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La política económica debe retomar sus orígenes constitucionales para la auténtica rectoría del Estado en materia económica y social.

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Es urgente el cambio de modelo económico

Todo empezó en la Gran Bretaña con las teorías económicas que plantearon —muchos años atrás— Von Hayek y Von Mises, surtiendo efecto a partir del gobierno de Margaret Thatcher con los conceptos de “adelgazamiento del Estado” “desmantelamiento de las redes de protección social”, “apertura de fronteras” y el “triunfo del mercado sobre el Estado”.

Recordemos que Von Mises y Von Hayek estuvieron en los años treinta en México invitados por Aníbal de Iturbide y Bailleres, junto con otros empresarios más para plantear una política económica en contra de la visión cardenista que se caracterizó por la ejecución de la reforma agraria, la expropiación petrolera y la política internacional independiente.

A partir de la caída del Muro de Berlín, estas doctrinas se convirtieron en mantras fundamentalistas que propiciaron los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, apoyadas por la llamada escuela de Chicago encabezada por Milton Friedman; se trasformó el concepto de la Teoría del Valor, donde se perdió el sentido de la producción de bienes y servicios, por la exacerbada especulación financiera.

La globalización neoliberal tuvo éxitos importantes, aceleró el proceso tecnológico de la humanidad que, con nuevas herramientas, dio un formidable salto hacia el futuro; sin embargo, la riqueza se concentró en el .01% de la población, y creció la pobreza de manera exponencial, provocando el enojo colectivo de miles de millones de seres humanos, que, aun teniendo empleo, no pueden traspasar la línea de la pobreza, y muchos millones más, inmersos en la pobreza extrema.

The exit of Britain from the European Union, the "Brexit" (MaxPPP TagID: dpaphotostwo527836.jpg) [Photo via MaxPPP]

Ello ha provocado respuestas, a veces violentas, que hoy se manifiestan en los procesos de la democracia liberal juntándose los extremos de la derecha y de la izquierda, para plantear una lucha frontal contra el Establishment, desembocando en nacionalismos exacerbados o fascismos; por ejemplo, en Estados Unidos se manifiesta en las disidencias de Bernie Sanders del Partido Demócrata y de Donald Trump en el Partido Republicano que, de distinta manera, enfrentan el orden establecido.

En Gran Bretaña los mayores de 50 años decidieron el Brexit, porque esa generación fue la que sufrió, con mayor claridad, los efectos globalizadores y la amenaza de una migración no deseada, que produjo pánico en la sociedad británica y actitudes claramente xenofóbicas de algunos grupos racistas.

Por ello, urge un cambio en el modelo económico que permita el regreso de un Estado nacional fuerte, que tenga como objetivos: una mejor distribución de la riqueza y el fomento de instituciones de protección social.

En México estamos viviendo no solamente los resultados de la crisis económica global, sino también un proceso irracional de enfrentamiento, más por la percepción que por la razón, de todo lo establecido. La reforma educativa es una bandera reconocida por toda la sociedad, que no puede dar marcha atrás, aun con los acontecimientos de malestar social en Guerrero, Chiapas, Michoacán y Oaxaca. Después de los acontecimientos en Nochixtlán y la petición única de los maestro rebeldes para modificar lo ya legislado, hace imposible la salida pacífica, por lo que se ha cerrado la frontera sur a la distribución de productos básicos para la población oaxaqueña, aunado a la falta de gasolina en diversas zonas del país. Por ello el Estado mexicano debe hacer uso de su legítima fuerza, para evitar que la anarquía afecte a tantos millones de mexicanos.

El gobierno tiene que conservar el Estado de derecho y la política económica debe retomar sus orígenes constitucionales para la auténtica rectoría del Estado en materia económica y social.

La globalización neoliberal se desquebraja, tenemos que estar preparados para defender nuestras bases históricas y constitucionales.