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El supuesto secuestro en Tamaulipas del futbolista Alan Pulido generó un sinfín de comentarios y dudas.
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Afecta todos los estratos sociales
El modo de contener los delitos y fomentar
las virtudes es castigar al
delincuente y proteger al inocente.
Manuel Belgrano
El secuestro es una actividad ilícita que genera una cantidad incalculable de recursos económicos, lo que la hace tan atractiva para las bandas delincuenciales que, con métodos cada vez más sanguinarios, dejan huellas indelebles en las víctimas y sus entornos familiares y afectivos. Es hoy en día un flagelo que poco a poco carcome la paz y tranquilidad de los ciudadanos.
Es tan grave que afecta y daña todos los estratos sociales, salvo por las cantidades y montos que se exigen a cambio de la libertad de las víctimas. Desde grandes secuestros en los que se solicitan millonarias sumas de dinero, hasta los secuestros exprés para vaciar tarjetas, pedir cantidades menores o bienes en especie.
En nuestro país esta actividad delictiva cada vez crece más y las autoridades se ven rebasadas. A veces lo más grave es que quienes tienen el deber de cuidado y protección de la sociedad son delincuentes disfrazados de policías o de autoridad los que se encuentran involucrados no sólo para proteger a los delincuentes sino que muchas veces ellos son los delincuentes.
Para la organización no gubernamental México Denuncia, la falta de una autentica investigación que permita sancionar a los delincuentes ha generado una gran impunidad que es aprovechada para que el secuestro crezca.
Según datos de esta ONG, “durante el año 2013 se registraron 74 casos cada 24 horas. En 2014 la cifra se incrementó a 88 casos al día. Durante 2015 esta cifra se ha mantenido”.
De los informes que esta asociación ha trabajado tenemos que a la par del incremento de los secuestros también aumentó la violencia contra las victimas: ellos han detectado que “en 75% de los casos, se ha encontrado participación directa de policías federales. Y que “mientras que en 2008 se ejecutaban a 3 de cada 10 víctimas ahora han pasado a 6 de cada 10”. Vemos que se duplicó esta cifra.
Tanto esta ONG como la de Alto al Secuestro coinciden en que las entidades con más secuestros son “el DF, Estado de México, Morelos, Chihuahua, Jalisco, Nuevo León y Zacatecas” y en donde también expresan que mas policías participan en las bandas delincuenciales, lo que genera un gran temor entre los ciudadanos y, por ello, según estadísticas de estas ONG “sólo se denuncia uno de cada 43 secuestros, situación que genera impunidad para los secuestradores y permite su libre operación”.
Hace unos días, el supuesto secuestro en Tamaulipas del futbolista Alan Pulido generó un sinfín de comentarios y dudas, por su pronta liberación y la forma en que fue presentado. La indignación generalizada se dio por la prontitud con que las autoridades reaccionaron al tratarse de una persona de renombre, lo que desafortunadamente no sucede con los ciudadanos en general. Debe ser obligado que la autoridad combata el secuestro sin distingos.
@perezcuevasmx
perezcuevasmx@gmail.com


