Ricardo Muñoz Munguía

En la ciudad de Puebla la poesía alzó su figura el pasado 16 y 17 de noviembre de este 2016. Una gran parte de jóvenes se dieron cita para integrarse a esta fiesta, en la que la palabra tuvo su celebración merecida en el XVI Congreso Internacional de Poesía y Poética, el que se centró en “Temas y Lenguajes de la poesía contemporánea”, como lo dictó el subtítulo que llevó estos trabajos que fueron desarrollados en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en su Facultad de Filosofía y Letras. En diversas mesas —entre sus organizadores estuvo atinadamente Gustavo Osorio— se abordó temas que desarrollaron la “poesía popular”, como fuera en la voz de Araceli Toledo; Moisés Ramos sobre poemas nahuas; Víctor Toledo se centró en “El secreto de Orfeo”, un estupendo ensayo sobre mitos griegos; entre los participantes también estuvieron Luis Roberto Vera, quien junto con José Luis Roberto Martínez Garcilazo, trataron la poesía de Manuel M. Flores; por parte de Andrea Rivas se expuso la labor de Raquel Lanseros; Eduardo Sánchez Cortés abordó Ecuatorial, de Vicente Huidobro; Mario Martell Contreras hizo una crítica al proyecto de la poesía latinoamericana; Alma Corona Pérez habló sobre la poesía mexicana actual; Andrea Chuc hizo un panorama sobre las relaciones humanas en la poesía de Coral Bracho, Luis Fernando Serna destacó la poesía visual de Ulises Carrión; por parte de Efraín Bautista se expuso Primera ceremonia, de Abigael Bohórquez; Lorena Ventura trabajó en la “Poesía y realidad”; entre muchas mesas más. Igualmente hubo presentaciones editoriales y lecturas poéticas que coordinó Alí Calderón, entre sus participantes, estuvieron quien esto redacta, Iliana Godoy, Gabriela Turner Saad, Mijail Lamas, Audomaro Hidalgo, Mariel Damián, Raquel Lanseros, Felipe García Quintero y Mario Bojórquez. La lectura principal estuvo a cargo de la poeta Carolyn Forché, quien más tarde —lo que no podemos soslayar de ningún modo—, dentro del restaurante La Berenjena le fue robada su bolsa con su pasaporte y sus cosas personales, por lo que preferimos abandonar el lugar; es una terrible pena y vergüenza no sólo la imagen que se insiste en dar a otros países, sino que es parte “natural” de nuestro México.

Sin embargo, esta celebración poética es un motivo importante y una señal valiosa de que este país tiene alma y fe.

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