcanzar más de un millón de personas, a partir de 2014, y cuyo éxodo se convirtió en masivo desde el estallido del conflicto en Siria. Las estimaciones dadas a conocer por la Europol también se inscriben, obviamente, en la adopción de políticas y determinaciones de rechazo a los migrantes con las que los países europeos pretenden eludir el problema, o por lo menos traspasarlo a los países más débiles.

Aunque las declaraciones de Europol ayudan objetivamente a las campañas contra los migrantes, no dejan de ser interesantes los datos que proporcionan. Por ejemplo, que alrededor del 90 por ciento de estos migrantes se vieron obligados a “usar los recursos de traficantes de personas”, quienes, por lo general, les proporcionaron documentación falsa, además de botes de goma de entre 8 y 12 metros, en los que viajan entre 30 y 40 personas. En estos casos, los tratantes no hacen el recorrido, sino son los propios migrantes los encargados de dirigir las “embarcaciones”. Por sus servicios, los tratantes cobran, según Europol, entre tres mil 200 y seis mil 500 dólares, y que, con frecuencia, como los migrantes carecen de recursos, el costo es pagado en especie, o sea con servicios sexuales o laborales. También señala la Europol que las redes de la delincuencia organizada están vinculadas con empresas legales como hoteles, agencias de viajes o salones de belleza.

Si bien las corrientes de migrantes hacia Europa se han incrementado hasta 1600 por ciento desde 2014, también es cierto que desde hace muchos años la trata de personas, en sus distintas modalidades, ha ocupado el segundo lugar entre las ramas del capitalismo criminal que proporcionan un mayor monto de ingresos a las empresas de la delincuencia organizada, sólo precedida por la gran industria del narcotráfico.

El auge de la rama de migrantes se deriva de las transformaciones de la acumulación de capital que han determinado la internacionalización del proceso productivo, así como la aplicación de tecnologías que son ahorradoras de fuerza de trabajo en forma extraordinaria. Las nuevas formas de organización del proceso productivo han determinado la hipertrofia del desempleo, tanto en los países altamente industrializados, como en los subdesarrollados, así como lo que se ha identificado como la internacionalización del ejército industrial de reserva. Esta realidad ha llevado a los trabajadores a buscar en la migración una vía para la supervivencia, que no encuentran en sus propios países. El fenómeno ha crecido de tal manera que numerosos estudiosos lo han descrito como neonomadismo, para traer a la memoria las grandes migraciones de la prehistoria de la humanidad.

Es evidente que en este neonomadismo la delincuencia organizada ha encontrado un filón de oro, pues en prácticamente todos los países se establecen trabas legales para la recepción de los migrantes, de tal modo que al no poder trasladarse de manera legal a sus destinos, los neonómadas tienen que recurrir, necesariamente, a los tratantes, con lo cual son doble o triplemente explotados: por los tratantes de personas, por las autoridades en que campea la corrupción y por los patrones para los que finalmente trabajan.