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Inclinará las expectativas de la infancia hacia el deseo de realizar cirugías estéticas para coincidir con los patrones imaginarios de la “belleza exitosa”.

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Estado padrastro/IX-XV

A partir de la publicación oficial por la Secretaría de Gobernaciónde los nuevos Lineamientos programáticos para la transmisión de los programas grabados en televisión abierta en 2015, la infancia del país experimentará diversas consecuencias psicoemocionales en su proceso de formación. En el terreno de la identidad física, dicha política de comunicación contribuirá a ocasionar las siguientes situaciones:

  1. Con el corrimiento de los horarios televisivos los niños mexicanos estarán, cada vez más, expuestos desde temprano a los contenidos de la programación para adolescentes y adultos, que difunden, entre otros, aquellos mensajes destinados a reforzar el prototipo de belleza de la globalización cultural y no de la estética local autóctona propia de los auditorios mayoritarios del país. De esta forma, la niñez estará expuesta masivamente con mayor propensión al espejo televisivo de identificación psicoemocional que corresponde a los patrones de la estética del mercado internacional y no a los modelos de reconocimiento que respeten y reflejen su propia identidad y circunstancias específicas.

Ante este complejo contexto cultural es importante tener presente que la difusión de la cultura mediática mercantil sin control durante las últimas dos décadas sobre la estructura de valores tradicionales nacionales, especialmente de la niñez y la juventud, provocó, por un lado, que para incrementar el grado de “aceptación social” los niños y jóvenes practicaron hábitos deformados de alimentación que ocasionaron fuertes manifestaciones colectivas de anorexia, bulimia y vigorexia, con tal de alcanzar la modelación de un “físico exitoso” que respondiera a los patrones de la estética de “belleza dominante” impuesta por la cultura mediática.

Al respecto es importante recordar que siguiendo dicha tendencia sobre la imagen física “triunfadora” de la modernidad contemporánea, el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, declaró públicamente el 13 de mayo de 2016 en la ceremonia de instalación de la Red de Universidades Saludables que es necesario que los padres de familia les inculquen a sus hijos la idea de que “a una niña gorda nadie la quiere”.

Por otro lado, es necesario contemplar que tradicionalmente la predisposición cultural de la sociedad mexicana sobre el concepto de belleza física, tanto femenina como masculina, priorizó destacadamente por décadas la predilección por la apariencia natural sobre la imagen artificial del cuerpo. Así, la encuesta realizada por el Gabinete de Comunicación Estratégica realizada en 2014 sobre las cirugías estéticas reveló que 95.8% de la población nacional prefería el aspecto natural de las personas, y 1.05% aceptó la personalidad artificial.

Sin embargo, pese a esa marcada inclinación de la sociedad mexicana por la expresión natural de la figura corporal, la inculcación durante muchos años de dicha “ideología modernizadora” sobre la concepción de la estética física, impulsada asiduamente por la televisión comercial, aceleró la modificación del patrón cultural de los mexicanos sobre la belleza física del cuerpo e introdujo otra norma sobre la “hermosura biológica” correspondiente a los parámetros de la globalización mundial. Así, la imagen de “triunfo” y de mayor sensación de “autoestima” de las personas debía consistir en ser “joven”, “sonriente”, con “facciones perfectas”, “ausencia de arrugas”, “dentadura alineada”, “cuerpos esbeltos”, “cintura de sirena”, “nariz recta afilada”, “senos de modelo”, “glúteos marcados”, “pantorrillas delineadas”, “musculatura GYM”, “altura occidental”, etc. para coincidir con los estándares estéticos de los valores contemporáneos del mercado corporal de la internacionalización cultural.

television

De esta forma, en 2014 el 55.8% de los mexicanos reflejó que es necesario realizar procedimientos estéticos sobre su cuerpo para agradarle a los demás, y 37.8% para agradarse a sí mismo. Dentro de este marco de valores de la “cultura moderna”, 42% de las personas sostuvieron que la razón por la que se debían efectuar las cirugías estéticas era para mejorar su aspecto físico/verse más guapos o guapas/mostrarse jóvenes; el 22.2% por baja autoestima/inseguridad; el 9.1% porque están inconformes con su cuerpo; el 8.35% porque están acomplejadas; el 6.1% por vanidad; el 4.0% por defectos de nacimiento; el 1.3% por salud; el .15% para parecerse a sus ídolos; y el 2.2% por otros motivos.

En este nuevo fenómeno psíquico cultural destacó que a partir de la realización de la globalización económico cultural del país en las últimas dos décadas, se originó un incremento de la vanidad masculina en el rostro, sobre el menor engreimiento femenino de la cara; y un aumento de la presunción femenina sobre el delineamiento de su cuerpo que la suficiencia masculina sobre su corpulatura física.

La sistemática intervención habitual de dicho paradigma cultural durante mucho tiempo, especialmente a través de la televisión, sobre los ejes axiológicos de la identidad nacional colaboró gradualmente a que a principio del tercer milenio los mexicanos, particularmente las mujeres, se convirtieran en la quinta población del ranking mundial que practicara la mayor cantidad de cirugías plásticas estéticas sobre su cuerpo, por no aceptar su propia identidad original y desear incrementar su revaloración personal a través de la identificación con los prototipos de “mujeres exitosas” que promovió el imaginario “femenino moderno” expandido por el modelo publicitario la cultura de las grandes empresas multinacionales comerciales. Así, según las estadísticas de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética en 2011, dentro de una muestra de 60 países del mundo, Estados Unidos ocupó el primer lugar, con 21.2% de todas las operaciones quirúrgicas mundiales; Brasil alcanzó el segundo lugar, con 9.8%; China logró el tercer lugar, con el 7.1% del total; Japón se situó en el cuarto lugar, con 6.5%; y finalmente, México conquistó el quinto lugar, con 5.4% de todo el universo internacional. De esta forma, para modernizar la imagen corporal femenina las principales cirugías estéticas que se efectuaron en México fueron las intervenciones para reducir la grasa corporal (liposucción), la modificación de senos pequeños para amplificarlos a un “nivel sexy y deseables”, el arreglo de las arrugas de los párpados, la transformación de la nariz (rinoplastia), y el “embellecimiento” del rostro a través de la implantación de botox que es el rey de los procedimientos estéticos para “actualizar la imagen del triunfo” de los tiempos modernos.

Con ello, la difusión de la “cultura de modernizadora” impulsada por el Tratado de Libre Comercio a través de la publicidad y de la ideología de las industrias culturales electrónicas en los últimos veinte y seis años colaboró significativamente a substituir progresivamente la “belleza interior” del ser humano por la reconstrucción biónica de la “belleza plástica externa” de las personas que impuso el modelo mental de la globalización, pues esto representó un lucrativo negocio que generó mucho dinero al forjar el imaginario de la conquista de la “eterna juventud” que es uno de los principales pilares mentales de la “modernidad contemporánea”.

Por todo ello, la alteración de los horarios de difusión de la programación audiovisual autorizados por la Segob contribuirá a impactar con mayor facilidad sobre la estructura psicoemocional de los niños, especialmente de las niñas mexicanas, para demandar crecientemente desde etapas más tempranas de su vida el alcanzar los patrones culturales artificiales de la “estética famosa”. Esta carga ideológica inclinará las expectativas de la infancia hacia el deseo de realizar cirugías estéticas en sus cuerpos para coincidir con los patrones imaginarios de la “belleza exitosa” de la globalización posmoderna que hoy flota en el oxigeno diario de la sociedad mexicana.

jesteinou@gmail.com