Las cosas se pintaron de rubio. Donald Trump es el candidato del Partido Republicano a la Presidencia de Estados Unidos. Ni siquiera tuvo que estar presente para superar los mil 237 votos de los delegados, que eran el único obstáculo que tenía para oficializar su designación. Al final del recuento había logrado mil 542 sufragios, mostrando una victoria tranquila y precisa. Las cosas, sin un poco de emoción, no valdrían la pena y el golpe final lo dio la delegación de Nueva York al entregar 89 votos; cantidad suficiente para allanarle el camino hacia la Casa Blanca. Fueron Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, y el senador por Alabama, Jeff Sessions, quienes anunciaron la victoria de Trump como el candidato elegido. Después de eso, los asistentes a la convención se pusieron a bailar al son de “New York, New York” para festejar el inusitado éxito del magnate inmobiliario.
Ahora sólo le queda a Trump aceptar la nominación, lo cual lo hará este jueves cuando pronuncie el discurso de cierre de la Convención Republicana, en Cleveland, Ohio. No sólo fue un logro haberlo conseguido, sino que lo hizo superando a otros candidatos como Ted Cruz, que consiguió 653 delegados; Marco Rubio, que obtuvo 167 o el gobernador de Ohio, John Kasich, con sólo 161 y quien prefirió ni siquiera aparecerse en el evento.
En el fondo sólo se escuchó un grito que decía: “¡Felicidades, papá!”, era su hijo mayor Donald Trump Jr., quien fue el que aportó los 95 votos que le faltaban para seguir en la carrera por la presidencia.
Su aceptación por parte del partido del elefante se realizó también en un momento muy difícil de su campaña, en la que ha recogido el descontento de minorías por su tendencia antimigrante, algo que además se ha visto impulsado por los atentados registrados en Orlando y las muertes de policías a manos de atacantes afroamericanos, en venganza por la brutalidad policiaca contra la juventud negra. Por si fuera poco, el destape de su esposa como posible primera dama del país y su tendencia a pronunciar discursos con ideas apropiadas de otros, como fue el caso de un discurso pronunciado por Michelle Obama en 2008.