Nora Rodríguez Aceves
Luego de que el republicano Donald Trump resultara ganador en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la sorpresa se apoderó del mundo entero, los mercados bursátiles así lo reportaron desde el primer minuto, luego de confirmarse la noticia.
El pánico mezclado con los miedos arrebató la tranquilidad a todos los migrantes y a sus familias ante la amenaza de ser deportados; la expectación e incertidumbre se adueñó de los ámbitos diplomático, político, económico y comercial ante la posibilidad de renegociar o cancelar acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el Tratado Transpacífico (TPP), y la intención de confiscar las remesas que envían los mexicanos desde Estados Unidos. De todas las promesas de campaña, ¿cuáles cumplirá Trump? ¿Hasta dónde llegará su proteccionismo? ¿Cómo será la relación bilateral México-Estados Unidos?
Ante este panorama de incertidumbre, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón Castañón, aseguró “que existe una fructífera y estrecha relación de amistad entre Estados Unidos y México, que durante generaciones ha trascendido gobiernos, partidos políticos y circunstancias económicas, por lo que el sector empresarial mexicano confía en continuar con la agenda bilateral en materia de intercambio”.
Todo cambio genera incertidumbre
“Es un escenario de mucho trabajo, la llegada de Donald Trump a la presidencia nos sorprendió a todos, ha puesto en duda una política económica que Estados Unidos impulsa desde hace 40 o 50 años de apertura comercial en el mundo. Toda posibilidad de cambio genera incertidumbre y en ese punto como empresarios mexicanos, incluso como país, hay que contemplar todas las posibles alternativas que se tengan.
Como sector empresarial ya se conformó un cuarto de trabajo en el que se analiza dónde están nuestras oportunidades en una revisión del TLCAN, en dónde se puede incrementar más la industria mexicana, el empleo mexicano, los productos agropecuarios mexicanos. Viendo a Estados Unidos, Canadá y México como una región, a qué otros acuerdos se puede llegar para potenciar más y poder producir en conjunto.
Este es el lado optimista, donde se tienen oportunidades; se tiene el lado defensivo, donde se tendrían que argumentar y defender los intereses, el empleo y las inversiones en México para recordar que para nosotros el principal socio comercial es Estados Unidos.
Esto implica un trabajo de inteligencia, de identificación, tanto de los productos y las áreas del comercio donde hay que poner atención o por una oportunidad o por un riesgo. Identificar aliados, empresarios norteamericanos y canadiense que invierten en México, que importan productos o que exportan productos hacia México, y empresas mexicanas que invierten en estos países.
En qué estados y condados los producen, qué significado tiene para esos estados o condados las inversiones de estos tres actores, los que importan de México, los que exportan hacia México, los que tienen plantas en México y tienen intercambio comercial interno entre sus propias empresas.
Hacer alianzas para tener argumentos en conjunto, de tal forma que se pueda defender ante los equipos de pláticas de nuestros países los intereses de los empleos en ambos lados de la frontera.”
Ni exceso de confianza ni pesimismo
“No hablo de un plan defensivo sino de un plan estratégico; defensivo significa recibir amenazas, agresiones y ver cómo las contiendes, ¡no! los empresarios vemos un plan estratégico en el que se pueda tener, en las conversaciones entre nuestros gobiernos, encontrar oportunidades para desarrollar y profundizar más el modelo económico que México tiene para generar empleos, exportaciones, tecnologías y alianzas.
Significa prepararse en una conversación donde uno pudiera tener ciertos riesgos, pero eso no significa que solo vemos nuestros riesgos, ni tampoco un optimismo exacerbado que nos lleve al exceso de confianza o un catastrofismo que nos paralice y nos encierre.
México debe de continuar en su visión de una nación abierta a recibir inversiones que generen empleos; a generar alianzas; a que las empresas mexicanas puedan exportar a cada vez más países. Que las manos mexicanas de los trabajadores se expresen en productos de calidad que conquisten más mercados.”
Sin mezquindad política
Todos los mexicanos hay que estar unidos, “sin ninguna mezquindad política ni ninguna estrategia egoísta de grupos, es la defensa de los empleos, de las posibilidades de seguir un camino de prosperidad, de atraer inversiones al sur-sureste mexicano que ayude a mayor igualdad y equidad. Con el reto de modernizar y fortalecer las instituciones para hacer cumplir la ley, ese es el camino de prosperidad que tiene México, debemos estar todos unidos en ese sentido”.
“No se debe ver un panorama catastrófico para México, como en todas las situaciones en la historia, hay riesgos y oportunidades, solo hay que tener bien identificadas dónde están esas variables para tener la oportunidad de avanzar más todavía.”
Adecuada prudencia
El gobierno federal está en espera de su organización y sus conversaciones. Después de las conversaciones que tuvo en APEC —Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico— con el presidente de Estados Unidos, ahora sabe muy bien hacia dónde va el acuerdo Transpacífico y las posibilidades del TLCAN, desde la perspectiva de un gobierno que sale. Las conversaciones con un gobierno que entra deben iniciarse en la temática, las reglas y la diplomacia que este gobierno quiera solicitar, porque quienes solicitan abrir conversaciones son ellos.
“Desde la visión gubernamental, nos parece que la prudencia debe estar de parte de los mexicanos. Mientras tanto los empresarios hacemos nuestra agenda, no tenemos los marcos que la diplomacia marca, podemos libremente encontrar aliados, argumentos y variables que ayuden en una conversación para ser exitosos”.