Demasiado en juego

José Fonseca

 Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo; no sea que te chamusques tú.

William Shakespeare

¡Vaya tarea que tiene el gobierno de México!

Desde el ocho de noviembre, al ganar la Presidencia de Estados Unidos, el millonario Donald Trump ha demostrado cuán difícil le será cambiar. En poco más de dos semanas, el presidente electo de Estados Unidos ha demostrado que no está convencido de que actuar distinto a como actuó en la campaña le será más redituable que ser como es.

Sus biógrafos le han descrito como un hombre que disfruta ser impredecible, provocador, agresivo, que se recrea en el escándalo, para luego sorprender a quienes tienen trato con él y obtener lo que quiere.

Durante esta semana citó a los directores de las principales cadenas de televisión y a los más destacados conductores. Lo que se suponía que sería una reunión para fijar las reglas para la cobertura periodística de lo que será la administración se convirtió en una confrontación, durante la cual el presidente electo de Estados Unidos lo menos que les dijo a directivos y conductores es que eran unos mentirosos.

Ese ha sido su estilo a lo largo de su carrera empresarial y, seguramente, a menos que algo ocurra, ese estilo será con el que conducirá la primera potencia económica y militar del mundo.

Pronto, antes del 20 de enero, cuando el señor Trump tomará posesión, está pactada una reunión entre funcionarios del gobierno mexicano y miembros del equipo de transición y hasta una posible charla con el presidente Peña Nieto.

Los funcionarios mexicanos deben preparar todas las opciones para lo que será la negociación más difícil que hayan tenido. Incluso más difícil que la original negociación del TLC.

Hará falta todo el expertise de funcionarios, académicos y empresarios, aunque también sería prudente consultar a psiquiatras y psicólogos que, una vez analizada la personalidad del mandatario electo, aconsejen cómo manejarse en las reuniones con él y su equipo.

Quizá darían ideas que hagan más tolerables y productivas las negociaciones con una personalidad tan impredecible y explosiva. Sobra decir que sería un error dejarse llevar por los impulsos de la ira que tantos compartimos. Hay demasiado en juego.

Alguien, no recuerdo quién, dijo que la geografía es destino. Y haríamos bien en recordarlo y serenarnos.

jfnseca@cafepolitico.com

Fonseca