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El proceso de impeachment está legalizado en la Constitución de Brasil.
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Entrevista con Tania Carranza | Catedrática de la UACM
Gerardo Yong
Dilma Rousseff fue finalmente destituida como presidente de Brasil. Tras un proceso que duró casi cuatro meses, el comité de senadores votó en favor de la medida por 61 votos contra 21: la decisión se hizo aplicable casi instantáneamente por lo que terminada la sesión fue separada de la presidencia de forma definitiva y sólo se le dio un plazo de un mes para abandonar la residencia oficial de Brasilia.
La doctora en Estudios Latinoamericanos por la UNAM y actual catedrática por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México campus Del Valle, Tania Carranza, comentó a Siempre! el oscuro entorno en que se desarrolló el proceso de impeachment (juicio político) contra la presidente de Brasil, y las consecuencias que está decisión puede acarrear al gigante sudamericano en el panorama internacional. La maestra Carranza es autora del libro Entre el decir y el hacer. El discurso del PT..
El papel de la prensa
¿Que hay detrás de proceso de impeachment de la presidente Dilma Rousseff?
El proceso de impeachment está legalizado en la Constitución de Brasil. Aunque existe desde constituciones anteriores, éste fue ratificado en 1988, y contempla la posibilidad de destitución del mandatario en caso de un delito fuerte. Es lo que nosotros traduciríamos como un juicio político. Desde 2003, cuando Lula da Silva ganó la elección presidencial, tanto los intereses internacionales como los oligarcas brasileños se encontraban en un dilema. Por un lado, promovían la lógica de la democracia, es decir, que en cualquier momento podría ganar cualquier partido político, siempre y cuando se respetara la democracia electoral y, por lo tanto, tenían que aceptar que había ganado el Partido de los Trabajadores (PT) y no los partidos con tendencias al neoliberalismo. El PT está más cercano a las políticas sociales.
La derecha brasileña tuvo que asumir que había perdido, pero tenía en consideración que haría todo lo posible para que sacar del poder a su rival. Es decir, desde el 2005, esos partidos junto con los medios de comunicación se encargaron de presentar ante la opinión pública, aunque no fueran cierto, actos de corrupción tanto de Lula como de su partido.
A este acto se llamó en esa época: mensalao, que es una serie de acciones que salieron publicadas en forma de escándalos, como en su momento sucedió en México. Con todo y eso no pudieron detener a Lula y éste ganó un segundo periodo.
Con la elección de Dilma sucedió lo mismo en 2010. Ante el desánimo de la derecha brasileña, ésta volvió a ganar en 2014. Como último recurso, la derecha usó el acto legal constitucional del impeachment, con el que propone hacer una comisión parlamentaria de investigación para conseguir las pruebas que permitan llevar a Dilma a un juicio político por alta traición y generar su destitución.
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No es el personaje principal, pues detrás de él están empresarios y políticos oligarcas.
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Clara maniobra contra Dilma
¿Este proceso fue manipulado, fue un golpe de Estado encubierto?
La comisión encargada de las investigaciones hizo como que presentaba las pruebas de corrupción pero no pudo descubrir más que un cambio de partidas presupuestales y las llamadas pedaleadas fiscales —utilizan presupuestos de manera más lenta— mientras se captan más recursos para intensificar su proceso. Son pagos que el PT debió haber hecho a la banca pública. Fue lo único que se agrupó como pruebas contra Dilma.
Aquí entra la prensa de Brasil, controlada por pocas familias. Lo que dice O Globo lo repite el Diario de Sao Paolo y así sucesivamente, no hay una selección de noticias; sino una constante repetición de fraudes o del mal manejo presupuestal de Dilma.
Esto hace sospechar que el golpe de Estado no fue orquestado tanto por la presión de recuperación de pruebas, sino por la prensa brasileña. Los analistas de los medios de comunicación fueron los primeros promotores del golpe, generaban entre la opinión pública un imaginario en el cual se le colocaba como un personaje corrupto. Las pruebas no se pudieron conseguir, pese a eso, las cámaras legislativas votaron en favor tanto del juicio político como la destitución.
Tanto los senadores como el Supremo Tribunal Federal, que fue el que dio su última palabra, ya había dado por sentado que sería así. Se había acordado que Michel Temer terminaría el interinato hasta el 2018, cuando se llevará a cabo la siguiente elección presidencial.
Durante los Juegos Olímpicos, la prensa incluso fue la gran cómplice de la destitución pues nunca publicó las manifestaciones contra el golpe de estado que se desarrollaba y sólo se enfocó en transmitir los Juegos. Fue una clara estrategia para dejar a Dilma y al PT debilitados y ante un escenario internacional, como una forma de legitimar el juicio.
Con todos estos elementos, ¿cómo considerar la destitución de Dilma?
Fue una clara maniobra contra Dilma. Si hablamos del cambio de montos que tienen que ver con las partidas presupuestales que las administraciones federales hacen conforme van gobernando, son acciones que no ameritan una destitución.
No sólo ocultaron el proceso, sino el gran descontento que existe contra este golpe de estado, y sobre todo con la figura de Michel Temer. Hay también varios comentarios a estos análisis con respeto a las movilizaciones en Brasil y al papel de Michel Temer en los Juegos Olímpicos de que este montaje, de que esta intromisión la ha encabezado Temer junto con otros.
Son actos de cobardía que evidencia cuando no quiso que se mencionara su nombre para no enfrentar un abucheo como de hecho sucedió en la inauguración. Esos actos indican, además de la cobardía de Temer, que el gobierno no cuenta con la legitimidad popular, que es insostenible si no se usa la fuerza publica. Eso es muy grave y alarmante porque eventualmente se va a tener que desplegar al ejército, como ya se hizo durante la olimpiada bajo el pretexto de la mantener la seguridad. El gobierno interino sólo se podrá sostener con la fuerza, lo que terminará siendo una dictadura. Todo golpe de Estado termina convirtiéndose en una dictadura. Este gobierno es insostenible sin una dictadura de facto, apoyado por el ejército, lo cual ya está pasando.
Michel Temer, el responsable de esta acción contra Dilma. ¿Realmente es así?
Es una figura de parapeto porque no es el personaje principal, pues detrás de él están empresarios y políticos oligarcas, que fueron quienes lo lanzaron y les importa poco si él mismo cae o no. Querían acusar a Dilma de haber hecho un fraude en Petrobras. Lo que en verdad sí estaba haciendo Dilma era tratar de conseguir las pruebas en una operación que se llama Lava Jato, en el que está implicada gente del gobierno y de los partidos.
Buscaba perseguir y castigar a los verdaderos corruptos que son los que se están llevando el dinero de Petrobras. Aécio Neves, Sergio Moro y Eduardo Cuhna, quienes son los responsables del golpe. Son lo que hubieran terminado siendo acusados si tan sólo Dilma hubiera concretado la investigación en Petrobras.
Antes de que eso sucediera le dieron este golpe de estado y ellos están a salvo ahora. No hay que olvidar que esos nombres son los que aparecen en los Panama Papers, además del propio Temer, pues ni Lula ni Dilma fueron mencionados en ellos. Noam Chomsky lo diría así: fue un golpe de Estado dado por corruptos que acusan de corrupción a una presidente inocente.