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Los controles migratorios durante el gobierno de Obama se han endurecido y aun así la migración ilegal no se detiene.
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Beneficios para México y EU
Por Julio A. Millán B.
“Necesitamos un muro porque México no es nuestro amigo”. Es la postura de Donald Trump, candidato del Partido Republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, quizás una de las más polémicas y controvertidas de sus declaraciones y que ha marcado la línea de la relación que, en caso de ganar las elecciones, su gobierno tendría con nuestro país, y que se podría resumir en hostil. Su plan es construir un muro entre la frontera de ambos países, a fin de, según él, prevenir que la inmigración ilegal, la pobreza y el crimen traspasen la frontera entre su nación y la nuestra.
A decir de Trump, “cuando México envía su gente, no está enviando lo mejor. Están enviando gente con problemas, y están trayendo muchos problemas. Están trayendo drogas. Están trayendo crimen. Son violadores, y algunos, asumo, son buenas personas”. Palabras que sin duda seguirá repitiendo a lo largo de su campaña, pero que a todas luces son falsas. Nada más alejado de la realidad y los números y la historia lo demuestran.
Estados Unidos ha sido y seguirá siendo un país receptor de migrantes. Según los censos y las proyecciones, desde 1965 cuando entró en vigor la Ley de Inmigración y Nacionalidad, han arribado a ese país más de 59 millones de inmigrantes, de tal suerte que la proporción de “nacidos en el extranjero” pasó de poco menos del 5% en aquel año, a cerca del 14% en 2015 y se proyecta (Pew Research Center) que para 2065 la proporción habrá llegado a casi 18% del total de habitantes. Tan importante es esta tendencia, que los migrantes y sus descendientes contribuirán con el 88% del crecimiento poblacional alcanzado en ese año.
En el caso de la migración mexicana, la contribución a la economía norteamericana ha sido sin duda importante. De entrada, los migrantes cubren puestos de trabajo para satisfacer la demanda laboral. Según la CPS, los migrantes mexicanos ocupados pasaron de 6.5 millones en 2005 a 7.6 millones en 2015, y la tasa de desempleo pasó de 6.1% a 5.7% en ese mismo periodo. En 2015, los sectores con mayor ocupación de migrantes mexicanos eran la construcción (17.9%), hotelería y esparcimiento (14.2%), manufacturas (13.5%), servicios profesionales (13.1%) y comercio (11.4%), del total.
Otra contribución de suma importancia para la economía de Estados Unidos que realizan los migrantes mexicanos es su aportación al PIB, ya sea vía la participación en actividades productivas como vía el consumo. Haciendo un ejercicio muy elemental, si multiplicamos la productividad media por hora trabajada por el número de horas promedio por trabajador, tenemos que, en 2015, los 7.6 millones de migrantes mexicanos ocupados generaron un PIB de $16,548.57 miles de millones de dólares (medidos a precios constantes de 2010 a PPP), lo que representa el 2.3% del PIB norteamericano y el 19.3% del mexicano.
Los controles migratorios durante el gobierno de Obama se han endurecido y aun así la migración ilegal no se detiene. Ciertamente la solución tampoco consiste en erigir un muro que por más largo y alto que llegue a ser, siempre será menor que el deseo de los migrantes por conseguir una vida mejor. La solución más atinada, pues, es seguir generando oportunidades en el interior de cada país por medio de políticas de desarrollo económico y social.


