El verdadero espíritu de la Navidad se ha perdido. Muy atrás, en el olvido, quedó la razón de ser de esa fecha: el nacimiento del Redentor, Jesús de Nazaret. Los tiempos que corren “celebran” la Natividad a base de mercancías, ofertas comerciales, bailes, fiestas, comidas, vacaciones…
Parafraseando a un reconocido escritor internacional, la Navidad es hoy una sociedad —aparte del espectáculo— del consumo y se significa por lo que se tiene y no por lo que se es.
Pese a todo, felices fiestas decembrinas.
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