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La alianza que en estos momentos tienen la CNTE y López Obrador es más de conveniencia política, pragmática, que de simpatía.
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Entrevista a Juan Luis Hernández, Hugo Sánchez y Antonio de la Cuesta | Analistas políticos

Por Nora Rodríguez Aceves

La alianza que en estos momentos tienen la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y Andrés Manuel López Obrador, líder nacional de Morena, es más de conveniencia política, pragmática, que de simpatía. Al tabasqueño sólo le interesa abonar a su candidatura presidencial de 2018; y a la disidencia magisterial, fortalecer su protesta contra la reforma educativa y la liberación de sus líderes.

Con esta postura de López Obrador lo único que se ocasiona es que se movilice “tanto a la clase empresarial, las clases medias y otros sectores de la población —que no han simpatizado necesariamente con López Obrador— para que rumbo a la elección de 2018 se garantice tal fragmentación y polarización que, a final de cuentas, los partidos con mejor estructura en todo el país se beneficien, y en ese caso el que lleva la mano es sin duda el PRI”.

En este sentido, tenemos la “marcha del silencio”, del pasado domingo 26 de junio, encabezada por el presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena y a la cual se unió el contingente de la CNTE, además de otros grupos o sectores políticos y de la sociedad, en donde el tabasqueño expresó que no permitirá la represión y el uso de la fuerza contra quienes luchan por sus derechos humanos, laborales, sociales o ciudadanos; además pidió la destitución del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, así como la liberación inmediata de los maestros encarcelados “injustamente”; y la salida de la SEP de Aurelio Nuño.

 

“Relación hasta cierto punto peligrosa”: Juan Luis Hernández

En este marco, Juan Luis Hernández Avendaño, politólogo de la Universidad Iberoamericana, Campus Puebla, explica a Siempre! que la relación entre López Obrador y la CNTE es muy interesante, ya que “no se había dado en otras ocasiones, es una relación hasta cierto punto peligrosa para los propósitos electorales de Morena y López Obrador. En este momento, la Coordinadora es un actor que está radicalizado tanto en su estrategia para enfrentar la reforma educativa como en su estrategia para presionar al gobierno federal en procesos de negociación”.

Los procesos electorales “se ganan básicamente corriendo hacia el centro, no hay proceso electoral en el mundo en el que los electores predominantemente estén en el centro, por eso cuando algunos actores de izquierda han tenido éxito electoral es porque se movieron al centro, como por ejemplo la cuarta candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil”.

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A menos de dos años de la elección presidencial, al analista político de la Ibero, le llama la atención que “el crecimiento de Morena posterior a las elecciones del 5 de junio plantee una alianza que puede ser peligrosa, porque si bien fortalece el voto duro de la izquierda hacia López Obrador, al mismo tiempo presenta la animadversión de otro grupo o de otro sector social que no sólo no comparte las movilizaciones y las estrategia de violencia de la CNTE sino que, además, a la larga pueden estar de acuerdo con algunos aspectos de la reforma educativa, no necesariamente priistas o panistas; entonces fue una decisión audaz en perspectiva electoral, quizás en todo caso las razones se puedan ver desde la perspectiva meramente de la coyuntura”.

“Una coyuntura en la cual se ayudan mutuamente en términos de músculo-social-movilizado, podríamos decirlo así, pero no sé en qué medida esto termine afectando la necesaria transversalidad que debe tener un partido de izquierda para ser competitivo en 2018. Por lo pronto, fue una decisión peligrosa desde mi punto de vista desde la perspectiva meramente de los asuntos electorales”.

A mí me parece “una alianza, incluso efímera, acaso para salir de esta negociación con el gobierno federal que se está tejiendo y que parece conducir a algunas modificaciones de la reforma educativa en su implementación en estos cuatro estados —Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero— donde la CNTE tiene presencia”.

Por lo tanto, “la movilización y músculo que presentó López Obrador el domingo coadyuvados en buena medida con la movilización de las bases de la CNTE hacen una alianza totalmente pragmática, una alianza de movilización social mutua para mostrar músculo. Para la Coordinadora es un apoyo muy importante, porque ya no es un actor aislado que enfrentaba solo al gobierno federal desde sus propios intereses, y no estoy tan seguro de que ese mismo efecto positivo para la CNTE lo tenga para Morena y sus propósitos electorales”.

Bomba social, a punto de desbordarse”: Hugo Sánchez

Por su parte, la lectura que le da Hugo Sánchez Gudiño, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México es que sí hay un ambiente general de descontento, de enojo ciudadano, no necesariamente vinculado a la CNTE ni a López Obrador.

Hugo Sánchez Gudiño

Hugo Sánchez Gudiño

“Tenemos una bomba, un descontento social a punto de desbordarse. En ese contexto observamos los resultados que obtuvieron los partidos políticos en la reciente elección de hace unas semanas y que una de las conclusiones que emana de ahí es que se fortalece el bipartidismo, PRI-PAN, ese famoso dúo dinámico de los dos partidos que han hecho alianzas históricas; hay un retroceso de la izquierda partidista vía PRD y hay un avance significativo de Morena, aunque no lo suficientemente fuerte como para tener ya la fuerza para confrontarse con los otros dos grandes partidos y en ese contexto se ubica esta alianza”.

Hoy “cuando hay esa ruptura de Morena, de López Obrador con el PRD, y que él está construyendo su propio partido, sin duda alguna, un movimiento magisterial que cada día gana más simpatías de intelectuales, de grupos ciudadanos y civiles, él pensó en la posibilidad de unirse con ellos, de hacer una alianza a largo plazo y que esta alianza pueda potenciar y darle mayor energía a su partido, a Morena, y obviamente a las aspiraciones presidenciales que él tiene”, apunta Sánchez Gudiño.

 

“Gobierno de transición, una ocurrencia”: Antonio de la Cuesta

En cuanto a la propuesta que hiciera el líder de Morena al presidente Enrique Peña Nieto en relación con que en el último tercio de su mandato “integre y encabece, en los hechos, un gobierno de transición, que permita entregar el mando, en el 2018, en un ambiente de tranquilidad y paz social, por el bien del pueblo y de la nación…” el director de Análisis Político del Centro de Investigación para el Desarrollo, Antonio de la Cuesta Colunga afirma que es una “ocurrencia más del líder de Morena, pues en términos formales no se puede hablar de eso, estamos a un año y medio de que empiecen las campañas y a dos años de que sea ya la elección formalmente para la sucesión presidencial, y no sé de qué transición se puede hablar”.

Contrario a lo que se podría pensar, De la Cuesta indica que la estrategia de López Obrador sigue siendo la misma que ha utilizado en los últimos tres procesos electorales —2006, 2012 y el que viene en 2018— la cual, lejos de abonar a la causa que defiende, ha contribuido a la fragmentación del voto con la que se ha visto beneficiado el PRI.

“Creo que se está empezando a construir como en los últimos procesos electorales un espantapájaros llamado Andrés Manuel López Obrador que para lo único que ha servido es para debilitar la institucionalidad democrática de este país y apuntalar el PRI, que finalmente acabó regresando en 2012”.

Antonio de la Cuesta Colunga

Antonio de la Cuesta Colunga

En ese sentido, Juan Luis Hernández explica que la interpretación de esta propuesta de Andrés Manuel es que “el gobierno de Peña Nieto terminó, que ya no tiene margen de maniobra para gobernar, que ya no da para más en términos de formulación de políticas, de entender lo que está pasando en el país. Que la agenda del gobierno federal, si la hubiera, es una agenda sin consenso, sin apoyo social, es más ni siquiera tiene o tendría apoyo legislativo, como sí lo tuvo los dos primeros años de gobierno, entonces se trataría de decir al gobierno: un gabinete de transición presentaría mejores posibilidades de consenso. Una segunda interpretación es que López Obrador, como suele ocurrir en ciertas coyunturas, parece dominar la agenda de este momento. Una agenda en la cual están presentes muchos elementos tanto externos como internos, de incertidumbre, de complejidad, muchos frentes abiertos y que están, por lo pronto advirtiendo un gobierno federal en muchos asuntos paralizado, podríamos decirlo no solamente en términos de capacidad de reacción sino en términos de comprensión de lo que está ocurriendo”.

Hugo Sánchez comenta que esta semana concluyó de escribir un libro sobre Carlos Salinas de Gortari y su relación con la prensa y con los intelectuales, por eso tiene muy fresco lo que ocurría a finales de ese sexenio, y, en una metáfora, el llamado que hace López Obrador a Peña Nieto es: “sumando todo lo que está pasando es que, como entonces, los demonios están sueltos, a dos años de la sucesión presidencial, ¿qué ocurrirá?

El mensaje es “que esta protesta social se puede desbordar, si no hay las negociaciones adecuadas, en una protesta violenta que se sume con hechos violentos del narcotráfico, de los grupos delictivos, y que tengamos un escenario como el que tuvimos en esos años de Salinas; que la transición, lejos de ser pacífica, fue una transición muy violenta, con asesinatos políticos, con la guerrilla que surgió en Chiapas, etc. El país se puede desbordar en un par de años, así como se perfila todo, Obrador le está pidiendo a Peña que tenga la autoridad suficiente para apaciguar los ánimos, para resolver los conflictos y que la entrega del poder en 2018 sea pacífica y no como ocurrió en el sexenio salinista que fue verdaderamente violenta y ahorita como que se empieza a respirar un ambiente similar”.

 

2430López Obrador y el 2018?

En cuanto al planteamiento del exjefe de Gobierno del DF de que “poco falta para que la gente elija libremente y democráticamente a su gobierno en 2018”, ¿él se está viendo ya como triunfador? Los especialista de la Ibero-Puebla y de la UNAM expresan su opinión al respecto: “los números así parecen indicarlo, el propio Jorge Castañeda en una entrevista con El Universal, el 28 de junio, plantea que el único que ganó el 5 de junio fue Morena, no el PAN, por eso es interesante analizar los números brutos, que muestran que el mayor crecimiento en términos de partido político lo tiene Morena”.

Sin embargo, comenta Juan Luis Hernández, como le ha ocurrido en los dos procesos anteriores, “el principal problema que tiene López Obrador es él mismo, no sólo en términos de la posibilidad que tiene para tropezarse consigo mismo teniendo perspectivas de crecimiento mayores, y confiarse frente a la posibilidad de que en esta ocasión sus adversarios no podrán contra él y contra el contexto en el cual él se ha movido favorablemente estos tres lustros”.

No obstante, “todavía es muy temprano para ver si es un triunfador, hasta este momento va presentando condiciones favorables para que su candidatura sea competitiva. El contexto social le beneficia y en todo caso faltaría ver cómo resuelven sus candidaturas tanto el PRI como el PAN y los independientes, para ver mejor el panorama de competencia que tendrá López Obrador, muy distinto al de 2006 y 2012, sin duda alguna, pero hasta ahora esta decisión de aliarse con la CNTE, no estoy tan seguro si fue la mejor en términos electorales, faltará ver los saldos y las intenciones de voto en las próximas encuestas, pero según mi análisis fue una apuesta arriesgada”.

El analista político de la Ibero-Puebla comenta si López Obrador es la única alternativa antisistema: “totalmente, lo que siempre ha presentado desde 2006 es una candidatura que modificaría algunas reglas del juego para distribuir la riqueza en el país, básicamente es eso. Aunque habría que matizar esta candidatura antisistema porque recordemos que, cuando fue jefe de Gobierno de la CDMX, hizo alianzas con la Iglesia católica, con Carlos Slim, en realidad su gobierno también fue pragmático en su relación con los actores fácticos de poder, aunque también hubo políticas sociales que después fueron copiadas por otros gobiernos; entonces un gobierno, una alternativa antisistema, en su momento han sido otros candidatos en América Latina, en todo caso sería una candidatura antiestablishment y que él ha sabido hasta ahora jugar con las reglas del juego que han favorecido el bipartidismo PRI-PAN, pero que el contexto social podría ayudarle a tener una candidatura competitiva, pero eso está por verse todavía”.