¿Un guión novela?

Por Roberto García Bonilla

Dentro de unos meses, empezarán las celebraciones por el centenario del nacimiento de Juan Nepomuceno Pérez Rulfo Vizcaíno, Juan Rulfo; nació el 16 de mayo de 1917 en Sayula, aunque después de la muerte del escritor se estableció como que en esa localidad se le bautizó y que el lugar donde nació fue Apulco.

Para muchos estudiosos, la obra de Rulfo comprende la colección de cuentos en El Llano en llamas de 1953 y la novela Pedro Páramo; el resto de los textos no tienen relevancia. Esta afirmación se sitúa dentro de las verdades a medias o de los asertos sin discusión.

Es cierto, además de sus dos libros cardinales, Rulfo no escribió obras textos tan contundentes entre cuanto se conoce: monografías sobre edificaciones arquitectónicas, sobre el indigenismo, sobre diversas obras literarias y sus autores; así como algunas semblanzas sobre artistas plásticos, por ejemplo, Pedro Coronel, Elvira Gascón o Cartier-Bresson.

Cine y fotografía

Muchos años se supo del gran interés del escritor jalisciense sobre el cine, disciplina que vinculó con la fotografía —de cuyo trabajo se supo por primera vez, en un medio y espacio muy reducidos—; ahora se sabe que la serie de fotografías en las estaciones y de trenes, terminales de carga y sus patios en la Ciudad de México (1955) están vinculadas estrechamente con la colaboración del escritor en la filmación de La escondida.

A finales del crepuscular 1955, fungió como supervisor (no olvidar que ese mismo año se filmó el primer largometraje a partir de uno de sus textos: “Talpa”); meses después, ya en 1956, trabajó para los Ferrocarriles Nacionales en la realización del documental Terminal del Valle de México.

El vínculo con Roberto Gavaldón se estrechó; ambos sobrevolaron distintos rumbos de la Ciudad de México: de ahí surgieron grabaciones y fotografías que darían lugar al proyecto conjunto; de Rulfo se conservarían unas doscientas fotografías alrededor de los trenes.

Juan Rulfo

Sobre las rodillas

En 2015, la editorial RM publicó uno de los libros más reveladores en torno a la obra fotográfica: En los ferrocarriles; se comprueba la incursión de Rulfo en el cine, donde incluso —según llegó a observar Fernando Benítez, laboró como censor de películas—. El gallo de oro y otros textos para cine [“El despojo” y “La fórmula secreta”] se publicó en 1980, gracias al pintor Vicente Rojo cofundador de ERA y amigo del escritor.

Entonces se insistía que El gallo de oro “sólo” era un guion; incluso Mariana Frenk-Westheim llegó a recordar que “Rulfo hablaba muy mal de El gallo de oro. Al principio se negó a su publicación y después accedió a que se publicara. Luego tampoco quería que se tradujera, hasta que un día él mismo me pidió que lo hiciera”, y añade que el escritor le confió, refiriéndose a El gallo de oro que “esto lo escribí sobre las rodillas”.

Hay un testimonio iluminador que recogió Luis Leal, a principios de los años sesenta, cuando le preguntó a Rulfo: “¿Por qué no publicó esa novela cuando la escribió?”. El escritor respondió: “Esa novela (“El gallero”, no “El gallo de oro”) la terminé, pero no la publiqué porque me pidieron un script cinematográfico y como la obra tenía muchos elementos folklóricos, creí que se prestaría para hacerla película. Yo mismo hice el script”. Sin embargo, cuando lo presenté me dijeron que tenía mucho material que no podía usarse… El material artístico de la obra lo destruí. Ahora me es casi imposible rehacerla”.

En efecto, el texto que Rulfo entregó a Manuel Barbachano Ponce fue alterado para conformar el guion, hecho por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.

La película parecía querer dejar, además del drama anecdótico un mural de México rural más cerca del consumo para extranjeros en busca del exotismo que a la realidad sórdida que se palpa paso a paso, incluso hasta la sordidez que alcanzó plenamente Arturo Ripstein en su versión del texto de Rulfo, en El imperio de la fortuna (1986) protagonizada por Blanca Guerra y Ernesto Gómez Cruz.

La edición de 2016

La editorial RM ha publicado una edición conmemorativa —por los 30 años de la muerte del escritor— de El Llano en Llamas, Pedro Páramo y El gallo de oro. Se extaña y se lamenta una nota introductoria sobre los dos primeros libros; por ejemplo, alrededor de la procedencia de la edición —hay varias ediciones que se han presentado como “definitivas”, alguna establecida por el FCE, cuando aún vivía el escritor hasta la magnífica edición crítica de José Carlos González Boixo—, sin duda, ahora, el más importante estudioso que de la obra de Rulfo conocemos.

El gallo de oro contiene un estudio de González Boixo, “Valoración literaria de la novela El gallo de oro”, así como una mirada y análisis desde la perspectiva cinematográfica del texto rulfiano, de Douglas J. Weatherford.

En conjunto nos dejan un panorama de la signifcación que tuvo para Rulfo el cine y de cómo El gallo de oro ha sido tan menopreciado, entre otras razones, por la marca inicial que tuvo en su primera publicación en 1980.

Juan Rulfo, El gallo de oro, México, RM, 2016.

Fotografías: Editorial RM