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Yo mismo escribí dos novelas muy serias y hasta pretenciosas… pero ya quiero salirme del marco.
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Charla con Juvenal Acosta | Autor de Tenebroso. El último inmortal

Por Eve Gil

Entre los graves mal entendidos promovidos por la crítica literaria oficialista de nuestro país, la peor y más dañina es la suposición de que “la gran literatura” ha de ser solemne, incluso sombría, y bajo este sino ha sido clasificada gran parte de la literatura mexicana. Pocos se atreven a demostrar lo contrario, entre estos se encuentra Juvenal Acosta, quien se declara muy influenciado por la gran literatura norteamericana que, contrario a la nuestra, se caracteriza por su gran sentido del humor, si bien, señala Acosta: “Mis dos novelas anteriores —El cazador de tatuajes y Terciopelo violento— son muy oscuras y góticas, y tienen que ver con esta tensión que hay entre el sexo y la muerte.”

Su novela más reciente, Tenebroso. El último inmortal también se basa en esa misma tensión, aunque abordada con negro humor no exento de tragedia pues, a fin de cuentas, un inmortal, un vampiro como Tenebroso Acosta de la Cruz, es también una anomalía, un “diferente” que, para colmo, adquiere pasiones humanas a través de la sangre con que sacia su antigua sed.

Y de hecho, reconoce el autor, Tenebroso, el vampiro moreno y de ojos amarillos, es un poco hermano del Ignatius Reilly de La conjura de los necios, obra maestra del humor negro de un autor trágico, John Kennedy Toole.

 

Experiencia de 30 millones

Tenebroso Acosta de la Cruz, señala el autor, vive cotidianamente la experiencia de 30 millones de mexicanos que sostienen una relación un poco esquizofrénica entre dos culturas, dos idiomas. Pertenece al grupo de los inmortales, mientras que su autor es un “exterrado”, neologismo acuñado por él mismo para designar a quienes abandonan la patria, aún amándola.

“Tenebroso no es como el resto de los habitantes de la ciudad de México —continúa sonriente el autor—: la vive y la entiende de una manera diferente porque además la conoce a través de una mirada distinta. Él nace con el México independiente, en 1810, es decir: está a punto de cumplir doscientos años y en cierto modo es un extranjero, aunque nunca se haya marchado. Los que nos vamos somos condenados a perder nuestra ciudad y volver a vivirla de una manera diferente. He tratado de comprender a la distancia lo ocurrido en esta ciudad…y me está costando trabajo volver a entenderla”.

Aunque leyó mucha literatura gótica para diseñar un vampiro convincente, Acosta señala que su mayor influencia es La familia Burrón, de Gabriel Vargas, lo cual se hace notorio desde los nombres de los personajes como Juramento Casto o Carmen Gargajo de Azcárraga:

“Siempre fui muy lector, y a mucha honra, de La Familia Burrón. A mi infantil pasión se suma mi extraño nombre, que es bastante anacrónico. En la historieta de Gabriel Vargas aparecía un vampiro llamado Satán Carroña, por ejemplo, y en la novela aludo al “gran poeta” Avelino Pilongano. Aspiro, sinceramente, a que el lector de mi novela sienta que lee un cuento de los Burrón”.

 

Pensé en muchos apellidos

Pregunto a Acosta por qué decidió hacer de su personaje, Tenebroso Acosta de la Cruz, su tocayo:

“Pensé en muchos apellidos y el que más me gustó, casualmente, fue Acosta. Yo tendría que haberme llamado Juvenal Cruz pero, por circunstancias largas de contar, terminé llamándome Juvenal Acosta. El Cruz no tiene nada que ver con Artemio Cruz, no es un homenaje a Fuentes, simplemente me pareció una buena combinación”.

Respecto a sus lecturas suplementarias, señala Acosta: “Soy también muy lector de novelas góticas, especialmente las de vampiros. En ese sentido no revelo ninguna originalidad. Sin embargo, hubiera resultado artificial retomar los vampiros arquetípicos de George Polidori o Bram Stoker”.

“El medio literario mexicano es terriblemente solemne. Ignoro en qué momento decidimos que la literatura mexicana tenía que ser tan solemne, con honrosas excepciones como Ibargüengoitia y, quizá, Xavier Velasco: los escritores mexicanos tienen un deseo manifiesto de ser tomados en serio y escribir una obra que gane pertenencia al canon y creen que la única forma de hacerlo es escribir seriamente. Yo mismo escribí dos novelas muy serias y hasta pretenciosas… pero ya quiero salirme del marco”.

Sin embargo, Acosta retornó a la “literatura seria” con una novela, todavía inédita, titulada La hora ciega y que cierra la trilogía que incluye El cazador de tatuajes y Terciopelo violento.

 

Novela en puerta

Actualmente escribe otra novela sobre los lectores, “la manera en que leemos libros. No es tampoco una novela divertida… es seria solemne y pretenciosa como la mayoría de la que publicamos los escritores mexicanos y te puedo dar un título definitivo: Lectores poseídos.”

Juvenal Acosta es doctor en letras por la Universidad de California y profesor de literatura en California College of the Art en Oakland y San Francisco. Es orgulloso padre de un hijo de 9 años que posee tres pasaportes, tres nacionalidades: mexicano, argentino y estadounidense.

Juvena Acosta nació en la Ciudad de México en 1961 y Tenebroso. El último inmortal está publicado por Planeta, México, 2016.