Estrecha relación entre bienes y ciudadanos

Por Carmen Pérez Camacho

Si bien se ha trabajado de manera profunda sobre el patrimonio, desde su clasificación entre lo tangible e intangible, como bienes arqueológicos, histórico artísticos, urbanos, industriales, etnológicos o documentales hasta la catalogación, conservación, investigación, difusión y puesta a disposición pública. Muy poco se ha trabajado por la formación constante de los públicos específicos del patrimonio cultural.

Por otra parte, hay una clara distinción entre el valor económico que tienen los bienes culturales de su valor social o cultural. Si bien, en muchos casos, el valor económico de un objeto patrimonial es un antecedente relevante para determinar la importancia de su preservación, el principal motivo para conservar bienes culturales radica en el valor social o cultural que éstos tienen para un individuo, comunidad o país.

No obstante, este valor social todavía no ha logrado fortalecer su vínculo con la formación-enseñanza del patrimonio. Hay estudios que han revisado el valor educativo y el uso didáctico del patrimonio cultural (algunos ejemplos: Roser Calaf Masachs, Arte para todos, Ediciones TREA, 2003; Josep Ballart, Gestión del patrimonio cultural, Ariel Patrimonio, 2002). En el caso de México hay poca presencia de la enseñanza patrimonial, por ejemplo en los programas de estudio se vincula o se resume lo patrimonial al conjunto de fechas o lugares que los estudiantes deben memorizar. Todavía falta estar dentro de la tendencia que implica acercar al patrimonio desde lo emocional, es decir, a través de la relación estrecha que se produce entre el bien patrimonial y el ciudadano.

Se busca que la relación del patrimonio se vincule con la historia propia de los estudiantes, niños, mujeres; que el medio que rodea el patrimonio cultural también vincule la historia de la familia, la casa o el contexto que rodea al público; que las vivencias se relacionen con ese bien patrimonial. Todo ello lleva a una valoración propia de su historia y del patrimonio.

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Los bienes culturales son recursos aprovechables, que pueden incidir en la generación de ingresos y beneficios económicos.

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Hay esfuerzos que se pueden enmarcar en esta idea de enseñanza patrimonial como se puede apreciar en el caso de los gestores culturales del INAH quienes se encuentran en museos o zonas arqueológicas realizando un trabajo de mediación y formación de públicos a través de visitas guiadas, talleres didácticos o proyectos orientados a la enseñanza y apreciación del patrimonio. Igualmente, existe una serie de programas en donde se advierte un interés por fortalecer la “educación para la cultura” como en el caso de Vigías del Patrimonio del Conaculta el cual tiene, además, el mérito de que trabaja con jóvenes de comunidades que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad social y económica.

Este programa parte de la idea de que los bienes culturales son recursos aprovechables, que pueden incidir en la generación de ingresos y beneficios económicos cuando se articulan al turismo, sin embargo, también considera que es necesario que las personas se apropien de su patrimonio, lo cual puede tener incidencia en su cuidado y conservación.

Con el objetivo de “formar grupos de jóvenes en el reconocimiento y la valoración de la riqueza cultural de sus municipios, para propiciar la participación ciudadana en la apropiación social de su patrimonio cultural”, el programa considera una capacitación cuya meta es la constitución de grupos sensibilizados “con potencial para detonar una red ciudadana para la apropiación social del patrimonio cultural”, lo cual es relevante al punto de que se ha comenzado a ampliar esta estrategia de formación de gestores culturales locales.

Para fortalecer la dimensión social del patrimonio, también es necesario revalorar la relación del consumo cultural con el ámbito educativo. Por ejemplo, existe toda una literatura* que muestra cómo diversas disciplinas han dialogado y propuesto metodologías que comprenden el patrimonio más allá de lo contemplativo enfatizando sobre todo el componente significativo, lo cual implica considerarlo como parte del desarrollo individual pero también comunitario, donde el contexto se vuelve un elemento importante que incide en su construcción y valoración.

Es decir, puede tener un impacto en la construcción de “territorialidad” que implica no sólo una identificación con un espacio, sino también un reconocimiento del significado que puede y de lo que existe en el mismo incluyendo los elementos naturales, los referentes materiales, históricos. En este sentido, una lectura del caso de la destrucción de la capilla colonial del Santo Cristo en la comunidad de Vicente Guerrero en San Pablo del Monte, Tlaxcala, quizá se pueda vincular con la deficiencia en la “educación para el patrimonio” lo cual implica la sensibilización hacia los bienes patrimoniales pero, sobre todo, procesos de significación que integran sentimientos, conductas, memoria que resulta en una apropiación distinta.

De lo que se trata es de reconocer también que existen procesos sociales que determinan el acercamiento hacia los bienes patrimoniales y en este sentido se aprecia un cambio de paradigmas, por ejemplo la siguiente tabla sintetiza dos miradas distintas del patrimonio cultural:

PATRIMONIO SOCIEDAD MODERNA PATRIMONIO SOCIEDAD POSMODERNA
UN PATRIMONIO “museizable” resultado de una filosofía y de una historia de políticas estéticas de conservación “especialista”. PATRIMONIO entendido como recurso para interpretación en lo económico según una gestión de “partenariado”.
NATURALEZA: patrimonio nacional. Objetos identitarios, una tradición establecida. NATURALEZA: patrimonio mundial situado sobre experiencias recreo-turísticas.
RÉGIMEN: educación popular e ideológica. RÉGIMEN: divertimento familiar y consumo cultural.
OBJETOS: objetos ejemplares, obras maestras, creaciones de genios, inventores y artistas. OBJETOS: objetos observables, iconos mediáticos de atracción, de interactividad y participación, simulación informática.
PÚBLICO: público de estudiosos y curiosos. PÚBLICO: gran público, turistas exteriores y locales, navegantes de Internet.
EJEMPLOS: museos, lugares históricos, monumentos. EJEMPLOS: museos, parques temáticos, experiencias interactivas, sitios web y CD.
CONCEPCIÓN: conmemoración. CONCEPCIÓN: disfrute.

 Comparando modernidad y posmodernidad en contexto museo.

Fuente: Roser Calaf Masachs, Didáctica del patrimonio, Ediciones Trea, 2009.

Aunque en la tabla aparecen dos visiones, no quiere decir que una sea mejor que otra, ambas procuran la conservación patrimonial. No obstante, es importante identificar el enfoque del que se parte, pues tendrá repercusiones en la forma en que las personas se acercan y se apropian del patrimonio, en cuyos extremos está una actitud contemplativa y “sagrada” y, en la otra, desacralizada y utilitaria. Por lo cual la intermediación formativa resulta clave para construir una apropiación del patrimonio equilibrada, responsable e inclusiva, lo cual tiene derivaciones vinculadas con el ejercicio de los derechos culturales (acceso y participación a la vida cultural y educación para el “libre y pleno desarrollo de la identidad cultural”, de la Declaración de Friburgo.

 

*Roser Calaf Masachs, Didáctica del patrimonio,

Ediciones Trea, 2009.

Especialista en temas de fomento a la lectura