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Tenemos que empezar a negociar con las empresas y sacar también los dientes.
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Entrevista con Francisco Suárez Dávila | Exembajador de México en Canadá
Irma Ortiz
Luego de que Donald Trump protestara como presidente estadounidense, firmó la acción ejecutiva para implantar las medidas en materia de inmigración y la construcción del muro que separa a México de su país; de inmediato se disparó la tensión entre los dos países, lo que obligó al presidente Enrique Peña Nieto a declarar que nuestro país no pagaría el muro y luego a cancelar la visita programada a Washington para negociar el TLCAN.
Y es que en cascada se dieron los tuits del bully Trump: ¡si no van a pagar el muro, mejor cancelar el encuentro! Luego el portavoz de la Casa Blanca señalaría que se impondría un impuesto de 20 por ciento a las importaciones mexicanas.
En México, diversos sectores ya se habían pronunciado por la cancelación del encuentro, decisión que fue tomada hasta este jueves por el gobierno, que hoy se enfrenta a la incertidumbre y el revuelo cambiario ante las decisiones de un mandatario que gusta de provocar e incendiar la relación con nuestro país. El diario español El País recordó que México no está solo, que tiene de su lado a los alcaldes más importantes de Estados Unidos y que era necesaria una voz clara y alta por parte de Europa y de la comunidad iberoamericana.
Para el exembajador de México en Canadá Francisco Suárez Dávila, es momento de un diálogo al más alto nivel entre los gobiernos de México y Canadá, ya que este país aún no toma decisiones políticas definitivas en materia del TLCAN. Asegura que se deben acabar las ambigüedades con Trump, y si insiste en un muro de oprobio, es mejor salir del acuerdo comercial y movilizar el país, como lo han hecho muchas naciones en situaciones difíciles, para salir adelante.
Es fundamental un acercamiento del gobierno mexicano con el gobierno canadiense. Hubo la llamada telefónica del presidente Peña con Trudeau, y es un avance. Los ministros mexicanos se han comunicado con sus contrapartes canadienses; la embajada de México en Canadá hace su parte, pero es fundamental mayor comunicación. Y es que en la prensa se ha dado un poco al amarillismo, y declaraciones o pronunciamientos a veces inconsistentes por parte del gobierno canadiense. Me reiteran fuentes allá que hasta ahora no existe ninguna posición oficial, como se ha dicho, de que Canadá abandona el TLCAN y se va por un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos como sucedió en 1987.
El embajador de Canadá en Estados Unidos, David Mac Naughton, dijo que había que regresar al bilateralismo de 1987 y está en su papel de dar atole con el dedo, pero todavía no hay una posición oficial, por eso urge que México platique al más alto nivel con los canadienses.
Fue muy buena señal el artículo del embajador de Canadá en México, Pierre Alarie, atestigua afecto y es importante. Hay gente en México que ignora que hay un fuerte apoyo de empresas canadienses, las más importantes, tienen mucho interés e inversiones en México, la Grand Bombardier, la gran empresa aeroespacial de Querétaro, cadenas productivas, empresas automotrices como Mazda, uno de los grandes empleadores en México tiene muchas plantas de partes automotrices en México.

Las empresas automotrices están diciendo no se pueden romper las cadenas productivas, son muy importantes y hay que defenderlas; el sector energético canadiense está muy interesado, en infraestructura, ductos, tenemos aliados.
Cosa de recordar, me lo dijeron a mí cien embajadores, hubo dos casos en que, al actuar juntos México y Canadá, se revirtieron decisiones americanas:
Uno, todavía siendo embajador, hace dos años. Los americanos nos impusieron una medida llamada “certificado de origen”, una medida proteccionista en el sentido que se etiquetara la carne canadiense como “canadiense”, la mexicana como Made in México, con la clara idea de que el comprador dijera: si no es carne Made in USA, no la compro.
Demandamos juntos ante la OMC, Estados Unidos no quería cumplir la decisión, finalmente la OMC dijo: si no cumple Estados Unidos, se toman medidas de compensación, y Canadá y México ya teníamos preparada una lista, y ¡oh, sorpresa!, Estados Unidos cambia su decisión, elimina la medida.
Dos, Estados Unidos y Japón hacen un madruguete en la parte final de la negociación del TPP, Japón pide que se reduzca el contenido local norteamericano de un automóvil que en el TLCAN es de 63 por ciento, los japoneses piden bajarlo a 30 por ciento, para meter proveedores asiáticos. Estados Unidos le da gusto y baja el contenido de un coche hecho en Norteamérica, que podía tener partes locales a 30 y no de 60 por ciento.
Cuando piensan que se da el acuerdo a nivel de ejecutivos en Hawái del TPP, México y Canadá dicen: no firmo, no estoy de acuerdo con el madruguete. Y no se firmó el TPP, lo que paró los pelos de punta a los japoneses y sobre todo a los americanos, que vuelven y negocian. Cuando se firma en Atlanta el acuerdo, es ya un mejor acuerdo, no de 60 ni de 30, sino de 45 por ciento. Cuando México y Canadá actúan juntos revierten esas decisiones, y son muy conscientes los funcionarios canadienses de alto nivel, de que somos necesarios.
Obviamente Canadá tiene que negociar directamente con Estados Unidos pero no quiere decir ni que abandone el TLCAN, ni que se va a hacer una conspiración México-Canadá, no quiere decir que Trudeau tenga la posición de abandonar el TLC y que se vaya por un acuerdo bilateral. Hay muchos temas que van a tener que negociar directamente con Trump y están conscientes de que mientras mantengan una buena relación, mientras que nosotros somos el chivo expiatorio, el flanco de ataque, ellos defenderán sus intereses y su tradición.
Caja de Pandora
Lo que ha dicho Trump es: queremos renegociar el TLCAN, haremos una serie de replanteamientos, y si no los aceptan, nos salimos. No sé si el muro lo metan en esa canasta, pero si separan el TLCAN del muro y dicen: vamos a renegociar el tratado, habría que ver qué entienden por renegociar. Los temas que han avanzado es negociar reglas de origen y mecanismos de solución de controversias, lo importante es que podemos renegociar el TLCAN, si está relativamente acotado.
Sin embargo, si abrimos una caja de Pandora y entra ahí todo lo que se les ocurra a los americanos, quién sabe qué cosas van a sacar, es muy riesgoso y hay que ver los tiempos.

Escenarios
El pasado miércoles Trump firmó la acción ejecutiva del muro y a la vez hizo comentarios positivos hacia México, que había que trabajar juntos. La decisión del presidente Peña de que no aceptaría el muro y consultaría al Senado y a la Conago sobre la reunión con el mandatario estadounidense fue bien recibida incluso por comentaristas muy críticos. Frente a la firmeza del presidente Peña, el bully de Trump dijo: ¡si no van a pagar el muro, ni vengan! Y es que esto es un juego de pókar, es la bravata, la bravuconada, y el presidente hace muy bien en no ir en estas condiciones a una reunión con Trump.
Observo tres escenarios:
El primero es el de urgencia, renegociar el TLCAN si está acotado pero en la realidad es mejor hacer acuerdos complementarios sobre una serie de temas que han quedado pendientes para modernizar el TLCAN, como el comercio electrónico, estándares laborales, ambientales, telecomunicaciones; es una visión de corto plazo.
En la segunda, de mediano plazo, tiene razón el presidente Peña, hay que abrir la negociación no nada más hacia comercio y el TLCAN, hay que ver todos los temas de principio a fin. Los temas que aceptó Trump eran migración, TLCAN y seguridad en la frontera, los definió a su manera. Ahí era: vamos a ver los flujos de armas, de lavado de dinero, ver la parte de Centroamérica y el Caribe, los flujos migratorios de terceras personas, energía, etcétera.
Si abrimos la agenda para redefinir la relación, estaría América del Norte actuando unida, no dividida y fracturada, ya que es la región más poderosa del mundo. Tenemos todo, energía, y en lugar de ponernos muros, trabajemos para fortalecernos, el enemigo no somos nosotros, los enemigos están afuera: los chinos.
La tercera, la más importante: ir a la lógica. Plantearnos la pregunta, ¿es consistente que exista un acuerdo de libre comercio y de integración económica con Estados Unidos, que nos considera como socios y por otra parte nos impone un muro de oprobio, de separación de dos países, como el Muro de Berlín. Decir: no los queremos porque es otra cultura y vamos a encerrarnos porque ustedes no nos convienen. Eso no es compatible.
Si construyen un muro de concreto que se convierte en símbolo de rechazo, de división y oprobio, no es consistente con una asociación y debemos de salirnos, rechazar y derogar por nuestra parte el TLCAN.
Campaña de movilización
El gobierno debe realizar una campaña de que esta decisión no sería el fin del mundo. Antes de formar parte del TLCAN, teníamos un comercio intenso con Estados Unidos, hoy muchos países no tienen TLC y tienen un comercio intenso con la Unión Americana; no pasa nada si regresamos a la Organización Mundial de Comercio. Tenemos aranceles bajos pero si esa situación lo que hace es provocar, hay que movilizar la calle, que se movilice el nacionalismo, la unidad nacional.
El presidente tiene una gran oportunidad para realizar un gran acuerdo para la unidad nacional con todas las fuerzas políticas y económicas y decir: ¡nos salimos del TLCAN! ¿Qué significa?, trabajar hacia adentro.
En la Segunda Guerra Mundial, por razones diferentes, no pudo haber flujo de comercio, bienes de consumo, porque estaban dedicados a la guerra, a hacer uniformes y armas. No había bienes intermedios, no había bienes de capital, para elementos prácticos ya no podíamos traer productos de Estados Unidos.
¿Qué pasó? Sustituimos importaciones y fue el gran periodo de gran desarrollo industrial del país. Algo de eso pasaría ahora y hay que prepararnos, habrá vulnerabilidad, pero es la gran oportunidad. Lo que pasó hoy es muy grave y nos obliga a redefinir nuestra política exterior y la política económica del país, unirnos a nuestros aliados, entre ellos Canadá.
Hoy se anunció que renuncian en pleno los altos funcionarios del Departamento de Estado; el problema se llama Trump, un populista ignorante, con un ego del tamaño del mundo, un bully y eso no es Estados Unidos. Es el presidente y las empresas tienen que negociar con él, hacer concesiones, pero tenemos como aliados a veintitantos estados de los que somos primero o segundo socio comercial.
No recibir productos agrícolas mexicanos, romper cadenas productivas o no tener trabajadores mexicanos que levanten sus cosechas es un serio problema, puede cerrar una empresa pero romper una cadena productiva ya es otra cosa. Significa que Estados Unidos con su mano de obra cara y dislocada puede producir automóviles para su consumo interno pero no va a poder exportar.

Reunión Peña-Trump
No puede haber una reunión de presidentes en las condiciones actuales, aunque ya vimos como están reaccionando los mercados cambiarios, pero así no se puede negociar. Debemos esperar a que las cosas se asienten, que se movilicen nuestros aliados. Es un asunto muy serio, ya el Departamento de Estado, sus funcionarios ya reaccionaron, renunciando; además no tiene gabinete todavía, ¿con quién negociamos?, una reunión de dos presidentes en esas condiciones, imposible; ni aceptar el muro como lo dijo el presidente Peña y mucho menos aceptar financiarlo.
¿Quieren negociar el TLCAN?, primero dime qué quieres, porque si sales con alguna batea (de babas), ni negociarlo, no vale la pena. Si nos salimos del TLCAN, hay que preparar la industria y al público mexicano de que esto sería un poco el escenario de la Segunda Guerra Mundial y hay que defendernos con nuestras propias armas y extender rápidamente las relaciones con todo el mundo.
Es una situación muy peligrosa, muy delicada, pero la amenaza externa siempre es un factor de unidad nacional y tenemos que empezar a sacar las uñas. Decirles a las tiendas de autoservicio que paren las importaciones de carne americana y privilegien lo nuestro así como todos los productos mexicanos. Tenemos que empezar a negociar con las empresas y sacar también los dientes.
