Por Nora Rodríguez Aceves

“El triunfo de Donald Trump fue gracias a los votantes blancos en general, que tienen miedo de los cambios sociales y económicos de su país; que les dicen, que antes de 20 años pasarán a ser la mayor minoría de Estados Unidos, pero minoría; que les aseguran y lo creen que migrantes y minorías están compitiendo con ellos por trabajos y que los migrantes no están preparados para los trabajos que están desarrollándose en Norteamérica, en el aspecto económico, social.

Políticamente significa que perderán poder, que minorías como mujeres o gays, tendrán mayor poder de decisión sobre los usos sociales y políticos de la nación. Ellos –los blancos- son un grupo que se aferra a su religión y a sus costumbres. Todo ese miedo, todo esa combinación de miedos se transforman en la xenofobia, en el racismo, en los sentimientos de nacionalismo blanco— como se llama ese movimiento—, explica a Siempre! El analista y periodista José Carreño Figueras, que conoce bien el pulso de esa nación ya que fue corresponsal en Washington para varios medios informativos nacionales durante 23 años.

TrumpTodo eso se combina, asegura, hay un líder que les habla de todas esas cosas  y les dice, somos los buenos, somos los guapos, seguiremos mandando. Ese líder se llama Donald Trump y es hipermillonario, es un hijo del privilegio, es mujeriego, es un retroceso a los sesenta, setentas, que les habla al oído y les está vendiendo nostalgia.

“Nostalgia de cuando los Estados Unidos no tenía competidor, ni freno del mundo, que no es cierto; que eran todo poderosos, tampoco es cierto; donde los pobres podían acceder a mejor condiciones de vida y posibilidades de progreso, parcialmente cierto; pero donde hay también una subclase social de pobreza, rural sobre todo en el centro y sur del país que viene desde épocas de la colonia. En ese sentido no son tan diferentes a México, ahí existe la ilusión de la sociedad sin clases y es lo que predica Donald Trump.

“Añoran ese país que nunca existió en términos reales, el sociólogo Mark Lilla dice que “la esperanza puede decepcionar, pero la nostalgia es irrefutable. Tienen nostalgia por algo que nunca ocurrió y que por tanto se agranda y es maravilloso”.

 

Rebelión del proletario

El triunfo del empresario demuestra que se subestimaron la fuerza de un sector importante de la población estadounidense, específicamente de la clase  más limitada, de clase más pobre, de la clase blanca que está más explotada, la que se quedó atrás económicamente en Estados Unidos.

Se podría decir “que estamos viendo la rebelión del proletariado blanco. “Nadie vio la profundidad de los mapas presentados por The New York Times sobre la población pobre-rural. También hubo problemas para determinar el verdadero voto de las mujeres, 53% de las mujeres votaron por Trump, es una barbaridad,  pero es una realidad”.

Hubo un problema de optimismo en términos de voto blanco y del voto latino, de 26 a 30% votaron por Trump. La opinión pública latina no está necesariamente vinculada con el tema de migración o de los mexicanos, algo bastante más complicado.

En términos políticos, se ve una cuestión muy cínica de parte de los republicanos  utilizar cuestiones de clase y de raza. Lo están aprovechando también, los congresos estatales, que determinan como se conforman los distritos electorales.

Más de un 60% de estos congresos han estado en manos de los republicanos durante los últimos años, durante los cuales han estado modificando distritos electorales para acomodarlos a sus necesidades político-electorales, es un patrón que seguirá durante un largo plazo.

Es la base para entender el voto, hasta este momento -9 de noviembre- los reportes eran de que Hillary Clinton había logrado doscientos mil votos más que Donald Trump, a nivel de voto popular.

 

Factor del triunfo

Protestas contra TrumpAl margen de los pecados de Trump, el magnate hizo una campaña bastante inteligente y se dedicó a abordar temas complejos de manera simple: el arribo de los migrantes, que la economía es mala, que se tiene que que controlar el país, son mensajes muy simplotes, muy fáciles de recordar, variándole al nacionalismo blanco.

“Los  blancos construimos este país, somos los buenos, hemos hecho progresar a este país, pero nos están quitando nuestros trabajos. Los extranjeros abusan, nos roban nuestros empleos, se llevan las industrias.

El mensaje es, los extranjeros son los malos,  los migrantes o ser migrante,  los que están fueran del país, esos son los malos, los que de alguna manera dañan al país.

No importa que la economía real sea de élite, por ejemplo si mañana regresan las fábricas a los Estados Unidos no habría empleos, serían robotizados, pero lo que les vendieron a los estadounidenses, es la idea de que se puede regresar a la economía del pasado, es una ironía.

Les vendieron nostalgia por un país que nunca existió, por un país en el que la clase media tenía rutas para subir de nivel social, que la clase baja pudiera aspirar a tener cosas, donde los negros, los latinos, los asiáticos, eran como una especie de comparsa  que los nutrían y los verdaderos americanos son los que disfrutaban o tenían el derecho a disfrutar de los beneficios de la sociedad americana, del sueño americano. Eso no es cierto, esa sociedad nunca existió.

Esa sociedad siempre fue estratificada. Uno de los mitos americanos es que es una sociedad sin clases ¡no es cierto¡ tiene un problema de estratos sociales bien importante. Lo que nosotros llamamos clase blanca pobre, clase media blanca pobre, tiene enormes características religiosas y es la que apoya a la Asociación Nacional del Rifle, es la que se considera representa la ley y el orden, esa es la clase blanca que votó por Trump.

Es una clase que está tratando de recuperar  su país, según dirían ellos, de las élites ilustradas que son globalistas, que ven negocios en el exterior, que están en una economía de servicios, ya no son una economía industrial sino
una economía de conocimiento. Sin embargo, la clase blanca pobre, no está ahí.

Está tiene que competir con migrantes por trabajos cada vez menos remunerativos, que para los migrantes pueden ser mejor que los trabajos que dejaron, pero para la clase media blanca, son de menor grado, no cubren sus necesidades, entonces ese disgusto, ese desagrado, esa situación de rechazo es la que les dio a los republicanos y en especial a Donald Trump, la posibilidad de ganar esta elección.

 

Trump y Obama

En el marco del primer encuentro con el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump y el actual mandatario, Barack Obama, en Washington, Carreño Figueras señala que “no se puede explicar a Trump sin Barack Obama, póngalos en paralelo y representan la antítesis total. Obama es negro, hijo de la clase media, estudió con beca en Harvard. En Chicago hizo carrera política, llegó a ser senador. Es liberal, culto, ilustrado, muy hombre de familia. Es modesto, valga la expresión, no en términos económicos, sino de persona”.

TrumpPor su parte,  Donald Trump, es blanco, hijo de un millonario que se ha hecho cada vez más millonario,  tiene la vida de un Playboy, ve a las mujeres como un objeto de juego, de uso, de presunción. ¡Que guapa es mi mujer! ¡Que fuerte soy!. A reserva de sorpresas que siempre pueden ocurrir, no es un hombre modesto, es más bien presuntuoso, no es un político entrenado, no sé cómo manejará a los grupos de poder en Washington, sobre todo porque se ha hecho parte de un grupo de poder muy de derechas; está alejado del Partido Republicano y eminentemente el Partido Demócrata tampoco está contento y la izquierda no se diga”.

Sin embargo, es el Presidente de los Estados Unidos, tiene poder, no importa la conformación del Congreso, tiene poder sobre él, tiene poder limitado, puede igual que Obama utilizar las medidas administrativas, gobernar por decreto. Así como Obama pudo determinar la ley de los soñadores por medidas administrativas, Trump lo puede destruir inmediatamente, también por una medida administrativa. Así como Obama logró hacer pasar la ley de reforma de salud por la mayoría demócrata del Congreso a principios de su mandato.

Trump tendrá más dificultades para lograr las mayorías que necesita en el Congreso, pues está muy muy dividido, está trabado y no es de ahora, sino que lleva años así, pero  ahí está el tema de las medidas administrativas. Nos parecerá un juego esa arista, pero en el mandato del Presidente que dura cuatro años, puede crear verdaderos problemas.

Trump, el Presidente mal querido

Con  multitudinarias marchas, manifestaciones y protestas donde campearon los insultos y el rechazo a su triunfo, miles de estadounidenses le han dado la bienvenida al presidente electo de los Estados Unidos Donald Trump, en ciudades como:

Washington, Nueva York, Chicago –Illinois, Atlanta –Giorgia, Chicago, Portland -Oregón, Seatle, Manhattan, Filadelfia –Pensilvania, Boston –Massachusetts, Denver –Colorado, Austin –Texas, Los Ángeles, San Francisco, San Diego, Oakland –California, Richmond –Virginia, Nuevo Orleans –Luisiana.