Los Juegos Olímpicos son una ocasión de convivencia y una oportunidad de interacción entre los países que participan. Desde su organización hasta su desarrollo, denotan los usos y costumbres compartidos por todas las naciones y aquellas particularidades de cada una, reflejando la realidad en la que cada estado vive.

Contingente de Arabia Saudita en Londres 2012. Foto: Reuters
En los Juegos de Rio de Janeiro 2016 la delegación de Arabia Saudita comprendió, por segunda vez en su historia, la importancia de enviar atletas mujeres. Aunque sólo fueron cuatro de ellas, esto fue un avance, ya que los religiosos y conservadores de esa nación consideran al deporte como una actividad impropia que incita al libertinaje femenil. Estas cuatro mujeres fueron invitadas por el Comité Olímpico Internacional (COI), por lo que no pasaron por la clasificación habitual. Su presencia fue más bien simbólica y un intento por mostrar cierta paridad respecto a sus siete compañeros masculinos y la buena voluntad de su país.
Las mujeres sauditas participaron por primera vez en 2012 a raíz de una decisión del COI de imponer a los países el contar con al menos una mujer atleta en su delegación. Siendo Arabia Saudita, Qatar y Brunei los únicos países que hasta entonces nunca habían enviado mujeres a los Juegos Olímpicos. En 2012, Arabia Saudita exigió que las dos únicas atletas que compitieron, lo hicieran bajo las reglas de vestimenta y comportamiento de acuerdo con la ley islámica que rige en ese país: cuerpo y cabellos completamente cubiertos, prohibición de mezclarse con el sexo masculino en las salas de espera y ser acompañados por un familiar masculino cercano. En Río 2016, se observó la presencia de las dos sauditas a quienes se les permitió participar por primera vez en Londres: Sarah al-Attar de atletismo, en la prueba de 800 metros, y Wojdan Ali Seraj Abdulrahim Shahrkhani de judo, en la categoría de más de 78 kg. Ambas participaron junto con Lubna al-Omair de esgrima y Cariman Abu al-Jadail de atletismo, en la prueba de 100 metros.

Wodjan Shahrkhani
En esta ocasión, surgió una controversia después de que la judoca Wodjan Shahrkhani se negara a competir con la cabeza descubierta, estando el velo islámico prohibido por la Federación Internacional de Judo por razones de seguridad. Finalmente se acordó que la joven usara un tipo de gorro de nadar. ¿Saben quién era? Ruqaya al-Ghasra, la primera mujer en representar a Bahrein en los Juegos Olímpicos de 2004, quien además ganó los cuartos de final de los 200 metros en Beijing 2008; usando su hiyab. Por supuesto, también hubieron excepciones, por ejemplo, la corredora de 400 metros con vallas marroquí Nawal El Moutawakel, quien se convirtió en una de las primeras mujeres musulmanas que compitieron con brazos y piernas al descubierto en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984.
A principios de mayo de 2013 se legalizó la implementación de clases de educación física en las escuelas privadas para niñas. Lo mismo sucedió en las escuelas públicas para niñas, en abril de 2014, cuando el Majlis Al Shura o Consejo consultivo saudita, votó con 92 sufragios a favor y 18 en contra de una resolución que recomienda la introducción del curso en las escuelas.
En abril pasado, Arabia Saudita implantó un sistema denominado “Visión 2030”, que propone reformas para aumentar la participación femenina en el mercado laboral y en la sociedad en general. Si lo vemos bien, estas cuatro atletas olímpicas de Río son consideradas punta de lanza tanto para sus connacionales como para su nación en general. Las mentalidades cambian con el paso de los años a través de pequeños gestos a diferentes niveles y, mientras ocurren, sólo queda ser optimista y ver la situación más como un vaso medio lleno que medio vacío.

