MARTHA TAGLE MARTÍNEZ*
Ayer, 21 de enero, un día después de la toma de protesta de Donald Trump como el Presidente número 45 en la historia de Estados Unidos, miles de mujeres y aliados salieron a las calles como parte de la manifestación denominada “La marcha de las mujeres en Washington” (Women’s March on Washington), la cual busca, a través de un llamado de unidad frente a los crecientes mensajes de misoginia, odio hacia las minorías y lo diverso, lanzar un fuerte mensaje al gobierno entrante y al mundo entero respecto a que “los derechos de las mujeres también son derechos humanos“.
Es necesario destacar que los principios y valores de esta marcha hacen hincapié en el reconocimiento de la diversidad y desigualdad existente entre las mujeres, por lo que visibiliza la urgente necesidad de garantizar todos los derechos para todas las mujeres, entre los que destacan: una vida libre de violencia; el alto a la brutalidad policíaca por razones de género y raza; la libertad reproductiva, protección de los derechos de la población LGBTTTI; derechos laborales como: a igual trabajo, igual salario, prestaciones sociales, derecho a la organización y defensa por un salario digno.
Aunado a ello, dentro de los derechos enlistados en sus documentos base, se encuentran los derechos civiles, derechos de las mujeres con discapacidad, de las migrantes; así como el derecho a contar con aire, agua limpia y la necesidad de frenar la explotación desmesurada de los recursos naturales; lo anterior frente al contexto adverso que representa la llegada del nuevo gobierno en Estados Unidos y, el eco que el discurso de Donald Trump ha llegado a tener en diversas esferas de la sociedad en aquel país y en otras latitudes.
Por tal razón y dada la necesidad de alzar la voz como un movimiento global, esta iniciativa sumó el apoyo de más de 616 marchas en todos los continentes, destacando que en nuestro país se registró la organización de, al menos, quince marchas[1] en once entidades.
Como movimiento, la marcha que se llevó a cabo en Washington y en cientos de lugares, nos recuerda que hoy más que nunca debemos estar unidas frente a los mensajes y acciones que perpetúan estereotipos, prejuicios, sexismo y misoginia, toda vez que – como lamentablemente lo hemos constatado – hay una escalada de violencia contra las mujeres y niñas que debe ser atendida por parte del Estado, pero también se necesita la suma de voluntades por parte de la sociedad, un cambio cultural resulta pieza clave para poder garantizar el ejercicio de nuestros derechos en ambientes libres de violencia.
*SENADORA POR LA CIUDAD DE MÉXICO
TWITTER: @MarthaTagle
[1] Ajijic, Jal., La Manzanilla, Jal., Chetumal, Q.Roo, Mazatlán, Sin., Ciudad de México, Mérida, Yuc., Oaxaca, Oax., Playa del Carmen, Q.Roo., San Miguel de Allende, Gto., San Pancho, Nay., Todos Santos, BCS, Loreto, BCS, Zihuatanejo, Oax., Campeche, Camp., y Tuxtla Gutiérrez, Chis.