[gdlr_text_align class=”right” ][gdlr_heading tag=”h3″ size=”26px” font_weight=”bold” color=”#ffffff” background=”#5FB404″ icon=” icon-quote-left” ]
Hoy la realidad es muy distinta, la imagen del país es lamentable.
[/gdlr_heading][/gdlr_text_align]
Entrevista a Mario Ojeda Revah | Investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM.
Por Irma Ortiz
Era 2009, año dorado para la política y la economía en Brasil. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, viajero incansable, abría embajadas y representaciones en los puntos más remotos del globo. Su imagen se reproducía en los principales diarios; articulistas de The Economist o The Financial Times hablaban del gran despegue carioca. El entonces mandatario aseguraba que el potencial productivo del país no podía esperar a que la gente viniera a descubrirlo.
Analistas y académicos de todo el mundo, lo aplaudían rabiosamente y auguraban que Brasil sería una de las grandes potencias emergentes. Se publicaba que los BRICS —Brasil, Rusia, China, India y luego Sudáfrica— habrían de desafiar la economía norteamericana en todos los órdenes.
En medio de ese auge, en octubre de ese año, el Comité Olímpico Internacional anunciaba que Río de Janeiro, la tierra de la samba, sería la sede de los Juegos Olímpicos 2016.

Triple crisis
“Hoy la realidad es muy distinta, la imagen del país es lamentable”, relata a Siempre! Mario Ojeda Revah, profesor e investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM.
“Vemos que el modelo económico seguido no fue tan eficaz y esa nación está inmersa en una triple crisis. Política, está pendiente la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, cuya resolución está pendiente para el próximo 29 de agosto y el descrédito de la clase política del país; económica, lleva dos años en hilera en recesión con crecimiento negativo y social, con un crecimiento de la desigualdad que se refleja en la inseguridad, en el crecimiento de sus favelas”.
“El exmandatario Inacio Lula Da Silva está acusado de obstrucción de justicia y de estar inmerso en una red de intereses con la constructora Odebrecht, que le habría regalado un departamento de lujo en Sao Paulo, por ayudarle a obtener contratos en otros países. Dilma Rousseff, presidenta suspendida —quien señalara en una entrevista para El Mundo de España, que se siente la “cenicienta” de los juegos por haber sido invitada a la apertura y no poder presidir la ceremonia— espera la resolución del Senado, que al cierre de la edición, la comisión que lleva el juicio, la acusa de atentar contra la Constitución y recomienda avanzar en su destitución, que dependerá de una votación a realizarse el próximo 9 de agosto, que se anticipa histórica por tener como telón de fondo los juegos olímpicos, aunque hasta ahora todo parece estar en contra de la ex guerrillera. Mientras, las huestes cercanas a la mandataria se preparan para dar la lucha judicial y en la calle”.
Para el especialista en estudios latinoamericanos, no puede dejarse de lado que también están acusados de corrupción los detractores de Dilma y Lula da Silva.
“Recordemos que el poderoso congresista Eduardo Cunha, , quien promovió el proceso de impeachment, ya fue destituido provisionalmente y es acusado de estar implicado en la corrupción de la operación Lava Jato y sería procesado por enriquecimiento inexplicable y por malos manejos”.
(Cabe señalar que este jueves, Cunha fue suspendido provisionalmente por sus presuntos nexos en la corrupción de Petrobras y por mentir sobre la tenencia ilegal de cuentas bancarias en el exterior. Lloroso dijo que estaba pagando un alto precio por haber iniciado el impeachment.)

Infundios y calumnias
“El propio Michel Temer —continúa el investigador— que hoy es presidente en funciones, también está acusado de estar vinculado en el escándalo del Petrolao, un proceso que ha sido muy penoso”.
“Los diputados alegaron razones peregrinas para votar a favor de la destitución de la presidenta, desde invocaciones a Dios y a Jesucristo, a sus madres, padres o más vergonzosamente uno de ellos —Jair Bolsonaro— que dedicó su voto al militar que torturó a Dilma, cuando esta había sido guerrillera, en los años setenta”.
“Se trata de procesos internos. Cosa de recordar que en la elección del 2014, donde Rousseff fue elegida por un estrecho margen, fueron muy reñidos y donde se jugó sucio por parte de todos los contendientes”.
“Hubo infundios, calumnias y pese a que ganó Dilma Rousseff dejó mucho encono. Desde el primer minuto sus opositores se confabularon para ganar por las malas o para que no pudiera ganar por las buenas, eso no exime al partido de los trabajadores, que alegremente después de haber sido un partido que tenía entre sus principios, la ética y ser incorruptible, después de estar una década en el poder, alegremente se involucró en malos manejos que tienen que ver con un el diseño del sistema político brasileño, un sistema político caracterizado por una gran fragmentación, ya que hay 30 partidos”.
“La representación proporcional permite que los Congresos que se formen, estén fragmentados, lo que obliga a una negociación continua para la formación de coaliciones y que se aceita con las corruptelas. Se desviaron fondos de la paraestatal Petrobras para comprar votos en sesiones legislativas puntuales, para comprar alianzas y ahí todas las fuerzas políticas están implicadas. Hay un descrédito de toda la clase política, una gran polarización”.
“Hoy veo a Brasil sumido en una incertidumbre muy grande, donde no sabemos todavía el desenlace, pero hay mucho encono, y si finalmente es destituida la presidenta, varios sectores que no van a estar conformes con esa decisión, lo que podría provocar violencia”.
[gdlr_text_align class=”right” ][gdlr_heading tag=”h3″ size=”26px” font_weight=”bold” color=”#ffffff” background=”#5FB404″ icon=” icon-quote-left” ]
México tiene una pésima imagen internacional respecto a la violencia, pero es mucho peor en Brasil.
[/gdlr_heading][/gdlr_text_align]
Crisis sanitaria y de seguridad
“La lupa está puesta en Brasil, lo vemos todos los días. Hay una tercera crisis que es la sanitaria con la epidemia del zika y cuando se señala que el nuevo temor es la fiebre amarilla, ante las críticas que se han hecho a la organización de los Juegos. Varias delegaciones no quieren entrar a la Villa Olímpica porque aseguran es un lugar insalubre, con deficiente infraestructura, hecha precipitadamente y con graves defectos, que incluso el lago de Freitas de Rio de Janeiro, donde tendrá lugar la competencia de decatlón, está contaminado con materia fecal”.
“También se magnifica el problema de inseguridad, un tema real. Sin embargo, yo he insistido en el hecho de que México tiene una pésima imagen internacional respecto a la violencia, pero es mucho peor en Brasil. “En la coincidencia entre las presidencias de Lula y Calderón, se magnificó la imagen de violencia en México en los medios internacionales —con todo lo grave a alarmante que ha sido—, mientras que de la situación brasileña, no se hablaba”.
“La violencia en ese país es proporcionalmente mayor a la que tenemos. Pero existe una especie de saña de la prensa internacional contra Brasil, no es que los problemas no existan pero también hay cierta actitud de los medios de magnificar, de tener titulares sonoros, atractivos, amarillistas”.
