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Hay una creciente desconfianza en el comportamiento de la economía mexicana, que ha provocado una cuantiosa fuga de capitales
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Los empresarios fugan sus capitales

Acaba de publicarse el informe trimestral del Banco de México sobre la balanza de pagos, y los datos muestran algunas conductas y resultados que mueven a preocupación. Antes de entrar en materia, habría que señalar lo que a menudo platico con mis alumnos que estudian para economistas y es que la economía no es un asunto de cosas, sino de personas. Cuando hablamos de la balanza de pagos, ciertamente nos referimos a sumas de muchas transacciones como exportaciones o importaciones, y en este sentido puede parecer un tanto abstracto, pero en última instancia todos esos intercambios son hechos por personas.

En esta ocasión, la balanza de pagos del primer trimestre de este 2016, muestra, en primer lugar, que los pagos por intereses han aumentado significativamente, pues sumaron 4 mil 920 millones de dólares, aumento que se deriva de la decisión del gobierno y de los empresarios de contratar más deuda, lo que obviamente implica pagar más intereses. También vale la pena mencionar, lo que constituye una deuda, aunque no se mencione como tal, que el gobierno mexicano emitió valores en el exterior por 12 mil 462 millones de dólares.

Otro dato de los notables es que las utilidades remitidas al exterior, o sea las que obtuvieron las empresas con capital extranjero establecidas en México, suman otros 4 mil 867 millones de dólares. Ciertamente, una parte importante, 3 mil 096 millones de dólares, se reinvirtieron aquí, pero esas reinversiones sólo aumentan la participación de las transnacionales extranjeras, lo que en un plazo no muy largo, determinará más utilidades para esas empresas, que finalmente las remitirán a sus países, y por lo tanto representarán una salida de divisas de México.

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Otro renglón que también representa una salida de divisas, conocida como fuga de capitales, es el retiro del mercado de dinero del sector público por 4 mil 336 millones de dólares. Aún más importante es la expansión de los depósitos en el exterior, propiedad de residentes en México, por 10 mil 994 millones de dólares. A lo que se sumaría el renglón de errores y omisiones, el cual refleja, por lo general, cuando tiene un signo negativo, también fuga de capitales y que en el primer trimestre sumó mil 215 millones de dólares.

La balanza de mercancías o sea la que registra las importaciones y exportaciones de productos, también presenta un saldo deficitario, ocasionado, por supuesto, en gran parte por la caída del precio del petróleo, pero también por el descenso en las exportaciones no petroleras.

Los saldos negativos tuvieron como compensación la inversión extranjera, tanto directa como de cartera, que significa una extranjerización de la planta productiva, pues la mayor parte se dirige a la industria manufacturera, y también, como decía antes, en el mediano y largo plazo provoca nuevas salidas de divisas, y con ello una descapitalización del país.

Otra corriente que compensó los déficit fueron las remesas de los trabajadores mexicanos que viven en el exterior y que sumaron 6 mil 126 millones de dólares, entre enero y marzo, superando así las exportaciones petroleras, que fueron en total de poco menos de 4 mil millones de dólares.

En resumen, lo que muestran los datos de la balanza de pagos es que hay una creciente desconfianza en el comportamiento de la economía mexicana, que ha provocado una cuantiosa fuga de capitales, que tanto los empresarios como el gobierno mexicano están recurriendo crecientemente al endeudamiento, que la extranjerización de la planta productiva cada vez se acentúa más y que los migrantes mexicanos realizan la mayor obtención de recursos del exterior, o sea que la fuerza de trabajo hoy constituye la más importante exportación de nuestro país.