[gdlr_text_align class=”right” ][gdlr_heading tag=”h5″ size=”26px” font_weight=”bold” color=”#ffffff” background=”#FA5858″ icon=” icon-quote-left” ]
Siempre el empecinamiento de hacer candidatos a amigos y compadres, de presentar candidatos con antecedentes nefastos o mala fama pública.
[/gdlr_heading][/gdlr_text_align]

Todo se vale, hasta aliarse con el diablo

Este primer domingo de junio cuando el lector despliegue su revista Siempre! estaremos viviendo un día de elecciones complejas, difíciles, manchadas por la sombra de la delincuencia en algunos lugares, sin que comparta la afirmación de que la totalidad del proceso electoral esté sucio por la intervención delincuencial, hace mucho tiempo, que unos comicios no se presentaban tan descompuestos.

La intervención del dinero negro hace décadas que se alertó, cuando se acordaron las prerrogativas a los partidos, y desde entonces se alertó de esa posibilidad; lo que hoy acontece viene a darnos la razón, aunque algunos inefables que participaron en esa reforma, al igual que con la prohibición de “guerra sucia”, nunca como hoy un proceso electoral estuvo teñido de insultos, diatribas, injurias, calumnias e infamias, y de esa conducta reprochable no se salva ninguna formación partidaria.

Y aún no se celebra la jornada comicial y ya hablan algunos capitostes partidistas de realizar una nueva reforma para poner nuevos candados contra la “campañas negras”, en cuya ejecución se derrochan los inmensos recursos fiscales que les otorgamos vía prerrogativas. Es claro que no se entiende en los partidos políticos el rencor social acumulado, la ira refrenada, la cólera contenida, es eso y no ningún “mal humor” lo que se percibe, pero no entienden, siempre las mismas caras, siempre el empecinamiento de hacer candidatos a amigos y compadres, de concretar alianzas con tránsfugas de otras formaciones políticas, de presentar candidatos con antecedentes nefastos o clara mala fama pública.

En esta jornada comicial están en juego en trece entidades: 1009 cargos; 12 gubernaturas; 549 presidencias municipales; 388 diputaciones locales y 60 diputados constituyentes en la Ciudad de México, en general, habrá una alto abstencionismo, con altibajos en razón de situaciones locales y también como nunca los habitantes del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, mostrarán su repudio con una posible baja concurrencia a las urnas, que algunos estiman en un altísimo ausentismo del 78 por ciento.

Asimismo, hemos presenciado que las alianzas “pragmáticas” entre partidos disímbolos como las del PAN/PRD ya dieron de sí; en el pasado reciente les funcionaron en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, hoy las últimas mediciones y sondeos de opinión no les son favorables o están muy reñidas esas candidaturas entre la derecha y la izquierda, impensables no hace mucho, cuando las ideologías, las convicciones, los valores eran las premisas de actuación de los políticos de profesión aglutinados en las formaciones partidarias. Hoy todo se vale, hasta aliarse con el diablo, dirían espantadas las abuelas.

Otro fenómeno, éste más reciente, es el de las candidaturas independientes, después del triunfo del Bronco en Nuevo Leon —que resultó no tan independiente—, ahora se presentan varias candidaturas independientes en los estados y una profusión de independientes en la Ciudad de México, que parece choteo de esta figura.

Finalmente, los resultados para bien o para mal habrán de perfilar el año 2018, con nuevos equilibrios y nueva distribución del poder político, así como de los recursos financieros que ello conlleva.