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Ahora todos piden el diálogo. Lo habrá entre dos actores que mantienen posiciones inamovibles.

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CNTE-Nochixtlán

 

Éramos muchos y parió la abuela.

José Fonseca

A raíz de la violencia que otra vez padecen los oaxaqueños recuerdo una anécdota de hace diez años, cuando la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y sus aliados con vocación guerrillera mantuvieron secuestrada la ciudad de Oaxaca y a sus habitantes.

Ante la inacción del gobierno de Vicente Fox, entonces presidente de la república, y la violencia que padecían, un joven doctor, al preguntarle por la situación, respondió con un lamento que fue reproche:

“La verdad es que creo que ya nos olvidó Dios”. Su respuesta reflejaba lo indefensos que se sentían la mayoría de los oaxaqueños.

Ahora, amigos y amigas oaxaqueños que, cuando se le quitó a la sección 22 del magisterio el control de la educación en el Estado, albergaban la esperanza de recuperar la tranquilidad, me informan de su desencanto. Este desencanto lo provocó el anuncio del diálogo de la CNTE con el secretario de Gobernación, acompañados de una “comisión mediadora por la paz”.

G19061618.JPG NOCHIXTLÁN, Oax.- Protest/Manifestación-Oaxaca.- Pobladores de este municipio e integrantes de la CNTE se enfrentaron con elementos de la policía federal durante el operativo para despejar la supercarretera Oaxaca-México y la carretera federal 190, la madrugada de este domingo 19 de junio de 2016. Foto: Agencia EL UNIVERSAL/Edwin Hernández/RCC

Pobladores de este municipio e integrantes de la CNTE se enfrentaron con elementos de la policía federal durante el operativo para despejar la supercarretera Oaxaca-México y la carretera federal 190, la madrugada de este domingo 19 de junio de 2016. Foto: Agencia EL UNIVERSAL/Edwin Hernández/RCC

Desde el enfrentamiento en Nochixtlán que costó la vida a ocho personas —y ninguno profesor de la sección 22— y dejó medio centenar de civiles heridos y otros tantos policías, todos aquéllos, incluidos militantes de la izquierda que demandaban la aplicación de la ley, todos han dado un paso atrás.

Quizá tengan razón, porque muchos actores políticos, especialmente de la izquierda, han mantenido viva la memoria de los trágicos sucesos de 1968 en Tlatelolco y del Halconazo de 1971.

Ahora todos piden el diálogo. Lo habrá entre dos actores que mantienen posiciones inamovibles. La CNTE exige que se derogue la reforma constitucional de la que surgió la reforma educativa, mientras el gobierno, al menos por ahora, está obligado a cumplir con la ley.

Para facilitarlo se ha exculpado a la CNTE de responsabilidad por la violencia en Oaxaca. Desde que a los dirigentes de la sección 22 se les arrebató el control y manejo de la educación en Oaxaca, su poder disminuyó y han sido los grupos radicales quienes los han reforzado, convirtiendo a los profesores en convenientes “compañeros de viaje” de un movimiento cuyo propósito es desestabilizar no sólo a este gobierno, a cualquier gobierno de la república.

Es posible, aunque no probable, que el diálogo desvincule a la CNTE de ese movimiento. Mientras lo consiguen, los oaxaqueños se sienten indefensos, más desencantados que en 2006.

Y no hay argumento que les impida repetir aquello de “ya nos abandonó Dios”. Están cerca de perder la esperanza.

 

jfonseca@cafepolitico.com