“¡No más, por favor!”, es la expresión que muchos reporteros de Oaxaca han expresado con indignación, luego de que un editor y un camarógrafo de Tv Azteca fueran retenidos en Nochixtlán por habitantes del lugar y simpatizantes de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Es imposible volver a tocar el tema, pero es apremiante que se evidencie la impunidad, la corrupción, el abuso y la violencia, más aún en un estado fallido como Oaxaca, que pasa por uno de sus peores momentos económicos, políticos y sociales.
De manera aberrante, a cambio de liberar a sus víctimas, los hechores exigieron 15 minutos al aire en el noticiario nacional de Javier Alatorre para según dar su versión de los últimos hechos violentos ocurridos en ese estado del sur.
La información emitida por el Fiscal de Oaxaca revela que durante los enfrentamientos del fin de semana, ocho personas han muerto, de las cuales ninguna fue identificada como trabajador del sector educativo y de éstas, siete perdieron la vida por proyectil de arma de fuego.
En su espacio informativo, Javier Alatorre denunció en el noticiario estelar de la televisora del Ajusco, que Fernando Albarrán y Enrique Cortés fueron tomados como rehenes por sujetos que hasta las 23 horas los mantuvieron privados de su libertad al interior de un cibercafé, al igual que a tres policías federales.
Si bien Alatorre aclaró que nunca perdieron comunicación con sus compañeros, también señaló, enfático, que las autoridades de los tres niveles de gobierno fueron enteradas de lo ocurrido; a pesar de la liberación de ambos trabajadores, el hecho ha sacudido, inevitablemente, al gremio periodístico.
“Aquí en Oaxaca no van a hacer nada por intentar rescatar a los compañeros, ya que les han incendiado dos vehículos, los han golpeado, les han hecho la vida imposible durante sus coberturas y nadie hace algo para garantizarnos nuestra seguridad”, arguyó un comunicador regional que pidió no revelar su nombre.
“Yo quisiera preguntarle a los maestros disidentes de Oaxaca, ¿desde cuándo no te plantas a dar clases en una aula?, mera curiosidad, cabrón; mamá era políticamente activa en su vida sindical, pero nunca dejó sin clases a sus alumnos, se los aseguró yo que la acompañaba a mítines, intervenciones y manifestaciones”, mencionó desde el norte del país, otro comunicador.
Esto demuestra que la CNTE ha perdido el control de sus movilizaciones; el Estado ha sido rebasado y, que como se advirtió en este espacio, la convulsión social ha sido aprovechada por grupos criminales (armados, paramilitares, indígenas, del narco y hasta estudiantiles).
El pecado de los reporteros en ese estado seudogobernado por Gabino Cué es haber evidenciado lo que en realidad sucede en esas tierras natales del Benemérito de las Américas, Benito Juárez.
No obstante, el problema mayor es que se ha documentado, paso a paso, el uso de armas de fuego de parte de la Policía Federal, así como de los simpatizantes e integrantes o adherentes del ala radical del magisterio oaxaqueño. “A río revuelto… ganancia de criminales o vividores”.