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Con este arquetipo de televisión placebo, se fortaleció la expansión del modelo del cerebro reptil y del cerebro mamífero en la sociedad.

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Estado padrastro/X-XV

Mediante la aprobación por la Secretaría de Gobernación de los nuevos Lineamientos programáticos para la transmisión de los programas grabados en televisión abierta en 2015, las nuevas generaciones experimentarán las siguientes secuelas neurológicas en su funcionamiento cerebral:

  1. Con la implantación de dicha política comunicativa de la Secretaría de Gobernación, el caudal de informaciones que recibirán los pequeños dentro de los horarios modificados, no sólo transformarán las imágenes, visones, informaciones, cultura, imaginarios que percibirán los infantes; sino que sobretodo colaborarán a transformar el funcionamiento de su sistema nervioso, y por lo tanto, de su ejercicio neurológico, especialmente, de su neo corteza cerebral. Esto debido a que el ser humano nace con sólo el 25% de la formación neuronal de su cerebelo y el resto del 75% de las interconexiones de la masa cerebral que obtiene a lo largo de su vida, depende de las vinculaciones que mantiene con su medio ambiente, particularmente, con la atmósfera cultural que lo rodea.

Por lo tanto, la cultura y la comunicación son factores medulares que ocupan un lugar central para determinar, de una u otra forma, la expansión del resto de las tres cuartas partes de las conexiones cerebrales, especialmente del encéfalo.

En este sentido, a partir de la dinámica de constitución de las interconexiones neuronales en el cerebro, los individuos somos seres inacabados que estamos en un constante proceso de reconstrucción de nuestra humanidad, por lo menos hasta aproximadamente los 21 años; donde el sistema de medios de difusión colectivos, especialmente la televisión, se han convertido en factores que influyen de manera muy relevante en la dinámica de edificación de dicha compleja estructuración cerebral.

Por lo tanto, en el periodo de la modernidad y posmodernidad nacional los canales de difusión colectivos se han convertido en instrumentos estratégicos para la creación del prototipo de ser humano que estructuralmente demanda que se reproduzca el sistema social dominante.

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Desde esta perspectiva debemos considerar, por ejemplo, que el planteamiento expresado el 10 de febrero de 1993 por Emilio Azcárraga Milmo cuando se celebró el éxito internacional de la telenovela Los ricos también lloran de la empresa Televisa, donde se formuló que “México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida, por lo cual, para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil”.

No sólo fue una expresión retórica o elocuente que transparentó las características del modelo de comunicación comercial privado que dicha empresa audiovisual impuso en el país desde mediados del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI en México.

Lo más trascendental que representó para la conformación psico-neuronal de la sociedad mexicana fue que con tal prototipo de contenidos informativos que avivó el paradigma de “comunicación para los jodidos” de Televisa, no se pretendía desarrollar la zona prefrontal del cerebro de los auditorios destinada a realizar el pensamiento más racional de los sujetos para convertirlos en ciudadanos más conscientes, formados, críticos y participativos; sino lo que simplemente se trataba era de estimular las áreas neurológicas de la corteza cerebral de los espectadores destinadas a generar el placer más elemental, para con ello, asegurar auditorios masivos cautivos y reproducir el sistema económico y político reinante en el país.

Así, a través de la difusión constante de sus mensajes durante muchos lustros sobre la conciencia de los espectadores, históricamente los monopolios televisivos produjeron una influencia central sobre la conformación de la estructura neurológica de sus públicos. Esto debido a que con las informaciones transmitidas sistemáticamente se obstaculizó el desarrollo de dicha zona prefrontal de la masa cerebral que está especializada en desarrollar “las capacidades necesarias para formular metas; las facultades implicadas en la planificación de los procesos y las estrategias para lograr los objetivos; las habilidades implicadas en la ejecución de los planes; el reconocimiento del logro/no logro y de la necesidad de alterar la actividad, detenerla y generar nuevos proyectos de acción; la inhibición de respuestas inadecuadas; la adecuada selección de conductas y su organización en el espacio y en el tiempo; la flexibilidad cognitiva en la monitorización de estrategias; la supervisión de las conductas en función de estados motivacionales y afectivos; y la toma de decisiones”.

Con este arquetipo de televisión placebo, se fortaleció la expansión del modelo del cerebro reptil y del cerebro mamífero en la sociedad, que son las fases más primitivas y antiguas que posee el ser humano en la composición de su estructura cerebral.

Por ello, tal fenómeno de promoción de las características de la estructura del cerebro reptil, y cuando más de la estructura del cerebro mamífero, es el que ahora nuevamente se impulsó con el cambio de horarios en los programas grabados para niños y jóvenes autorizados por la Secretaría de Gobernación en 2015; y no el desarrollo de las propiedades del cerebro del Homo sapiens más avanzado que son las que urgentemente demanda la reconstrucción de un nuevo México.

De esta forma, mediante la inculcación de múltiples torrentes de mensajes de los consorcios televisivos desde las etapas más plásticas de la constitución fisiológica del cerebro infantil, se colaborara a remodelar el prototipo de cerebro y de la personalidad psico-emocional-conductual más arcaico que requiere el funcionamiento del sistema capitalista moderno para lograr la acumulación de capital en el país en el siglo XXI.

Esto es, los monopolios de la televisión nacional sembrarán desde las fases más sensibles de la estructuración cerebral de la infancia y de la adolescencia las sensaciones, percepciones, valores, sueños, aspiraciones, actitudes, estímulos, deseos, etc. más elementales que, a mediano y largo plazo, permitirán la reinstalación del sistema económico y político de la sociedad capitalista contemporánea, y no a potenciar las cualidades fundamentales superiores para edificar crecientemente una sociedad más humana que urgentemente requiere nuestra república nacional en el Tercer Milenio.

 

 

jesteinou@gmail.com