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Han burlado los servicios de inteligencia de los países más desarrollados, evidenciando así sus carencias y derrumbando los mitos peliculescos construidos sobre ellos.
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Terrorismo global

El denominado ejército islámico (ISIS) nuevamente conmociona el mundo por su más reciente atentado terrorista en Bagdad que ocasionó alrededor de 200 muertes y muchos heridos más, enlutando a miles de familias ajenas al conflicto bélico que han emprendido e inocentes del todo a sus reivindicaciones histórico religiosas.

Hay que recordar que este movimiento busca restaurar un gobierno musulmán del tamaño del mayor Califato que dominó buena parte del mundo, especialmente una parte del Oriente, Oriente Medio, el norte de África, y que duró casi un milenio, y cuya incursión en Europa se saldó con setecientos años de ocupación de la vieja Hispania y fue detenido su avance por Carlos Magno al cruzar los Pirineos.

Y esta descabellada propuesta que ha puesto en jaque toda la región de la antigua Mesopotamia se ha hecho fuerte en Irak y Siria e incluso en regiones de Irán; tuvo en sus orígenes financiamiento de la CIA, para llevar a cabo sus juegos geopolíticos en la zona, hoy está totalmente descontrolado y es urgente y necesario detenerlo, porque su apuesta parece ser llevar a todo el mundo el dolor, el luto, la muerte, mediante ataques terroristas con bombas o ataques suicidas por militantes dispuestos a inmolarse con explosivos adheridos a sus cuerpos.

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Los recientes atentados en los últimos meses se han venido presentando en diversos lugares del planeta; todavía se recuerdan los acecidos en París, Londres, Estambul, Dacca, Orlando, Bruselas, Bangladesh; todos ellos sustentados en una red global de militantes que han burlado los servicios de inteligencia de los países más desarrollados, evidenciando así sus carencias y derrumbando los mitos peliculescos construidos sobre ellos.

Lo que no es posible desdeñar es que el ISIS constituye una organización cuasi estatal, que domina un territorio, emite moneda, mantiene un ejército, tiene policía para mantener el orden en su zona de influencia, tiene acceso a yacimientos de petróleo, controla su extracción y comercializa crudo y por tanto dispone de flujos de financiamiento.

La respuesta a los ataques militares de las grandes potencias, como Estados Unidos, Rusia, Inglaterra y Francia, principalmente en los territorios que mantenía bajo control y que se han ido reduciendo, ha sido llevar la violencia y el terror a todo el mundo, sin importarles que en sus afanes de golpear a los gobiernos de los países que los atacan tengan que cobrar la vida de gente inocente.

Hoy el mundo observa atónito la sucesión de ataques terroristas en diversas regiones del planeta y la sociedad observa con suma preocupación que sus gobiernos se quedan perplejos y aun en estado catatónico y no se percibe que alcancen a reaccionar para poner fin a este nuevo jinete del apocalipsis.

Es cierto —y así lo creo— que este nuevo fenómeno global, tiene en sus propios genes el germen de su propia destrucción, porque no podrá prosperar una reivindicación político religiosa que elija como método de propagación de su fe la furia homicida indiscriminada.

En tanto, viviremos por un tiempo, la psicosis social, de en dónde se producirá el nuevo atentando. ¿En Brasil, en las Olimpiadas? ¿Será en México, por si nos faltaran las desgracias?