MARÍA DEL ROCÍO PINEDA GOCHI*
El mundo se convulsiona frente a una oleada de cambios tecnológicos, científicos, políticos, sociales, culturales y económicos, donde la globalización y la interconexión digital cambian a grandes pasos las formas de interrelación de las sociedades en todos sus ámbitos. Paralelamente a estas transformaciones, los modelos económicos, los sistemas políticos y las ideologías han acumulado suficiente evidencia empírica y operativa, que a la distancia, es posible evaluarlas y cuestionarlas.
El Neoliberalismo es un claro ejemplo de ello, cuyas premisas sobre: que la libertad individual debía prevalecer sobre la justicia social; que la privatización de los servicios públicos los haría mejores; que la desregulación de los mercados generaría mayor riqueza; y que la competencia entre personas debía ser la fuerza que guiara a la humanidad. En la mayoría de los países que las aplicaron a cabalidad –tanto desarrollados, como en vías de desarrollo–, generaron en mayor o menor medida, desigualdad, concentración de la riqueza, marginación y pobreza, degradación intensiva de los recursos naturales, afectaciones a la salud, etcétera.
A esta etapa global, algunos interesados en la materia la han denominado como “crisis o fin del neoliberalismo”, donde se ha generalizado un fenómeno a escala global, que mediante algunas decisiones polémicas e inéditas se hace manifiesto un descontento social y la exigencia de cambiar el statu quo y romper el establishment (grupos en el poder, gobernantes, instituciones gubernamentales, empresarios y corporativos trasnacionales y medios de comunicación).
El voto del Brexit en el Reino Unido, el rechazo de las reformas de Renzi en Italia, la creciente simpatía en Europa por los partidos de ultraderecha (como el Frente Nacional francés, el partido Alternativa para Alemania, el Partido de la Libertad holandés y la Liga Norte italiana) y la llegada controvertida del Republicano Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, tienen como común denominador el regreso de las políticas populistas y nacionalistas, matizadas por propuestas que prometen hacer cambios radicales al sistema.
"El muro no es entre México y EE UU, sino entre este país y América Latina”https://t.co/8Bw91NIjtY
— José Miguel Vivanco (@JMVivancoHRW) January 27, 2017
En este mismo contexto, Latinoamérica y el Caribe viven momentos de redefinición, pagando en algunos casos los costos de sus decisiones políticas, y regresando a gobiernos ideológicamente contrarios a los salientes. Adicionalmente, la reorientación que se está dando en las relaciones hemisféricas, la amenaza del proteccionismo y el creciente populismo afectará de manera importante la búsqueda de oportunidades comerciales para impulsar y consolidar un crecimiento sostenido, tras dos años de desaceleración regional.
Con la llegada de Trump, estos esfuerzos se verán truncados. En el caso de México, Chile y Perú, el retiro de EEUU del Acuerdo de Asociación Transpacífico afecta las expectativas de crecimiento de estos países y de la región. Por lo cual, se vuelve fundamental voltear ver la zona asiática para fortalecer las relaciones con países como China, Corea del Sur, Indonesia, Taiwán e India. Es importante destacar que actualmente China es el mayor destino de exportación de Uruguay, Brasil, Chile y Perú, y el segundo de Argentina.
En este sentido, en el marco de realización Foro Económico Mundial para América latina 2017, del cual Argentina será el país anfitrión, será fundamental que los países participantes tengan en su agenda temas en materia de: desarrollo e integración regional (hacia adentro e intrarregional); elementos y estrategias para la cuarta revolución industrial y tecnológica; diversificación comercial con las principales áreas de influencia económica; medidas y políticas encaminadas al fortalecimiento de los mercados internos, por mencionar algunas.
En la medida que tengamos la capacidad de instrumentar como región una estrategia conjunta, podremos aprovechar a nuestro favor las coyunturas y reacomodos globales, anticipando y participando con mayores elementos en el concierto mundial.
*SECRETARIA DE LA COMISIÓN DE RELACIONES EXTERIORES AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, DEL SENADO DE LA REPÚBLICA
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