“Trabajar de manera cercana y permanente con la comunidad artística, los promotores culturales, los creadores y la academia”, fueron las palabras que expresó María Cristina García Cepeda, al tomar protesta como nueva titular de la Secretaria de Cultura, el pasado 4 de enero.
Luego de la muerte de Rafael Tovar y de Teresa, las fiestas de fin de año, el efecto Trump y el “gasolinazo”, la designación de García Cepeda quedó empañada y fuera de los espacios informativos. Por ello, la revista Siempre! consultó a escritores y artistas destacados de la vida cultural del país para conocer los retos que tendrá la ex directora del INBA al frente de la Secretaría de Cultura.

FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM
García Cepeda comenzó su carrera en 1970, como directora de Relaciones Públicas del Banco Nacional de Fomento Cooperativo (hoy FONART). Entre las funciones que desempeño, fue coordinadora de Ferias y Exposiciones Internacionales del Instituto Mexicano de Comercio Exterior (IMCE). De 1983 a 1985 trabajó como directora de Fomento Cultural y Relaciones Internacionales del Consejo Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud (CREA). Por seis años se ocupó de la secretaria técnica del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en 1994. A partir del 2000 fue coordinadora ejecutiva del Auditorio Nacional. Antes de tomar la Secretaria de Cultura, desde 2012, fungió como directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Sin embargo, a pesar de contar con más 30 años de experiencia en el ámbito cultural en México, a Maraki, como le llama cariñosamente, la comunidad cultural, con su nuevo cargo, le ha sacado a relucir los “oscuros” en los que se ha visto envuelta. Por ejemplo, empleó para uso personal y de su familia, las instalaciones de la Compañía Nacional de Danza; así como tener oficinas en distintos edificios como el Palacio de Bellas Artes y en la Torre Prisma.
Desde el 2014 se ha cuestionado que la funcionaria no posee títulos ni de licenciatura, ni de maestría, ni doctorado, como se había publicado en las páginas oficiales de la Secretaría de Educación Pública; situación que no se ha aclarado.
Por otro lado, su desempeño no será fácil, pues el país atraviesa por una muy complicada situación económica. Para muchos analistas políticos y artistas, la política cultural será determinante para que los conflictos sociales no se desborden. Por el momento, sólo queda reconocer la extensa trayectoria de la nueva titular de la Secretaria de Cultura, y darle el beneficio de la duda.

Luis Muñoz Oliveira / Escritor
No conozco a María García Cepeda, aunque sé de su larga trayectoria como burócrata de la cultura. Su nombramiento es muestra clara de la idiosincracia nacional: todos rotan. Piensa en los presidentes de los partidos políticos, en Meade y Videgaray, en la élite empresarial, en los funcionarios de la UNAM, en los directores técnicos de la liga MX. El señor Peña Nieto ha mostrado ser una persona que sólo se siente cómoda entre amigos cercanos. Por eso es capaz de nombrar a sus amigos en cualquier puesto, sin importar las repercusiones que esto tenga en la calidad de su gobierno. Alfredo Castillo como Virrey en Michoacán y luego como jefe máximo de la CONADE es una muestra incuestionable de lo que digo.
Dicen que la nueva secretaria de cultura es muy eficiente. Qué bueno, quizá logre mantener a flote la nueva Secretaría de Cultura, que no tiene ninguna prioridad para este gobierno. Lo que no podrá hacer es reinventarla, llevarla al lugar prioritario que debe tener en una sociedad tan desigual como la mexicana: no sólo en términos económicos, también políticos, legales, sociales. El acceso al tipo de cultura que la Secretaría apoya es absolutamente disparejo y las prioridades están puestas en los lugares equivocados. No me quiero extender, pero así podría resumir una buena política con respecto a la literatura, que es del tema que más conozco: menos concursos, menos homenajes suntuosos, menos presentaciones de libros, menos apoyos a los mismos escritores para viajar por el mundo y más bibliotecas físicas y digitales, más talleres de iniciación a la lectura, más mucho más para que los ciudadanos sepan y puedan gozar de la literatura. El reto de García Cepeda, como todo en México, es el quinto partido. Nunca soñamos en grande, por eso somos tan mediocres.

Daniel Lezama / Pintor
Todos en algún momento pensamos que Maraki era el relevo lógico de Rafael Tovar y de Teresa, en parte por su carrera extensa y su cercanía a esta función. El hecho que sea un relevo lógico es porque garantiza experiencia en un puesto complejo, por lo que considero es la persona más capacitada dentro de la estructura de la Secretaria de Cultura.
Estamos en un sistema político histórico, donde cada vez menos se da presupuesto a la cultura, donde la importancia de la cultura a nivel nacional es cada vez menor, esto viene desde hace unos 15 o 20 años, y revertirlo será un enorme reto; Maraki tendrá que hacerlo. Otro reto importantísimo es la defensa del patrimonio, es un gran tema, tiene que defender el patrimonio físico, arquitectónico del país, que depende de INBA y el INAH. Sin embargo, están bajo la tutela de la secretaría.
Maraki no debe permitir más recortes presupuestales a la cultura, estamos en una época de crisis, pero la cultura en sí tiene muy poco presupuesto, seguramente esto la victimaría aun más. En ese sentido, Rafael Tovar y de Teresa hizo muy buena tarea, defendió siempre por ejemplo al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA).
Considero entonces que Maraki es la mejor selección para encabezar la Secretaria de Cultura, confío en que trabajará de manera cercana y permanente con la comunidad artística, los promotores culturales y los creadores.

Susana Iglesias / Escritora
Un escritor no debería preocuparse por un puesto burocrático que acabará tarde o temprano. La burocracia es un aparato apestoso, entorpece los mecanismos de desarrollo social. Los puestos en la burocracia no ayudan de ninguna forma a la cultura. El sistema priísta ha dañado profundamente al país. La Secretaría de Cultura no apoyó al único editor independiente en México: Carlos López Barrios, su editorial fue secuestrada, pese al apoyo que se pidió a la Secretaría, el único comentario: “manténganos informados”, el clásico: “momentito, ahorita, luego, vuelva mañana”, nada nuevo. Carlos no es un hombre que pida apoyos o beneficios, trabaja de forma independiente desde hace más de 35 años, no coedita con ningún aparato estatal, sobrevive pese al atropello. Perdió todo su patrimonio por actos corruptos de la delegación, policías que se negaron a intervenir en diversas ocasiones, GDF e inmobiliarias. Ese es el panorama del país para los ciudadanos, escritores, editores y artistas que no están en círculos del poder. Si Carlos se apellidara Poniatowska o Fuentes, se aplicaría la ley. Moverían mar y cielo para encontrar los objetos que le fueron robados: obras de arte, miles de libros, objetos personales, mobiliario, archivos electrónicos que contienen toda una vida de trabajo. Eusebio Ruvalcaba está gravísimo en el hospital, Secretaría de Cultura debería hacerse presente para sufragar gastos y apoyarlo económicamente. Está en un hospital público, un escritor con la trayectoria de Eusebio debería estar en otras condiciones, las Secretarías de Cultura sin problema alguno, podrían afrontar ese tipo de situaciones, proveer a escritores que lo soliciten de un seguro de gastos y ofrecerles apoyo económico en situación de enfermedad; lo más probable es que Eusebio rechazaría ese privilegio, pese a ello: deberían ofrecerlo. A Samperio lo velaron en el ISSSTE, ¿no es triste?, esa es la situación del escritor mexicano que no está en el poder.
La situación es tensa, los resultados de los programas, son muy pobres, es la forma de vida de muchas personas del medio cultural, cursitos, talleres de bajo nivel, los encargados son los mismos durante años o son amigos de los coordinadores, ese es el grave problema. Muchos programas sólo mantienen a eternos becarios que deberían llamarlos por su nombre: parásitos. Nadie tiene por qué pagarte eternamente una beca mensual para producir: novelas, libros de poesía, ensayo, cuento, obra gráfica, arquitectónica o musical. Nadie tiene la obligación de pagar tu vida bohemia.
Despilfarro de recursos públicos: eje principal de la burocracia. La burocracia cultural necesita sacudirse los huesos de dinosaurio. Las personas que quieren hacer realmente algo por la cultura están dando clases a presos, están en las aulas como maestros con sueldos que no alcanzan a cubrir ni la renta, algunos profesores rurales caminan hasta cinco horas para dar clases en la montaña, conocí a un maestro rural que leía: “El viejo y el mar” de Hemingway a sus alumnos, hombre admirable que se levantaba a las cuatro de la mañana, desayunaba agua del arroyo que transformaba en café aguado, pan horneado en cazuela, lo discriminarían en la ciudad o las universidades por pronunciar: “oístes”, así es el México clasista, la cultura jamás ha sido para todos, es un privilegio, las elites culturales son marcadas, necesitas apellidos o amistades con poder para beneficiarte. Las personas que trabajan por la cultura no están cobrando cheques que provienen de exprimir a la clase trabajadora del país: obreros y empleados de sueldo mínimo que diario hacen 6 horas para transportarse a empleos que les exprimen la sangre, que los dejan muertos, secos.
¿Así que quieres ser escritor?, bien, rómpete el lomo como Bukowski, que estuvo durante años en una oficina postal esperando su baile. No estires la mano, es una pena que sean tan jóvenes y limosneros, tan viejos e inútiles. Las becas son mal entendidas, se trata de apoyos momentáneos, no de una forma de vida. Parásitos durante décadas, eso es el sistema burocrático.

Sidharta Ochoa / Escritora
Creo que las designaciones en México siguen siendo por preferencias políticas del grupo en el poder más que por intereses de un ente tan abstracto y diverso como “el medio cultural”. El problema es cuando el grupo ejerce los recursos de la forma más vertical posible y sin rendición de cuentas.
Leí que tiene escasa preparación académica, que tiene un título como decoradora de interiores, pero que tiene una larga carrera en el ámbito de la burocracia. Lo que me preocupa es que al parecer los artistas preparados que no son burócratas profesionales o intrigantes de “siniestro ministerios” jamás tienen acceso a los puestos de la administración pública. No sé si es bueno o malo pero cuando menos es caricaturesco.
La rendición de cuentas es el gran reto de la señora Cepeda. Cosa difícil en un medio tan diverso como el de la producción cultural. Frente a estas dificultades y grillas, los funcionarios culturales están administrando un recinto público (no privado) y deben ser observados y tener consecuencias cuando cometen excesos (esa es la verdadera democracia), pero pareciera que no hay mecanismos de sanción. Y los artistas son responsables en parte; al menos en la literatura lo veo claramente: buscan las migajas de algún espacio oficial o el visto bueno de algún funcionario y frente a su editor, gestor o maestro son perros sin piedad. No todos desde luego, pero algunos temen reverencialmente a quien los maltrata. Por eso los funcionarios regresan de entre los muertos, a pesar de los excesos comprobados ni responden a las críticas. Están blindados.

Horacio Franco / Flautista
Considero que Maraki es una persona que convirtió al “Coloso de Reforma”, en su gestión como coordinadora ejecutiva del Auditorio Nacional, en el recinto de espectáculos más importante de México, eso no es fácil, eso se logra con mucha disciplina, creatividad y con un buen equipo.
Mucha gente la critica, sé que es una dependencia muy distinta el Auditorio Nacional y la Secretaria de Cultura, pero el haber pasado por Bellas Artes, que es un engranaje total y absolutamente viciado en muchos sentidos, sin olvidar que es virtuoso en muchos otros, es un reto para cualquiera que desea ser director de institutos como es el INBA.
La Secretaria de Cultura implica un reto mayor, y sé que María Cristina es capaz de ello, lo que necesita ahora son dos cosas. Primero, si la Presidencia de este país tuvo el atino de nombrarla, debe tener todo el apoyo. La Secretaria de Hacienda tiene que estar dispuesta a ofrecer facilidades de maniobrar con presupuesto todos los proyectos que tiene en mente, obviamente esto no lo hará sola.
Segundo, María Cristina además de maniobrar con un presupuesto real -no estoy hablando de un presupuesto generoso, sino con facilidad presupuestaria- debe reunirse con gente que en verdad la pueda aconsejar bien, gente que sea total y absolutamente capaz, como lo estaba Tovar y de Teresa con el personal que tenía en la Secretaría.
Por otro lado, si la comparamos con Sari Bermúdez, Maraki tiene mucho más perfil. La gran virtud de Bermúdez, a pesar de haber sido totalmente inepta en su puesto como presidenta de el entonces Conaculta, es que era protegida por gente muy capaz, entre ellos el escritor Saúl Juárez Vega. Gracias a ello, el Conaculta, en el sexenio de Fox, no se vino abajo. Es así como María Cristina debe reunirse con esa clase de gente para que en verdad sea una secretaria eficiente, con un signo y una línea de conducta.
Entre los retos más importantes que debe atender Maraki, es la Ley General de Cultura, se debe aprobar en los dos años que quedan de este sexenio; sería una de las pocas secretarías que funcionarían sin ningún tipo de escándalo. Quizás puedo asegurar que hasta el momento, la Secretaria de Cultura es la única que se salva del tan incendiado e injusto gobierno que hoy tenemos en México.

Eve Gil / Escritora y periodista cultural
Conozco muy poco, casi nada a la señora Cepeda, pero tengo entendido que tiene mucha experiencia en asuntos relacionados con política cultural. Celebro que no se haya “colado” uno de esos personajes nefastísimos que se caracterizan por vivir a expensas del gobierno.
Los méritos, como ya he dicho, es su amplia experiencia que esperemos sepa aplicar a este cargo tan importante. Espero, sobre todo, que sea muy cautelosa en cuestión de gastos y de la calidad ética y moral de algunas personas que ocupan cargos importantes dentro de la cultura oficial, sin mérito alguno y, lo peor, abusando de sus privilegios.
El gran reto de la señora Cepeda es reestructurar a fondo el Sistema Nacional de Creadores que se ha transformado en el botín de un grupúsculo de intelectuales de ultra derecha que se han enriquecido de manera escandalosa a costa de este programa al que, se supone, deberíamos tener acceso todos los creadores, sin importar tendencias ni ideologías ni relaciones públicas. Me preocupa porque estos “apoyos” se pagan con nuestros impuestos, y considero que, de seguir funcionando así, esos recursos debieran ser canalizados a causas mejores y más urgentes como educación y salud, y que cada quien se rasque con sus uñas.
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