La militarización y la fragilidad de la paz
Por Juan Pablo Aguirre Quezada*
“Nadie sabe mejor que ustedes que la paz no llega por casualidad.
La paz no es un regalo. La paz es algo por lo que todos debemos trabajar,
día a día, en todos los países”. Ban Ki Moon.
Como consecuencia de la Guerra de Corea (1950-1953) la península quedó dividida en dos países: Corea del Norte, con un sistema socialista y Corea del Sur, con una economía capitalista. Pese a la división nunca existió un tratado de paz entre ambas partes, y el acuerdo fue únicamente un armisticio, es decir, un acuerdo de cese de hostilidades, lo que pone en fragilidad la relación entre ambas Coreas.
Si bien actualmente la frontera está cercana al trazado del paralelo 38, existe una franja ocupada por fuerzas militares de las dos partes, lo que ha generado fricciones e incidentes armados entre los bandos. Además, esta hostilidad también se ha dado en las aguas adyacentes, con disparos de armas de fuego y reclamos entre marinos, lo que ha sido motivos de acusaciones entre los gobiernos radicados en Seúl y Pyongyang.
Ideológicamente, una amenaza constante ha sido las pruebas de misiles y con bombas nucleares que ha realizado Corea del Norte y que no sólo preocupa a la sociedad sudcoreana, sino que es un tema de seguridad mundial y que otros países como Japón, Estados Unidos y China han emitido respuestas diplomáticas que van desde un extrañamiento hasta sanciones económicas por las pruebas de armas atómicas.
Por estos motivos, Corea del Sur ha tenido que plantear respuestas militares que le permitan reaccionar ante un ataque procedente de su vecino del norte. Una de estas estrategias es un sistema de escudo antimisiles, que, con apoyo estadounidense busca contener una posible agresión norcoreana. No obstante, esta cooperación militar no ha sido bien recibida por China y Rusia, al estar instalado en la cercanía de sus territorios, lo que ha generado intercambio de declaraciones entre sus gobiernos.
Los esfuerzos bélicos han generado un temor generalizado ante un reinicio de las hostilidades después de 63 años del fin de conflicto. En el caso de Corea del Norte, la sociedad es una de las más militarizadas a escala mundial, con una preferencia en gastos armamentistas elevados, pese a que diversos reportes refieren problemas de tipo humanitarios en las necesidades básicas de la población, tales como acceso a medicinas, alimentación o mercancías. Algunos estudios afirman que el Ejército Popular de Corea del Norte es el cuarto más grande del mundo, con más de 700 mil individuos en activo, lo que contrasta con su población de 25 millones de habitantes, además de considerar a gran parte de los jóvenes como reservistas.
Como respuesta, Corea del Sur tiene 3.7 millones de militares, además de que todos los varones realizan su servicio militar obligatorio; por lo que en caso de un conflicto con su vecino del norte estarían enfrentándose dos de los países más poderosos de la región.
Entre los factores que pueden hacer diferencia entre ambas naciones es el progreso y el desarrollo que han alcanzado sus respectivas sociedades. De acuerdo con el Banco Mundial (BM) Corea del Sur es un país de ingreso alto, con un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de 27 mil 440 dólares estadounidenses al año; una esperanza de vida al nacer de 82.14 años y una tasa de crecimiento económico anual calculada de 3.39% del PIB en 2015, lo que en parte coincide con una prestigiosa calidad industrial que permite exportar automóviles, electrónicos, línea blanca o maquinaria industrial.
Para el caso de Corea del Norte, la Secretaría de Economía de México refiere que su PIB únicamente crece 1% al año, además de que el promedio por habitante únicamente es de mil 800 dólares estadounidenses anuales. Es decir, por cada dólar que gana un trabajador surcoreano, un símil norcoreano ganaría únicamente seis centavos; lo que demuestra la desigualdad que existen entre ambas sociedades y lo difícil que sería -económicamente- una posible reunificación de la península.
El esfuerzo bélico que han realizado las dos Coreas tienen un alto costo monetario, por lo que el mantener ejércitos tan numerosos o realizar pruebas con armas nucleares resta presupuesto en otros apartados básicos del bienestar social y el desarrollo tecnológico, por lo que en caso de una fricción Corea del Sur puede tener una mayor estabilidad que la República Democrática de Corea.
Es importante resaltar que, para ninguna de las partes es deseable un conflicto, pese a la precariedad del respeto al armisticio de 1953. Geopolíticamente, la posición de la península coreana es importante debido a la cercanía con potencias asiáticas como Rusia, China, Japón o Taiwán, por lo que la región podría entrar en inestabilidad. Ejemplo de ello fueron las declaraciones del pasado septiembre por el alto mando surcoreano de contar con un plan de represalia contra la capital de Corea del Norte en caso de guerra o riesgo por pruebas nucleares. O los constantes ejercicios militares en conjunto entre fuerzas amadas surcoreanas y estadounidenses que han causado condenas por parte del régimen de Pyongyang. La paz es precaria en la península.
*Doctor en Humanidades, Universidad Latinoamericana.
